Crisis migratoria
La gente sostiene una pancarta que dice "¡Cierre de la frontera, ahora!" durante una protesta contra la migración irregular en Iquique, Chile, el 25 de septiembre de 2021. Foto: MARTIN BERNETTI / AFP

Para hacerle frente a la crisis migratoria fronteriza de la que no se escapa ningún país de la región, el gobierno de Chile aprobó recientemente una nueva ley de Migración y Extranjería. La que estaba vigente data de 1975 y no se adaptaba al fenómeno migratorio que sufre el país.

La promulgación de la ley se produce en un momento donde la migración venezolana se incrementa, especialmente en la frontera norte con Bolivia, que en los últimos cuatro años ha provocado el colapso de varios poblados fronterizos.

Desde el 12 de febrero comenzó a regir esta nueva ley, que según el mismo gobierno de Sebastián Piñera, garantiza el acceso a la defensa de los extranjeros que sean detenidos al revisar sus documentos, pero también exige obtener visas en los países de origen con el fin de evitar que las personas ingresen al país como turistas y cambien su estatus migratorio.

Crisis migratoria

«Lo que busca el gobierno de Chile es control, que la migración sea ordenada y segura para todos. La ley anterior se había quedado en el tiempo, porque cualquiera podía llegar de turista y luego estando dentro podía cambiar el estatus», indicó a El Nacional Mariana Zalchendler, presidente de la Comisión Presidencial para la Diáspora Venezolana en Chile.

«Ahora desde donde esté la persona que desee migrar o visitar Chile deberá notificar a las autoridades competentes a qué realmente se debe el viaje», agregó.

Más de seis millones de migrantes y refugiados venezolanos están fuera del país tras la crisis humanitaria que atraviesa la nación, el segundo desplazamiento más importante después de los sirios, una situación que el mismo presidente electo chileno, Gabriel Boric, que asumirá la presidencia el 11 de marzo, catalogó como un «retroceso democrático». Zalchendler coincidió con esas palabras, para ella el gobierno de Nicolás Maduro «es un fracaso» y producto de eso «es que existe esta huida masiva».

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Protesta en Iquique, Chile. Foto: MARTIN BERNETTI / AFP

Ciudadanos de Iquique contra migrantes venezolanos

Desde el año 2015 la migración venezolana comenzó a tomar protagonismo en la región. Tras la llegada de la pandemia del coronavirus la crisis migratoria en las fronteras era notoria. Los países empezaron a implementar políticas migratorias cada vez más rígidas para evitar el colapso.

Los venezolanos desprovistos de preparación y planificación para migrar emprendieron y comenzaron a entrar de forma irregular a Chile, con el atractivo de que la nación es una de las mejores para migrar, según expertos, por su estabilidad económica. Sin embargo, el país no tiene la estructura ni la capacidad para un fenómeno migratorio sin precedente.

«Se tomaron plazas públicas y sitios privados, es decir invadieron (tomaron) lugares privados para montar campamentos», resaltó la presidente de la comisión, que recordó los hechos de Iquique contra migrantes venezolanos en 2021.

Durante la entrevista para El Nacional, Zalchendler explicó los verdaderos motivos que llevó a los habitantes de Iquique a quemar las pertenencias de un grupo de migrantes, la mayoría venezolanos, que instalaron un campamento en una plaza de esa ciudad.

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Los manifestantes queman un campamento improvisado de migrantes venezolanos durante una marcha de protesta contra la inmigración ilegal en Iquique, Chile, el 25 de septiembre de 2021. Foto: MARTIN BERNETTI / AFP

Detonantes que llevaron al ataque de migrantes venezolanos

Iquique es un paso antes del destino final de quien se proponga migrar a Chile.

Para 2019 las instituciones migratorias colapsaron, tras el fenómeno migratorio y la entrega de la Visa de Responsabilidad Democrática se retrasó. «La demanda superó excesivamente la oferta», dijo Zalchendler, que insistió que la nación no estaba en capacidad de recibir tantos migrantes y refugiados.

La Visa de Responsabilidad Democrática está destinada a los venezolanos que quieran radicarse en ese país. Tiene una duración de un año y es prorrogable por el mismo período.

Tras el estallido social en diciembre de ese mismo año, el caos se apoderó de Chile y para 2020 la entrega de visas (turismo y responsabilidad democrática) fueron suspendidas, lo que ocasionó que los venezolanos «comenzarán a improvisar» y «migraran sin ningún plan, entrando al país de forma clandestina», contó.

«Con una frontera tan larga, donde Perú hace más su trabajo, pero Bolivia no por falta de recursos, la frontera del lado de Iquique queda desprovista de seguridad y fue más fácil el paso para los venezolanos», dijo.

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Migrantes venezolanos rumbo a Iquique. Foto: MARTIN BERNETTI / AFP

Niños siendo víctimas de prostitución

Iquique colapsó porque no tenia y no tiene la capacidad de recibir tantas personas (entre 80 a 100 diarias) que llegaban a la entidad que apenas alberga unos 300.000 iquiqueños. Fue entonces, cuando los migrantes y refugiados venezolanos se aglomeraron en carpas en la plaza Brasil. Aproximadamente unas 186 personas de las cuales 46 eran niños.

