Coche

Abarrotado de ciudadanos se encuentra el Mercado Mayor de Coche, en medio de la cuarentena. La medida fue implementada por el régimen de Nicolás Maduro el 16 de marzo para evitar la propagación del covid-19.

Desde las 4:30 am los vendedores del mercado comienzan a instalar sus puestos. Allí ofrecen frutas, verduras y hortalizas al mejor precio, a caraqueños que buscan ahorrar algo de dinero.

Como medida de protección contra el coronavirus, los ciudadanos que visitan Coche deben pasar por módulos de desinfección ubicados en las tres entradas del mercado. Consisten en una especie de ducha recubierta de plástico e instaladas a tanques de agua, de los cuales se esparce agua con alcohol.

Coche

Cuando habilitaron estos módulos, un día después del anuncio de la cuarentena, estaban presentes dos personas con trajes de protección tomando la temperatura de los visitantes: ya no están.

Ante la ausencia de personal que garantice el ingreso adecuado, una de las vendedoras indicó que algunas personas rodean el módulo de desinfección.

«Los primeros días vinieron, pero ya no están. Ahora hay gente que no cumple la medida y pasa por el otro lado, para no mojarse», dijo a El Nacional.

Bullicio y ajetreo en Coche

Al ingresar al mercado el cambio es notable. El bullicio y ajetreo predominan, mientras el choque entre personas es inevitable pese al «distanciamiento social» recomendado por la Organización Mundial de la Salud para evitar contagios de covid-19.

Coche

Los comerciantes ofrecen sus productos a todo pulmón, compitiendo para atraer a los clientes aun con las diferencias de precios y las cercanías de los puestos. En tanto, los usuarios comparan costos tratando de esquivar a los carretilleros que llevan mercancía al mayor de otros comerciantes.

«Permiso, permiso. Aquí tienen que estar activos», pasa gritando un hombre de aproximadamente 60 años de edad, mientras tropieza con varios ciudadanos.

Frutas como la lechosa, melón, mango y guayaba se consiguen entre 50.000 y 80.000 bolívares el kilo; la parchita se encuentra entre 140.000 y 200.000 bolívares; el limón, entre 180.000 y 250.000 bolívares y la naranja de 70.000 a 130.000 bolívares el kilo.

El precio de la papa varía de 100.000 a 180.000 bolívares, mientras la yuca se consigue entre 50.000 y 80.000 bolívares. El kilo de zanahoria, el de remolacha, pepino y calabacín está entre 40.000 y 90.000 bolívares; el de ajíes dulces, de 120.000 a 200.000 bolívares y el de ajo de 220.000 a 450.000 bolívares.

Los costos dependerán de la calidad y el tipo de pago, siendo lo más común el dólar y el bolívar en efectivo, ya que muchos de los comerciantes carecen de puntos de venta.

«Esto es increíble, aquí se mueve más el dólar que el bolívar», indicó uno de los comerciantes.

En lugar de menguar las ventas, afirmó que estas se han disparado. «La gente sale todos los días a comprar, aunque ahora todo está más caro», resaltó.

El hambre se impone

Los tapabocas, principal medida de protección, son utilizados por la mayoría de las personas. Sin embargo, el uso adecuado no está garantizado.

Muchos se lo quitan de manera constante para hablar, ingerir alimentos o líquidos, pese a la notoria insalubridad del lugar. Otros, simplemente deciden bajárselos al cuello o prescindir completamente de ellos.

«Es asfixiante estar con esto todo el día», afirmó un joven, de alrededor de 25 años de edad, mientras señala el tapabocas que tiene colocado en el cuello.

Cuando se le pregunta si no siente miedo a contagiarse, contesta: «Aquí no hay eso; mire cómo muere la gente en otros países. Si aquí hubiera coronavirus todos estaríamos contagiados».

Aunque algunos puedan sentir miedo de contraer el covid-19, la realidad en el mercado mayorista es que el hambre se impone.

Jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, en condiciones de malnutrición y con ropa harapienta, son habituales conseguir en este mercado popular. Mucho de ellos, provenientes de los Valles de Tuy, buscan la manera de subsistir en medio de la emergencia humanitaria compleja que vive el país.

«No podemos quedarnos en la casa, tenemos que resolver para poder comer», manifestó una joven de 26 años de edad, que prefirió mantenerse en el anonimato.

Aunque gasta diariamente entre 50.000 y 90.000 bolívares en pasaje -dependiendo de los chóferes-, aseguró que en el mercado consigue para mantener a sus dos hijos.

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«A las 5:00 am ya estoy aquí, compro a los camiones al mayor para vender aunque sea un poquito de compuesto aquí», mencionó, refiriéndose a la oferta que tiene de cilantro, cebollín y perejil en 30.000 bolívares en efectivo.

«Trabajamos bien hasta la 1:00 pm, como siempre. Gracias a Dios a nosotros nos han dejado trabajar porque ahora la cosa no está fácil y, si sigue la cuarentena, será peor», enfatizó.

@ebritop22


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