Cuare
El canal que construyó Lake Blue

Desde hace cinco años una nueva herida mortal presenta el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, en Falcón. Su acción es lenta, pero progresiva. Se trata del incremento de la salinidad y sedimentación en la albufera sur debido al canal que construyó la empresa de desarrollo turístico Lake Blue en 2018. La incisión rompió el equilibrio que hubo durante años.

Fue en 2016 cuando en este santuario se produjo un primer daño con la instalación de un tendido eléctrico de 12 kilómetros en el terraplén de la carretera el Cruce y Chichiriviche.  La consecuencia fue la muerte masiva de la avifauna de la zona.

El Refugio de Fauna Silvestre de Cuare está ubicado en el sureste del estado Falcón y colinda con el Parque Nacional Morrocoy. Se divide en la parte continental y la insular y consta de cuatro áreas: el golfete de Cuare, el cerro de Chichiriviche, las albuferas y los cayos.

El Refugio de Fauna Silvestre de Cuare fue creado el 31 de mayo de 1972 y es el primero que fue declarado en la lista del Convenio Ramsar, el cual promueve acciones nacionales y de cooperación internacional para la conservación y uso racional de este tipo de ciénagas.

Alberga aproximadamente 300 especies de aves, reptiles y mamíferos en peligro de extinción.

Cuare
Apertura del canal en el Refugio de Cuare donde el mar penetra en la albufera sur y ha aumentado la salinidad

El Refugio de Fauna Silvestre de Cuare

Dos expertos describieron la situación de riesgo y peligro que existe por la construcción del canal de control de inundaciones y de los daños ambientales que ha ocasionado.

Aldo José Peñaloza, ambientalista y arquitecto paisajista, expuso que en el sector Tibana, hacienda El Torito, fue donde se planificó la construcción de un canal, “supuestamente, de control de inundaciones para liberar la acumulación de agua”.

Peñaloza duda que esta obra tenga el fin mencionado y, por el contrario, cree que se trata de un canal de navegación: “El canal lo construyó la empresa de desarrollo turístico Lake Blue. Se desarrolló a lo largo de kilómetro y medio hacia el golfete de Cuare. Este canal tiene un aproximado de unos 20 o 25 metros de ancho. No sabemos la profundidad, pero es lo suficiente para la navegación”.

Fue uno de los tantos activistas ambientales junto con miembros de la sociedad falconiana que protestaron y lograron la paralización de la obra.

“Consideramos que era un riesgo, una amenaza, un peligro, para lo que está aquí involucrado ambientalmente hablando. Tenemos una zona Ramsar, de protección, un refugio de fauna silvestre como es Cuare”, advirtió.

Explicó las consecuencias y una de ellas es el aumento de la salinidad en el golfete de Cuare, “que es el centro del núcleo de procreación de muchas especies marinas, vegetación, manglares y altera todo el equilibro, todo el ecosistema. Toda la parte ecológica, que tomó miles de años para que eso se formara acá. Una vez que avanza el daño que está incidiendo en este sector, llegará un momento que será irreversible”.

Llamó a resarcir la afectación y darle oportunidad a la naturaleza para que de nuevo brinde sus bondades.

La primera denuncia la hicieron en abril de 2018 en la Cámara Municipal de Iturriza, localidad a la cual pertenece Chichiriviche. Se pidió a la alcaldía, que estaba al mando de Miguel Yánez, una investigación: “Fue durante este mandato que se otorgaron los permisos, aunque estos vinieron del Ministerio de Ecosocialismo y nunca se encontró la firma del alcalde. Solo se presentó un estudio de impacto ambiental, pero después de haberse iniciado la construcción del canal. Esto fue junio o julio de ese año”.

Debido al cambio de gobierno municipal otra vez se presentó la denuncia ante el nuevo mandatario local, Efrén Borges, (PSUV), quien dio acceso a los documentos que tenían pero no permitió sacarle copias. “Simplemente nos dejaron ver”, dijo.

