El Aissami Chávez
Foto JUAN BARRETO / AFP

De ser uno de los grandes representantes del chavismo y hombre de confianza del propio Hugo Chávez y su sucesor Nicolás Maduro, Tareck el Aissami se convirtió en la cara de uno de los casos de corrupción más importantes en la historia del país. Quienes un día defendieron su honestidad y compromiso con el gobierno revolucionario, ahora le dan la espalda y le acusan de atentar contra la estabilidad de la nación.

La vertiginosa carrera del abogado y criminólogo se inició de la mano de su mentor Adán Chávez, hermano del presidente Hugo Chávez. Desde su juventud militó en la izquierda del MVR, partido que posteriormente se fusionó con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Sus contactos con la familia de Chávez le permitieron escalar en el gobierno. Ocupó la jefatura de Seguridad Ciudadana, fue ministro del Interior y Justicia, diputado a la Asamblea Nacional, vicepresidente de la República y gobernador de Aragua.

Como hombre de confianza de Chávez, el presidente incluso lo defendió en varias ocasiones apelando a su «honestidad, transparencia y carácter revolucionario».

«Estoy absolutamente seguro de la honestidad, la transparencia y el carácter revolucionario verdadero del ministro Tareck el Aissami», dijo Chávez en una de sus cadenas nacionales.

El mismo día manifestó: «Cumpliendo con mi deber como buen compañero y como líder, salgo en defensa de mi ministro, mi compañero y mi amigo Tareck el Aissami».

El Aissami, hombre de confianza de Maduro

Tras la muerte de Chávez y la llegada de Maduro al poder, El Aissami se convirtió en vicepresidente de Venezuela encargado de la gestión económica en 2017, cuando el país se deslizaba por la grave crisis que lo ha lastrado en los últimos años.

El Aissami fue consolidándose desde entonces como una de las figuras más destacadas del gobierno.

En 2017 la administración estadounidense, presidida entonces por Donald Trump, lo incluyó en su lista de dirigentes sancionados por «desempeñar un papel significativo en el tráfico internacional de drogas».

En 2019, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos incluyó a El Aissami en la lista de los 10 prófugos más buscados, bajo acusación de narcotráfico internacional.

Para entonces, y siguiendo el ejemplo de su mentor Chávez, Nicolás Maduro también se tomó un tiempo durante un acto para defender a El Aissami de los señalamientos de Estados Unidos, que también lo acusó de supuestos vínculos con el grupo chií libanés Hezbolá.

«Todos los días el Departamento de Estado de Estados Unidos y los traidores que se han ido a ese país a ponerse al servicio del imperio gringo lo atacan. Porque es un hombre valiente, que no tiene precio, es un verdadero patriota, revolucionario, socialista, lo quieren vincular a Hezbolá», dijo Maduro.

Maduro también aseguró entonces que conocía muy bien a El Aissami, una retórica que ahora parece haber cambiado, pues el fiscal general de la República, Tarek William Saab, incluso le ha acusado de mantener vínculos con Estados Unidos para atentar contra Venezuela.

Tras su nombramiento en 2020 como ministro de Petróleo, El Aissami quedó a cargo de la compañía petrolera estatal Pdvsa. Fue desde allí que presuntamente se tejió una elaborada trama de corrupción que terminó con el desvió de miles de millones de dólares de la nación.

El Aissami acusado de corrupción

Tras conocerse su renuncia al cargo en 2023 y darse a conocer que más de medio centenar de personas habían sido detenidas por el caso bautizado por las autoridades como Pdvsa-Cripto, El Aissami desapareció de la escena pública.

No fue sino hasta el martes 9 de abril que Saab anunció su detención, junto con la del exministro de Finanzas Simón Zerpa y el empresario Samark López, considerado presunto testaferro de El Aissami.

El exministro está acusado de traición a la patria, apropiación o distracción de patrimonio público, alardeamiento o valimiento de relaciones o influencias, legitimación de capitales y asociación, por presuntamente eludir los controles administrativos para la venta de petróleo, coque y fuel de las compañías estatales venezolanas, ocultando sus tratos mediante operaciones con criptodivisas.


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