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Sergio Díaz-Granados, nuevo presidente ejecutivo de la CAF. Foto: CAF

Tras asumir como nuevo presidente ejecutivo de CAF, banco de Desarrollo de América Latina (2021-2026), el colombiano Sergio Díaz-Granados concedió una entrevista al Grupo de Diarios América (GDA) en la que hizo un balance de la realidad que afronta la región en el marco de la pandemia de covid-19.

Dijo que América Latina se está recuperando más rápido de lo esperado gracias a la reactivación de buena parte de sus economías y a la dinámica de la actividad exportadora. “Sin embargo, hay sectores que permanecen deprimidos, como los servicios de alto contacto humano y el turismo”, advirtió.

Para el nuevo titular de CAF, el desempleo y la informalidad siguen estando entre los desafíos más grandes para los países de esta parte del mundo y considera que en las obras de infraestructura, particularmente, está una de las claves para la recuperación.

Díaz-Granados, que al momento de su posesión se comprometió a que en sus primeros 100 días los dedicará a promover la reactivación económica y social de los latinoamericanos, considera que los gobiernos deben concentrar sus esfuerzos en la sostenibilidad fiscal, el crecimiento y la inclusión.

También fue claro en advertir sobre los costos que los daños climáticos están ocasionando en la región, los cuales ascendieron a 58.300 millones de dólares y un total de 480 eventos en la última década (2010-2019). Por eso otra de sus prioridades será el respaldo a iniciativas verdes y de economía circular. “Hemos planteado que CAF va a ser el banco verde de América Latina”, dijo.

–Se habla de una recuperación económica desigual para América Latina en la medida en que se van liberando las restricciones por la pandemia. ¿Qué economías de la región considera se recuperarán primero, a niveles previos a la pandemia, y qué países usted entiende se demorarán más?

–La actividad se viene recuperando de manera más acelerada que lo anticipado hace unos meses. Esto debido a dos factores. Por un lado, tenemos un entorno externo más favorable, con una mayor demanda de las exportaciones, precios de las materias primas más elevados, sólidos flujos de remesas y liquidez internacional abundante. Por otro lado, y más importante aún, la recuperación de la demanda doméstica, gracias a la reapertura de las economías. Sin embargo, hay sectores que permanecen deprimidos, como los servicios de alto contacto humano y el turismo. Esto explica que los países donde el turismo tiene un peso importante en la economía, como es el caso de los países del Caribe, sigan trayectorias más lentas de recuperación. Otro factor que ha tenido un impacto importante en la recuperación es la magnitud y efectividad del apoyo de los gobiernos, particularmente de las transferencias a las familias que han servido para apuntalar el consumo. El reto regional que ahora tenemos es el de combinar la sostenibilidad fiscal con políticas que impulsen el crecimiento económico con inclusión social y equidad.

–¿En qué áreas continuará trabajando CAF en Venezuela dada la crisis política y económica que vive el país? ¿Pueden los emprendedores tener esperanza de financiamiento en áreas como el turismo?

–Venezuela es uno de los países fundadores de CAF y donde tenemos nuestra sede, en la que he asumido mi mandato como presidente ejecutivo, por lo que deseamos continuar siendo un aliado para su desarrollo. Estamos dispuestos a seguir apoyando al país para contribuir a su recuperación económica y mejorar las condiciones de vida de todos los venezolanos. También existe la voluntad de acompañar al sector privado en sectores prioritarios como el productivo, el agroindustrial y el sanitario, así como en otros sectores generadores de divisas como el turístico. Para ello, CAF seguirá profundizando el desarrollo de alianzas con los principales bancos nacionales.

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–En Colombia el empleo no está reaccionando al mismo paso que la reactivación. ¿Las líneas de apoyo de CAF pueden contribuir al empleo?