Los documentos no tenían membrete ni firma de la empresa Lake Blue ni de la alcaldía y tampoco del Ministerio de Ecosocialismo ni de Inparques, aunque este último organismo no tiene competencia ni jurisdicción en el problema; sin embargo, de alguna manera lo toca, porque lo que afecta a Cuare va a repercutir en el Parque Nacional Morrocoy.

“Los cayos desaparecerán como los conocemos y los corales vivos como tales van a morir”, alertó el arquitecto paisajista.

Si bien es cierto que la construcción del canal no siguió avanzando, también lo es que el daño ambiental prosigue. Fue en 2020 cuando el Ministerio de Ecosocialismo tomó cartas en el asunto luego de la recepción de una misiva de los denunciantes.

Las autoridades ministeriales procedieron a integrar a un grupo de expertos para evaluar el impacto negativo sobre el ecosistema. Ese equipo trabajó por año y medio bajo la dirección del Departamento de Biodiversidad Biológica del Ministerio de Ecosocialismo. La directora era entonces la licenciada Karelis Díaz, también había profesores de la UCV y la UCLA, gente altamente calificada.

Se decretó la paralización de la obra, pero no se ha hecho el cierre del canal. La conexión del canal hacia el golfete sigue abierta y causando daño.

Peñaloza relata que hubo presión social a favor de continuar la construcción del canal. Fue gente manipulada e infiltrada por Lake Blue en la sociedad de Tibana. Habitantes de la zona se beneficiaban con los trabajos en el canal, los camioneros y los dueños de cisternas en los que transportaban el material extraído del canal. Según su opinión, la empresa hizo jornadas médicas, se inscribieron cerca de 550 personas y hubo un resultado dudoso: encontraron 70 niñas con condiciones especiales.

Para el experto esa cifra es imposible con ese universo de personas.

“El canal sigue abierto, no concluyeron, se llevaron las máquinas porque iba a tener un costo político. Entonces se paró la intervención”, afirmó.

En consecuencia, el canal cercena la entrada de agua dulce del cañón Tibana, que alimenta la albufera sureste, que es esencial para el desarrollo de los manglares porque le está alterando el equilibrio de salinidad que pueda tener la albufera y que es necesario para que se reestablezca el manglar.

“La salinidad que hay en el canal es mortal, es bestial. No tiene alimentación de agua dulce para dar el equilibrio que necesitan los manglares. Se observó cierta de mortandad de manglares que no floreció como los del otro lado, donde habían intervenido las máquinas, pero empiezan a florecer”, señaló.

A juicio de Peñaloza, es necesario cerrar el canal y recuperar la afectación que hicieron por el golfete, porque ahora esa pluma de sedimentación se extiende unos cuatro kilómetros debido a la sequía. Pero cuando llegue la temporada de lluvias, la sedimentación llenará el golfete de Cuare y morirán todos los organismos y microorganismos, entre ellos las ostras. En esa zona hay nueve bancos de ostras, y además el agua se enturbiará.

En la albufera sur anidan aves migratorias

Rotura de la cadena ambiental

“Cuando se draga para hacer el canal parte de toda el agua de la albufera se viene hacia el canal y como consecuencia se secan las albuferas, convirtiéndolas en sabanas totalmente secas. Por lo tanto, se mueren los manglares y se rompe una cadena ambiental. Estamos rompiendo un ciclo natural”, advierte otro ambientalista, que prefirió el anonimato.

Hay que acotar que la extensión de la albufera varía de acuerdo con la temporada de lluvias y las mareas, y por lo tanto en época de sequía disminuye notablemente la cantidad del agua.

Este experto explicó que el golfete de Cuare actúa como un gran filtro: “Todas las aguas del mar se recogen en el golfete hacen una dinámica, se filtran a través de los manglares y del sustrato. Todo se filtra y sale el agua cristalina. Por eso tenemos en el Parque Nacional Morrocoy esas aguas cristalinas y se mantienen los corales vivos”.

