deslave en Las Tejerías
Foto: Yuri CORTEZ / AFP

El deslave en Las Tejerías, estado Aragua, el mayor en décadas con 36 muertos y 56 desaparecidos, es consecuencia de un período extendido de lluvias por el fenómeno de La Niña junto con una inexistente política que evite construcciones en las cercanías de quebradas y cauces, según expertos.

«El cambio climático está azotándonos», dijo a la AFP el gerente general de Instituto de Metereología (Inameh), Ángel Custodio, para explicar este año «atípico» en el que han confluido intensas precipitaciones.

El fenómeno La Niña está afectando al país desde inicios de año y por ello llovió durante la temporada de sequía (enero-marzo). Las precipitaciones se intensificaron en abril cuando arrancó la temporada de lluvias y a ello se han sumado vaguadas, tormentas y coletazos de huracanes, como Julia en esta oportunidad.

Expertos del departamento de Meteorología e Hidrología de la Universidad Central de Venezuela (UCV) estiman además que este año será el «quinto o sexto» más lluvioso de los últimos 70 años. En septiembre por ejemplo llovió 157,9 mm, 80% más que los valores de todos los septiembre hasta ahora registrados y muy superior al promedio mensual, que es 111,2 mm.

«Un proceso natural»

El deslave ocurrido el sábado en Las Tejerías fue producto de un «proceso natural» de la montaña, explica el profesor de la UCV Feliciano De Santis, especialista en amenazas geológicas.

Cuando las lluvias son continuas, la cordillera, por razones «tectónicas», crece y expulsa rocas y sedimentos para mantener su tamaño, detalla De Santis.

«Pero, ¿qué pasa cuando eso baja? ¿Qué se consigue? A una población» instalada en zonas vulnerables. Y ocurre el «desastre».

Pueblos en Venezuela en zonas montañosas y boscosas a menudo tienen casas cerca de las orillas de quebradas y ríos, construidas sin la distancia «respetable» al agua o con las obras hidráulicas necesarias, indica De Santis.

Y se han hecho «millones» de evaluaciones sobre la vulnerabilidad de las zonas, añade el experto, pero hay poca regulación gubernamental.

En Las Tejerías, por ejemplo, los rescatistas coinciden en que las casas arrasadas en los alrededores de las quebradas no debieron estar allí, pero «la necesidad» de la gente lleva a construir viviendas en zonas como esa.

Un fenómeno «repetitivo»

Los deslaves ocurren tras días de intensas lluvias. «No sabemos cuándo ni cómo, pero se pueden mitigar», recuerda el ingeniero civil José María de Viana, experto hidrológico y en planificación.

El mayor deslave de la historia reciente de Venezuela se conoce como la Tragedia de Vargas en diciembre de 1999 cuando unas 10.000 personas murieron. Unas 100 fallecieron en 1987 en El Limón, también en Aragua, y el año pasado 20 en el estado Mérida.

«Sabemos que va a volver a ocurrir. Hay necesidad de tomarlo en serio y de estudiarlo», advierte De Viana al poner de ejemplo políticas de planificación urbana como las de Japón, donde se registra el mayor número de deslaves en el mundo.


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