El aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, uno de los más concurridos de Europa, se encuentra en el centro de una crisis humanitaria sin precedentes. Las salas de asilo del aeropuerto, destinadas a albergar temporalmente a solicitantes de protección internacional, se han visto desbordadas por la creciente ola de migrantes que llegan a España. En 2023, de los 163.218 solicitantes de asilo registrados en el país, una proporción significativa ha llegado por vía aérea, huyendo de conflictos y situaciones desesperadas en sus países de origen.

Dentro de este grupo, una gran cantidad de los migrantes son ciudadanos africanos, junto con un número considerable de colombianos y venezolanos. Estos últimos han llegado a Madrid en busca de asilo debido a las difíciles condiciones políticas y económicas en sus países. Por otro lado, los migrantes africanos suelen llegar a Madrid con la intención de buscar vuelos hacia países de Centro y Suramérica, con el objetivo final de llegar a Estados Unidos.

Las condiciones en las salas de asilo son extremadamente desafiantes. Más de 390 personas se encuentran actualmente en espera de sus trámites de asilo en un espacio que lucha contra la saturación, el hacinamiento y la insalubridad. La situación ha llegado a tal punto que organizaciones como Cruz Roja han suspendido temporalmente su asistencia en el lugar.

La llegada de 200 nuevos inmigrantes este domingo ha agravado la situación. Estos migrantes, en su mayoría provenientes de Colombia y Venezuela, se suman a los centenares de ciudadanos africanos y algunos latinos que ya se encontraban en las salas de inadmitidos o varados en los pasillos, creando un panorama de caos y desesperación.

En un intento por aliviar la crisis, se ha habilitado una cuarta sala de inadmitidos en el aeropuerto. Sin embargo, la medida parece insuficiente ante el volumen creciente de personas que llegan. La Unidad Antidisturbios ha tenido que desplegarse en las salas y zonas comunes ante el riesgo de altercados y descontrol.

El Ministerio del Interior, por su parte, asegura estar trabajando en las labores de desinfección y limpieza, aunque la crisis en Barajas es un reflejo de un problema más amplio relacionado con la migración aérea y la necesidad de una respuesta coordinada y humanitaria a nivel europeo. La situación en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas no es solo un desafío logístico y de infraestructura, sino también un llamado a la solidaridad y a la acción conjunta para abordar la crisis migratoria de una manera que respete la dignidad y los derechos de todas las personas involucradas.


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