Todo parecía escaparse de las manos de las autoridades, «el microtráfico de drogas, los asaltos y la prostitución infantil» comenzó a ser parte de este campamento de venezolanos, por lo que los lugareños no toleraron más esta situación en una ciudad donde estos actos no eran usuales, detalló Zalchendler.

Iquique pasó de ser una ciudad segura a insegura en el transcurso de dos años. «Mucha gente se dedicó a pedir dinero y a rentar a sus hijos», agregó.

Para septiembre de 2021, la situación era intolerable en la ciudad lo que llevó a sus habitantes a quemar las carpas del campamento improvisado en la plaza Brasil.

«La gente estaba harta», resaltó Zalchendler, que a su vez aseveró, que los hechos condenados además por la ONU, a su entender no fueron un acto de xenofobia.

«Una comunidad que desde siempre ayudó pero que ante tantos delitos, inseguridad e impunidad se cansaron y decidieron actuar», dijo, a pesar de las denuncias que hicieron los habitantes en casi un año las autoridades locales no lograron controlar la situación.

Según la Policía de Investigaciones (PDI) de Chile, entre enero y julio de 2021 se registraron 23.673 denuncias por ingreso al país por pasos no habilitados.

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Entre enero y julio de 2021 se registraron 23.673 denuncias por ingreso al país por pasos inhabilitados. Foto: Alexander Infante / DPA

Chile: de seguro a inseguro en poco tiempo

«Chile ya no es un país seguro y el detonante fue cuando una banda de venezolanos secuestró a un ciudadano de 67 años de edad que torturaron y que extorsionaron para entregarlo a su familia muerto», manifestó.

De ese lamentable suceso, según medios locales, hay un exfuncionario de la Policía Nacional Bolivariana de Venezuela implicado en el caso de secuestro, extorsión y homicidio del comerciante en Iquique el 6 de enero de 2022.

A los pocos días de ese evento el futbolista iquiqueño, Álvaro «Chanchito» Ramos, denunció que su familia sufrió un robo y secuestro en su casa en Alto Hospicio, región de Tarapacá. Los carabineros también atraparon a los delincuentes. El Nacional no pudo comprobar que los implicados extranjeros fueran venezolanos.

De hecho, los mismos medios chilenos aseguran que «El Tren de Aragua» opera en el país.

«No es xenofobia»

La presidenta de la Comisión Presidencial para la Diáspora Venezolana en Chile, que ha vivido de cerca el fenómeno migratorio en Chile, incluso defendió a los países de la región, como Colombia y Ecuador. Para ella no es xenofobia lo que sufren actualmente los venezolanos refugiados, reiteró, sino el cansancio de sus habitantes ante la impunidad.

Durante la entrevista para El Nacional, Zalchendler explicó el tipo de venezolano que comienza actualmente a salir de Venezuela hacia Latinoamérica. Catalogó a los nuevos migrantes y refugiados como «el hombre nuevo de Chávez», que es aquella persona que «está esperando a que le regalen y que le den».

Chile, Colombia, Ecuador y Perú experimentan una crisis migratoria sin precedentes, para la cual no estaban preparados, por eso la crisis en sus fronteras y los cambios drásticos en sus ciudades.

Chile, Colombia, Ecuador y Perú experimentan un fenómeno migratorio sin precedentes. Foto: Ignacio Muñoz / AFP

Santiago de Chile es la ciudad que más migrantes venezolanos alberga y el impacto de su llegada ha sido negativa. «Todos los procesos migratorios son dinámicos, en su primera ola (2015-2018) fue muy positivo pues crecieron los emprendimientos y los profesionales ocuparon lugares importantes, construyendo país en diferentes áreas. Pero el grupo del ‘hombre nuevo de Chávez’ (2020-2022) no aporta nada sino desestabiliza».

«En este momento los chilenos experimentan un miedo que antes no, se comienza a vivir la criminalidad como en Venezuela, la diferencia es que aquí se atrapa al criminal, se investiga», agregó.

Según Acnur, en Chile hay 1,4 millones de migrantes. Foto: MARTIN BERNETTI / AFP

Estado de excepción

El gobierno de Chile amplió el miércoles por 15 días más el estado de excepción en cuatro provincias del norte.

La medida, en vigor desde el 17 de febrero, regirá para las provincias de Arica, Parinacota, Tamarugal y El Loa hasta el 17 de marzo, seis días después de que tome posesión el presidente electo, Gabriel Boric. Esas localidades al igual que Iquique (frontera con Bolivia) registran desde hace un año una crisis migratoria sin precedentes.

Aunque la ley migratoria llegó para controlar el que llega a Chile, Zalchendler cree que su implementación quizás ayudará a la crisis migratoria, aunque considera que el verdadero problema está en la frontera dado el poco resguardo que tiene.

Chile al igual que Colombia, no está en condiciones de seguir recibiendo a migrantes y refugiados de ninguna nacionalidad pues no tienen la estructura necesaria para ellos.

Según Acnur, en Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo cual equivale a más de 7% de la población.


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