Aclaró que el canal trae sedimentación de las zonas altas y toda esa pluma de residuos sale a través de este oscureciendo el agua, llena las raíces de los manglares, lo que al final les provoca asfixia mecánica, así como también en las ostras de mina, que es un producto comercial de la zona.

El especialista advirtió que si el canal no se cierra de una vez por todas, al cabo de pocos años la pluma de sedimentación va a llega a la playa de Varadero, hacia el Parque Nacional Morrocoy: ”Y todo el golfete de Cuare va a estar totalmente oscuro como las aguas de Coro”.

Ante la pregunta de qué le va a pasar a Cuare, respondió: «Cuare muere. La entrada de este sedimento va ocasionar muerte de todos los organismos y microorganismos».

La pluma de sedimentación ahora alcanza hasta las rocas denominadas Las Dos Hermanas, que quedan a cuatro kilómetros desde la punta donde comienza el golfete. Y al llegar el período lluvioso, entre septiembre y octubre, todos esos sedimentos van a empezar a entrar en las albuferas.

En una inspección realizada el año pasado, la extensión de residuos variaba entre 700 y 800 metros y a veces llegaba a 1.200 metros, dependiendo de si había marea alta o baja.

Antes esa sedimentación se filtraba con los manglares, pero ahora no pasa lo mismo.

La solución está en cerrar el canal con todo el material que sacaron de él y así quedará sellado. Parte del material fue extraído del lugar y parte quedó allí.

A juicio de este experto, ese trabajo lo debe acometer la empresa Lake Blue.

El panorama se muestra sombrío porque el morir el mangle se afectaría el Parque Nacional Morrocoy. Insiste en advertir: «Vamos a tener un agua marrón, como se ve en San Juan de Los Cayos, y los corales van a empezar a morir; los pocos corales que quedan».

Los sedimentos, con el tiempo, a medida que avanzan incidirán también en los cayos, los bajos y arrecifes costeros.

Los ecosistemas de Cuare dependen de los corales. El experto aclaró que en ellos están todas las especies de ictiofauna que se encuentran en el mar Caribe: “Los corales son clave para los organismos vivos y producen el alimento de toda esa cantidad de peces, moluscos y crustáceos”.

Los manglares crean un refugio y además de ser fuente de alimentación es el lugar de reproducción y desarrollo de numerosas especies de invertebrados y peces, algunas de interés pesquero.

También alberga aves, entre ellas flamencos, corocoras rojas, garzas, y aves migratorias que descansan y se alimentan en la zona. El área es aprovechada asimismo por especies en peligro de extinción, como el caimán de la costa y tortugas, entre ellas carey.

Carretera en el cerro Chichiriviche Parque Nacional Morrocoy

Carretera serpentea el cerro Chichiriviche

El asedio al Parque Nacional Morrocoy no solo viene por los lados del Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, sino que se ha instalado en su propio territorio. Una carretera serpentea en la superficie pese a que es una zona protegida.

Habitantes de Chichiriviche han denunciado como lo que era antes el denominado camino real -un sendero por donde solo podían transitar las bestias de carga- ahora se ha ensanchado y un rústico (camioneta 4×4) puede transitar por la vía. El camino se dirige a las playas Mayorquina y Varadero.

Luis Riera, operador turístico, destacó que se percató de la ampliación de la ruta a principios de este año. Relató que entonces fue con agrónomos y biólogos de Francia y Brasil a practicar senderismo. El punto de partida era la población de Agua Salobre y la llegada era la playa Mayorquina.

Se sorprendió cuando detectó que el camino real había sido ampliado. Lo que conocía como un caminito que conducía desde la Casa de Los Alemanes -inmueble ubicado en el cerro Chichiriviche antes de que fuera decretado parque nacional- a la carretera aumentó de tamaño.

