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Con la llegada de la pandemia por el covid-19, el mundo entero, incluyendo Venezuela, ya está buscando un acceso a la vacuna que inmunice a la población. En el caso del país, anteriormente el régimen de Maduro anunció un acuerdo con Rusia para recibir 10 millones de vacunas Sputnik V. La entrega se haría en el primer trimestre de 2021 y se afirmó, además, que la inoculación masiva comenzaría en abril.

Sin embargo, Virgilio Vásquez, directivo de la ONG local Médicos Unidos, afirmó que el problema de Venezuela va más allá de contar con infraestructura y equipos para soportar la cadena de frío que necesita la vacuna.

«La vacuna no solo tienen que llegar a los grandes hospitales, sino también a los ambulatorios de poblaciones remotas en Venezuela. Pero incluso dotando a los centros de salud de equipos que hoy no existen, tendrías el grave problema eléctrico. Hay regiones en las que la luz se va por horas todos los días», sostuvo Vásquez.

Este especialista en procesamiento de datos epidemiológicos denuncia también que a la falta de vehículos con el acondicionamiento necesario se suma la dura escasez de gasolina que hay en el país.

Una dificultad común

La dificultad de llevar la vacuna a la población no solo ocurre en Venezuela sino que se extiende por todos el continente. Latinoamérica tiene regiones recónditas e impenetrables, megalópolis y villas sin servicios básicos; selvas tropicales, alta montaña, desierto, fenómenos naturales devastadores y unas economías duramente golpeadas. Un conjunto de circunstancias que no facilitarán vacunar a la población contra el coronavirus.

Por si fuera poco, la región más castigada por la pandemia no es ajena a la desconfianza que genera la vacuna. Esto es producto de la desinformación.

El transporte «a los sitios alejados de grandes ciudades y a barrios, con la conservación de la cadena de frío» será el primer reto. Sin embargo, también lo será contar con recursos humanos capacitados para el manejo adecuado de las vacunas, aseguró a la AFP el epidemiólogo colombiano Carlos Trillos.

La región ya experimentó un aperitivo de lo que será la campaña de vacunación tratando de llevar las medidas contra el coronavirus a 3 millones de indígenas esparcidos por la Amazonía. En esta zona se debe cubrir un territorio de 7,4 millones km2, casi siete veces el tamaño de España.

Desafiante y costoso

Mientras el mundo festeja los primeros resultados, los gobiernos de la región buscan finiquitar planes para inmunizar a la mayoría de sus habitantes. El proceso será «desafiante y costoso«, estimó el subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa.

Unos 12,5 millones de los 630 millones de latinoamericanos se infectaron por coronavirus y al menos 435.000 murieron, un tercio del total de las víctimas mortales de la epidemia en el mundo. Así lo reveló un balance realizado por AFP basándose en informaciones oficiales.

La OPS espera distribuir vacunas en la región entre marzo y mayo de 2021 a través del Covax, un mecanismo implementado por la Organización Mundial de la Salud. De esta forma se quiere garantizar un acceso equitativo en una carrera en la que las naciones emergentes tienen las de perder.

Todos los países de América Latina y el Caribe mostraron interés en adherirse al Covax. Sin embargo, algunos carecen de capacidad para comprar las vacunas, detalló Barbosa.

Pero este instrumento proveerá dosis para alcanzar solamente a entre 10% y 20% de las poblaciones, por lo que muchos gobiernos firmaron aparte acuerdos bilaterales con laboratorios.

La vacuna se administrará de forma gratuita. En una primera fase, las campañas se destinarán a profesionales de la salud, trabajadores esenciales y, en algunos casos, personas mayores o con condiciones que generen mayor riesgo.

Justo cuando experimentan contracciones históricas por el impacto de la pandemia, las economías latinoamericanas han tenido que destinar importantes sumas de dinero a esas precompras.

Países de menores ingresos como Bolivia, Haití, Guyana y varias islas del Caribe apuestan a su condición de elegibles por el Covax. Se le suman El Salvador, Honduras y Nicaragua, fuertemente afectados por el paso de los ciclones Iota y Eta.

Las últimas proyecciones del Covax estiman que solo vacunar a 20% de la población de la región costará más de 2.000 millones de dólares.

Una logística compleja

Almacenar y distribuir las vacunas se perfila como el principal obstáculo.

Entre las que puntean en la carrera, las de Pfizer/BioNTech requieren mantenerse conservadas a 70°C bajo cero. Esto restringirá su administración a las grandes urbes, estiman expertos.

Mantener la cadena de frío «es un desafío para todos los países», señaló Barbosa. Pero «hay más de 100 vacunas en desarrollo. Las otras que están más cerca de concluir los ensayos clínicos utilizan la misma cadena de frío que los países ya utilizan«. Es decir, rangos de -15°C a -25°C o de 2 a 8°C.

Argentina, que firmó acuerdos que le garantizan hasta ahora la vacuna para 28 de sus 44 millones de habitantes, desplegará a las Fuerzas Armadas para encargarse de la logística de la operación.

Crisis y desinformación

Perú, el país latinoamericano con más muertos por millón de habitantes (1.081), atraviesa además una severa crisis institucional. El país se aseguró hasta ahora 9,5 millones de vacunas y negocia con laboratorios para cubrir a 24,5 de los 31 millones de peruanos.

En Brasil, con 212 millones de habitantes y un excelente programa de vacunas «gratuito y con capacidad de alcanzar las áreas más remotas», los obstáculos podrían provenir de «la postura del presidente» Jair Bolsonaro.

El mandatario demostró varias veces escéptico de la pandemia. Además de “la eventual resistencia de la población» a vacunarse, dijo a la AFP Natalia Pasternak, doctora en microbiología por la Universidad de Sao Paulo (USP) y presidente del Instituto Questao de Ciencia.


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