–En América Latina y el Caribe en general, la recuperación de los niveles de empleo aún se encuentra rezagada. También hemos identificado un aumento en la informalidad, ya que en la mayoría de los países la recuperación se está dando más fuerte en el sector de cuenta propia (autoempleo), lo cual puede afectar la recuperación a mediano plazo y la productividad de las economías. En CAF consideramos que un elemento esencial para la generación de empleo es la reactivación de sectores como el de la construcción de infraestructura, en el cual la institución tiene una trayectoria reconocida. En este sentido, en Colombia es clave el avance de la inversión en las concesiones viales 5G y en las vías terciarias. Las principales ciudades pueden contar con el apoyo de CAF para el avance de las inversiones en el ámbito local que buscan resolver los cuellos de botella que se enfrentan para el acceso a las grandes capitales. Apoyaremos los planes de desarrollo locales que contemplan inversiones en Bogotá, Barranquilla, Cali y otras ciudades.

–Con la pandemia, ¿el valor de créditos o programas ha aumentado?

En medio de la emergencia generada por el covid-19, CAF siguió demostrando que es un aliado del país con la Línea de Crédito Contingente Regional de Apoyo Anticíclico por 350 millones de dólares, así como con la aprobación del financiamiento por 100 millones de dólares para empresas, en especial las mipymes, con el fin de mitigar los efectos generados por la pandemia y apoyar la reactivación económica. En los últimos 10 años (2011-2020), CAF ha aprobado operaciones para Colombia por 16.996 millones de dólares, lo cual representa un promedio de 1.699 millones de dólares por año. Asimismo, en el más reciente Directorio de la institución en julio de este año, se aprobó un crédito por 500 millones de dólares para apoyar las reformas que el gobierno está impulsando en la transformación digital del sector público, con la finalidad de estimular la productividad y contribuir a la reactivación económica.

–Ustedes tienen en México un programa de apoyo a las políticas de mitigación y adaptación al cambio climático. ¿Qué tan importante es que este país incremente esfuerzos en la lucha contra el cambio climático y cómo ve CAF la defensa que hace la administración en el tema de combustibles fósiles?

–Entre 1970 y 1979, los daños por desastres hidroclimáticos en América Latina y el Caribe ascendieron a 4.500 millones de dólares en cerca de 120 eventos registrados. En la última década, entre 2010 y 2019, los daños se valoraron en 58.300 millones de dólares, con más de 480 eventos. Estamos en un momento definitivo para salvar el planeta, nuestra casa común, por eso desde CAF vamos a contribuir con proyectos que apuntalen el crecimiento verde y la economía circular en México y la región a través de un mayor posicionamiento y financiamiento de proyectos en eficiencia energética, temas ambientales, forestales, agua, climáticos, gestión de residuos y agricultura sostenible, entre otros. Hemos planteado que CAF va a ser el banco verde de América Latina.

–¿Cómo ve la situación de la economía uruguaya y cuánto dinero y en qué proyectos planea desembolsar CAF para Uruguay este año y el próximo?

–Uruguay está transitando la salida del período de mayor incidencia de la pandemia, lo que repercute positivamente en términos de actividad. Para volver a impulsar la productividad y el crecimiento se requiere reducir las distorsiones que afectan la eficiencia de los sectores productivos. Esto implica revisar los esquemas de provisión de servicios públicos, incluyendo la revisión de los criterios de fijación de tarifas y cuestiones más institucionales como la gobernanza de las empresas públicas y entidades regulatorias. Desde CAF, seguiremos promoviendo la dotación y mantenimiento de la infraestructura, la profundización del mercado financiero, la productividad del sector privado y la inserción internacional. Este año renovamos la línea de crédito contingente y liquidez por hasta 750 millones de dólares, que es relevante para fortalecer la liquidez; y comenzamos el desembolso del crédito en favor de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), por 100 millones de dólares, para el fortalecimiento y ampliación del Sistema Nacional de Garantías (SIGA), en favor de las grandes, medianas pequeñas empresas, en especial en esta etapa de reactivación económica. Finalmente, para 2022 tenemos previsto seguir apoyando al gobierno en su objetivo de reformas estructurales, y principalmente en proyectos de reasentamiento urbano, infraestructura de integración e hidrovías, entre otros.

