Maduro Guaidó
Foto: Archivo

Una cena en la residencia del embajador en Caracas, Oscar Laborde, con la presencia de Nicolás Maduro, transitaba días atrás por distintos temas comerciales y políticos cuando el Mundial de Qatar y el astro futbolístico Lionel Messi entraron en la conversación.

“Sería muy bueno que saliera campeón, sería un merecido cierre de su carrera”, dijo Maduro, un declarado fan del capitán de la selección argentina que ya tiene sucesor: Nicolás Ernesto Maduro Guerra, hijo del mandatario chavista y no menos fanático del número 10 del seleccionado, sobre el que su padre incluso recuerda cada tanto que lloró cuando Messi salió de manera traumática del club Barcelona.

Oscar Laborde presentó sus cartas credenciales ante Nicolás Maduro como nuevo embajador argentino en Venezuela| Foto: Cancillería

Cuentan desde la embajada argentina que el heredero de la dinastía Maduro y Laborde suelen conversar seguido sobre los avatares del equipo argentino, y que la alegría se renovó con el triunfo por penales del viernes ante Países Bajos. La presencia de argentinos en el fútbol venezolano -José Pekerman dirige la selección, con colaboradores argentinos- suma en estos días aún más cercanía futbolera entre ambos países, lejos de aquellas tensiones del pasado, con denuncias por violaciones de los derechos humanos desde el gobierno de Cambiemos, que desaparecieron durante la gestión del presidente Alberto Fernández.

Por supuesto que no solo de fútbol se habló en esa y otras reuniones entre Maduro y los funcionarios argentinos. Con el clima de mayor apertura desde y hacia Venezuela derivado de la invasión rusa a Ucrania, varios empresarios nacionales mostraron y muestran interés en invertir en Venezuela, entre ellos Hugo Sigman, quien a través de una de sus empresas ya ofreció una vacuna antiaftosa para la ganadería del país, que -prometen- puede llegar a revolucionar ese rubro de la economía chavista.

Nicolás Ernesto Maduro| Foto: Twitter

Otras empresas dedicadas a la explotación lechera y al ganado porcino también se sumaron a la denominada segunda misión argentina en Venezuela, pues la primera estuvo centrada en las firmas argentinas vinculadas al desarrollo de la producción agrícola, sobre todo de girasol, maíz y soja, con interés en el dólar libre y la inexistencia de controles de cambios que hoy rige, de manera inédita, en la Venezuela posterior a Hugo Chávez.


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