Riera es un gran conocedor de la zona no solo porque la recorre con frecuencia, sino también por las historias que le han contado sus abuelos. Tiene argumentos para rebatir la tesis oficial de que esa carretera siempre ha tenido las nuevas magnitudes.

“Desde Agua Salobre carretera que había hasta la Casa de Los Alemanes hay como cinco kilómetros. De ahí en adelante eso era un sendero y si vienen y dicen que eso siempre ha existido, es mentira, porque antes la gente sacaba los cocos con burros. En esta zona había demasiados burros; y eso es parte de lo que me cuentan mis abuelos, que siempre han sido de acá de la zona”, dijo.

Insiste en que no son los mismos caminos que utilizan quienes extraen cocos para llevarlos a playa Varadero: “Ahora están ampliados”.

Riera expuso una de las tantas consecuencias ambientales que genera la ampliación del sendero: la destrucción del mangle bastoncillo, cuyo tronco puede tener hasta cinco metros.

“Esa zona es privilegiada. Tenemos cuatro especies de mangles. Son cosas que vale la pena ver. La extensión comienza en el cerro Chichiriviche, que es parte del Refugio de Cuare”, aseguró.

Y agregó: “Están cortando un árbol que está protegido. Están afectando el ecosistema de la zona”.

Contó que Chichiriviche comenzó a crecer cuando era presidente Marcos Pérez Jiménez, y la otra actividad económica que se desarrollaba era la extracción de sal, por eso se llamaba Isla de Sal. Y debido a las dificultades que afrontaban los conductores de los camiones que sacaban el mineral, dado que se quedaban atascados en la arena, se manda a construir la carretera que hoy en día divide las albuferas en norte y sur.

Son zonas Ramsar, es decir, bajo protección. Se pueden observar los flamingos. “Lamentablemente los venezolanos apreciamos muy poco las bellezas que tenemos. Nosotros, que trabajamos en turismo, disfrutamos cuando viene un extranjero y los ves extasiados cuando observan esas maravillas”, dijo el operador turístico.

Destacó que en Chichiriviche en principio el turismo era rural, y los extranjeros se alojaban en habitaciones que alquilaban habitantes de la zona. Y es así que de pueblo pesquero pasó a turístico.

“La gente utilizaba playa Varadero para sembrar sus cocotales y tenían caminitos para sacar sus productos, bien sea en las canoas de vela o en los burros que cruzaban hasta el pueblo de Aguasalobre, o los traían en canoa para Chichiriviche”, indicó.

Si se recorre parte del cerro Chichiriviche se puede observar algunas huellas de neumáticos y cómo realmente se ha ampliado el camino. También hay árboles que fueron cortados con motosierras. Además, como la deforestación avanza en la intrincada montaña.

Aldemaro Rodríguez Ross, mejor conocido como Mario, de 70 años de edad, señaló que hace tres años vio maquinarias como payloader en la zona.

“La gente del pueblo sabía, pero como algunos estaban agarrando de ahí no decían nada. Se quedaban callados. Ahí han agarrado varios plata”, dijo.

Puntualizó que los limpiadores de la maleza algunos eran de Chichiriviche y otros no eran del pueblo, pero se metían “porque eran más avispados”.

Apuntó que han instalado tuberías y que poco a poco fueron ampliando el camino. De acuerdo con su memoria, esa construcción comenzó cuando presuntamente el pelotero de grandes ligas Carlos Guillén edificó una “mansión” hace entre hace cinco y seis años.

Además del beneficio del pago por cortar el monte, los trabajadores sacaban provecho por la comercialización de la madera, especialmente del saqui saqui.

Tortugas en peligro y más

Esa carretera, debido a la tala de los manglares, pone en peligro la zona de desove de las tortugas marinas. Es un hábitat cerrado al paso peatonal para proteger el proceso de procreación de esta especie.

