Asamblea Nacional, país

En días recientes se han emitido señales claras acerca del rumbo que está tomando el país. Desde la amnistía a un centenar de perseguidos y presos políticos, hasta cambios en algunos partidos; pasando por agrios enfrentamientos entre miembros de la oposición, e incluso –aunque más calladamente- dentro del propio régimen, hoy el teatro en el que se escenifica la batalla entre democracia y autoritarismo, es distinto.

La preguntas que se repiten desde hace una semana en las redes y diferentes medios, y que el podcast Análisis Político intenta dar respuesta, son: ¿quién gana con esas jugadas?, ¿Henrique Capriles o Juan Guaidó? ¿Cómo quedan los principales actores políticos en este escenario? ¿Y el camino de la negociación? ¿Se podrá retomar o rescatar el esfuerzo de la mediación noruega?

Para escuchar el podcast completo:

#ENPodcast Análisis político con Benigno Alarcón | @Politikaucab

Análisis Político

¿Quién gana con la liberación de presos políticos, la habilitación de algunos partidos opositores hasta ahora imposibilitados para postular candidatos o con la sentencia del TSJ que revirtió la medida que daba el control de Primero Justicia a dos de sus miembros?

«La respuesta es que gana el gobierno, pues abona a favor de su objetivo de dividir a la oposición, a la opinión pública nacional y a la comunidad internacional, mientras avanza en la ruta de materializar una elección el próximo 6 de diciembre con condiciones que permitirán calificarla como pluripartidista (con más de 100 partidos participando) y competitiva (con más de 13.000 candidatos inscritos)», indicó Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.

«Si bien el régimen ha otorgado algunas concesiones, y posiblemente se continuarán otorgando en la medida que se acerque el mes de diciembre, ninguna de esas concesiones le generará ninguna incertidumbre al régimen sobre sus resultados finales», señaló.

«Sigue estando claro que Maduro y sus aliados, incluido el sector militar, necesitan materializar una elección el 6 de diciembre que les devuelva el control de la Asamblea Nacional para que, una vez que se instale un nuevo gobierno en los Estados Unidos, como hasta ahora pareciera ser el caso, este encuentre un escenario político nacional totalmente distinto que le obligue a entenderse, o al menos a considerar al gobierno y a otros actores más amigables para el régimen en el lado de la oposición», agregó.

La transición en el país

«La realidad es que, al día de hoy, la oposición pareciera haberse quedado sin estrategia para lograr una transición política», aseveró Alarcón.

«Ni la abstención por sí sola, ni las fantasías sobre intervenciones militares extranjeras, o la participación en esta elección parlamentaria, constituyen estrategias creíbles para lograr una transición democrática, ni aportan en tal dirección», dijo.

Señaló que urge un acuerdo que reúna a los liderazgos democráticos en torno a una estrategia compartida cuya factibilidad, probabilidades de éxito y apoyo mayoritario, depende de que todos estén dispuestos a cooperar, renunciando temporalmente a las apetencias personales por el liderazgo, que nos han mantenido durante años en una especie de dilema de prisionero entre partidos y dirigentes de oposición.

La jugada del régimen

La jugada del régimen durante las dos últimas semanas se ha centrado en poner a la oposición en jaque mediante la generación de lo que puede ser su mayor fractura en los últimos 20 años, al incentivar a través de compromisos y concesiones, el apoyo de Capriles a la participación en la elección parlamentaria y la inscripción de 260 candidatos a diputados a través de la tarjeta de su partido, La Fuerza del Cambio, explicó Alarcón.

Dijo que se está en un escenario de autocratización que aleja de manera significativa de cualquier posibilidad de que se concrete una transición democrática en el corto plazo. «Esto obliga a las fuerzas opositoras a definir un rumbo distinto para evitar su desintegración y retomar el impulso para conseguir los cambios que el país espera», puntualizó.

«El resultado más probable es que a partir del 5 de enero el país quede en uno de sus vacíos institucionales más importantes. Sin presidente ni Parlamento reconocidos por una parte importante del mundo democrático, con un gobierno considerado como de facto controlando una red institucional que no goza de legitimidad, y un gobierno interino reconocido por varios países democráticos y el control sobre algunos activos de la República. A ello se suma una posible crisis de representatividad en la oposición, cuya reversión puede resultar complicada», subrayó.

«Esto obliga a la oposición a replantearse sus estrategias con carácter de urgencia», concluyó.

Alianza

Este podcast ha sido posible gracias a una alianza entre El Nacional y El Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.

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