Foto: Archivo

Después de las intervenciones a distintos retenes y cárceles de Venezuela por parte de las autoridades del gobierno de Nicolás Maduro, mucho se ha comentado sobre cómo quedó la restructuración de poder delincuencial que se movía dentro de estos centros de detención, y que eran manejado por los llamados pranes.

Un informe del portal especializado en crimen internacional Insight Crime, destaca cómo el régimen de Maduro busca blanquear sus credenciales en materia de seguridad, después de que desde 2007 este sistema de pranes fue escalando en peligrosidad.

A continuación un extracto del informe de Insight Crime

El sistema de pranato en Venezuela -como se le conoce a la práctica de dejar el control de las prisiones en manos de grupos criminales- surgió en 2007, durante el mandato de Tareck el Aissami como ministro de Interior y Justicia, pero se consolidó plenamente en 2011 con Iris Varela, la primera ministra de Servicios Penitenciarios.

La implantación del pranato fue el resultado de una humillante sublevación en el ya de por sí notoriamente violento y caótico sistema penitenciario venezolano. En mayo de 2011, un pran de 26 años mantuvo a raya a unos 4.000 miembros de las fuerzas de seguridad durante 27 días en la prisión de El Rodeo, en el estado Miranda, a solo 40 kilómetros al este de Caracas, un hecho que se convirtió en un circo mediático. El entonces presidente Hugo Chávez creó el Ministerio de Servicios Penitenciarios con la orden de asegurarse de no volver a quedar en ridículo por un suceso similar.

Durante años, el acuerdo tácito entre las autoridades estatales y los pranes consistió en permitir, e incluso proteger, la existencia de aparatos criminales dentro de las prisiones a cambio de orden.

«Para el Estado es más fácil que [la prisión] la mantenga Niño Guerrero porque la ha sabido mantener», dijo un exfuncionario del Ministerio de Servicio Penitenciario a InSight Crime antes de la toma de Tocorón en septiembre.

Tras la decisión de Varela de entregar las cárceles a los presos, los pranes extendieron su alcance mucho más allá de los muros de la prisión. La más exitosa de las bandas carcelarias fue el Tren de Aragua, que se convirtió en un actor criminal transnacional aprovechándose del éxodo venezolano para establecer una presencia permanente en Colombia, Chile y Perú.

Sin embargo, a pesar de que el gobierno ha acaparado la atención mediática, la eliminación de algunos de los pranes más notorios y el traslado de los reclusos dentro de un sistema penitenciario ya desbordado no resolverán la crisis carcelaria. Es probable que la brutalidad y la violencia continúen. El régimen de Maduro lleva años esquivando la bancarrota y no dispone de fondos para realizar cambios reales en las condiciones de las prisiones, especialmente en lo que respecta al hacinamiento y la escasez de alimentos.

«No sabemos cuál va a ser el impacto de estas medidas en materia de seguridad ciudadana, en el ámbito penitenciario y con el crimen organizado», advirtió Ronna Rísquez, investigadora de temas carcelarios y autora del libro El Tren de Aragua: la banda que revoluciona el crimen en América Latina.

Las elecciones presidenciales de 2024

En las elecciones de 2018, la victoria de Maduro fue ampliamente rechazada a nivel internacional y por la oposición venezolana. A medida que el país se prepara para las elecciones presidenciales del próximo año, Maduro no solo busca reconocimiento internacional para el proceso electoral, sino también legitimidad para su gobierno en su intento de reelección.

Maduro busca blanquear sus credenciales en materia de seguridad -un camino habitual para los políticos en funciones.

«Tengo la impresión de que esto es una jugada política para hacer ver que están acabando con las pranes, que la seguridad del país es la prioridad», dijo la coordinadora de investigación de Una Ventana a la Libertad, Magally Huggings. «Todo tiene que ver con la situación política actual, con la crisis que tiene el gobierno después de las primarias [de la oposición]», comentó.

La oposición venezolana, dividida durante mucho tiempo, parece rejuvenecida tras la aplastante victoria de María Corina Machado en las primarias de octubre. A pesar de permitir que la elección se llevara a cabo, Maduro ha impedido que Machado se postule, pero la reaplicación de sanciones por parte de Estados Unidos y la condena internacional le esperan si mantiene esta postura.

A nivel interno, el gobierno intenta vender la operación como un éxito de su política de seguridad. Los medios de comunicación estatales y funcionarios han reproducido imágenes que muestran el despliegue de miles de soldados y policías con material antidisturbios, vehículos blindados y helicópteros alrededor de las prisiones, exhibiendo el poder de las fuerzas de seguridad.

En el extranjero, el Tren de Aragua, presente ahora en al menos otros tres países suramericanos, se había convertido en un lastre internacional. Así que, al tomar la cárcel de Tocorón, Maduro buscó debilitar las críticas internacionales y mostrarse fuerte en casa. Ahora que Venezuela exporta delincuencia, atacar el sistema de pranato se había convertido en una movida política evidente.

Lea el informe completo de Insight Crime, haciendo click aquí.


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