Más allá del daño ambiental, los habitantes de la zona albergan un gran temor: aumento de la inseguridad.

Varios señalaron que al abrirse esa vía delincuentes podrían llegar a playa Varadero y asaltar a los turistas y visitantes.

Pero lo peor nadie lo repite en voz alta. Es la sospecha de que será una nueva ruta para el tráfico de drogas.

El canal en el refugio de Cuare impide que el agua dulce llegue a la albufera sur

Defensoría ambiental

Al pueblo de Chichiriviche este cúmulo de adversidades no lo paraliza; por el contrario, lo incita a defender su terruño con ahínco. En esa tarea están desde docentes, pasando por posaderos, hasta operadores turísticos y otros.

Doris Guillén de Escobar, profesora, se ha empeñado en formar a un ciudadano con conciencia ambiental. La fundadora del liceo del pueblo se estableció allí cuando se casó con un ciudadano de Chichiriviche, lugar donde nacieron sus hijos.

Cuando llegó tenía como misión atender plantaciones de cocotales, pero a medida que pasaba el tiempo se fue compenetrando con el Parque Nacional Morrocoy y con el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare.

Es consciente de que ser poblador en estas áreas protegidas no es fácil y expone que se debe tener una formación ambiental: de respetar que los seres vivos que están en esos ecosistemas llegaron primero que los humanos.

Advierte que cualquier alteración puede devenir en la muerte del Parque Nacional Morrocoy. “Estos pobladores deben saber que la vida, la actividad económica, la prestación del servicio turístico, todo va en torno a este espacio paradisíaco”, manifestó.

Su pasión por la preservación del ambiente la llevó a diseñar un pensum que tomará en cuenta la formación de ese ciudadano cónsono con el ambiente. Y lo dice con orgullo, muchos lancheros y pescadores recibieron esa educación.

Esta defensora de los hábitats naturales rechaza que en las mesas técnicas de trabajo que se han realizado se diga que los ambientalistas se oponen al progreso y a la inversión de capital que desea edificar desarrollos turísticos.

Puntualizó que antes de pensar en el beneficio económico hay que realizar actividades que sean sostenibles y sustentables y que no afecten al ambiente. “Esto es algo muy frágil, y cualquier desequilibrio afecta la vida de todas esas especies marinas y toda esa vegetación de aquí”, dijo.

Su lucha contra la carretera la inició el 25 de junio de este año, cuando prestadores de servicios prenden las alarmas al visualizan huellas de motos y de carros en la zona.

Al enterarse del daño ambiental, se organizó una expedición, una parte vía marítima y otra terrestre, e incluso usaron un dron y constataron que efectivamente se estaba construyendo una carretera. Como prueba se realizó un video, uno de los que se ha divulgado.

“El sentimiento que toca más fuerte es que personas del pueblo dicen que eso trae desarrollo y que se puede realizar otro tipo de turismo. Por Dios, para construir esa carretera tuvo que haber una deforestación; para hacer esa vía hay una alteración de todos los ecosistemas”, indicó.

Recordó que la playa de Mayorquina es un espacio de ovoposición de las tortugas que están en peligro de extinción. “Esas tortugas ancestrales van derechito a la arena, ponen sus huevos ahí. Luego, cuando nacen las crías, ellas mismas van por donde las trajo su madre al mar”, señaló.

La profesora informó que un grupo de ambientalistas acudió al Ministerio Público a denunciar el hecho con pruebas en la mano, como son las fotos y el video.

Han pasado más de dos meses y aún esperan la llegada de los ambientalistas que la Fiscalía se comprometió a enviar para inspeccionar la zona.

“Sigo esperando que se haga la inspección. Nosotros no tenemos herramientas ni la fuerza para oponernos a tantos inversionistas y personas que quieren hacer dinero sin importarles si el ecosistema se altera. Pensamos que de una u otra forma va a prevalecer el sentimiento de conservar nuestro parque y nuestro refugio”, concluyó.


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