–Más allá de lo relacionado a temas de salud por el contexto en el que estamos, ¿cuál es el principal reto para el Perú en temas económicos?

–Perú es una economía que creció aceleradamente en las últimas tres décadas, favorecida por una sólida expansión de sus exportaciones y un manejo prudente de las políticas fiscales y monetarias, que permitió una importante reducción de los niveles de pobreza. A pesar de este sólido crecimiento, la informalidad no ha disminuido de manera significativa y se sitúa entre las más altas de América Latina. Esta permea a todos los sectores económicos, limita las ganancias de productividad, y es una condición necesaria para crecer de manera sostenida y equitativa a largo plazo. Perú enfrenta el reto de lograr un crecimiento más equitativo que incorpore a esos trabajadores a empleos productivos y con acceso a una mejor seguridad social. Estos son algunos de los grandes retos y, al mismo tiempo, las oportunidades, y es aquí donde nuestro banco adquiere un rol preponderante para ayudar al Perú con financiamiento, asistencia técnica y conocimiento.

–CAF ha apoyado a Costa Rica con 500 millones de dólares de apoyo fiscal y 550 millones de dólares, aún no desembolsados, para atender la emergencia sanitaria. Más allá de la emergencia, ¿existe alguna otra área o sector en la cual el banco podría apoyar al país, sea con recursos o asistencia, para el proceso de recuperación pospandemia? Por ejemplo, indicadores como el empleo, no se están recuperando con la misma velocidad a la que lo hace el crecimiento de la producción.

–Como banco de desarrollo, nuestro valor agregado es lograr un alto impacto en la equidad de género, la inclusión y la diversidad. En Costa Rica apoyamos de manera ágil y oportuna con los recursos que se mencionan para fortalecer la política fiscal del gobierno, que una vez superado lo más grave de la pandemia, impulsará el empleo mediante diversos proyectos y obras. Adicionalmente, trabajamos con la Vicepresidencia de la República y el Instituto Nacional de las Mujeres en Costa Rica en la estructuración de una asistencia técnica para la implementación de las acciones contenidas en el documento: Lineamientos para el cierre de la brecha financiera entre mujeres y hombres en Costa Rica. La educación también es fundamental para alcanzar un crecimiento sostenible, por ello junto con el Ministerio de Educación Pública avanzamos en la estructuración de una asistencia técnica para iniciar la implementación de un sistema de gestión de aprendizaje en línea, con el cual se espera articular en una plataforma las herramientas de comunicación y contenidos educativos ya disponibles, para así beneficiar a los estudiantes en situación de vulnerabilidad producto de la pandemia.

–¿Cuáles son los planes de CAF para estimular la recuperación económica pospandémica en la región, teniendo en cuenta que los países han sufrido diferentes impactos en este año y medio?

–Desde el comienzo de la pandemia, CAF reaccionó de forma ágil y contundente al poner a disposición de los países accionistas instrumentos financieros, asistencia técnica y herramientas de conocimiento como complemento a las medidas extraordinarias adoptadas por los gobiernos para mitigar los impactos de la crisis sanitaria, económica y social. Se aprobaron 14.147 millones de dólares, una cifra récord para la institución. Pero debemos seguir. En lo corrido del año CAF ha definido un plan con los siguientes aportes a los países de la región: (i) una línea de crédito por 1.000 millones de dólares destinada a la adquisición de vacunas y soporte a las campañas de vacunación y mejorar los sistemas de vigilancia epidemiológica; (ii) la ampliación de la línea de crédito regional para eventos extremos del clima, sismos, accidentes contaminantes y epidemias por hasta 500 millones de dólares; (iii) una facilidad regional de apoyo anticíclico a empresas prestadoras de servicios públicos ante los efectos del covid-19 por hasta 1.200 millones de dólares, entre otros. Se tiene previsto cerrar el año con una cartera cercana a los 30.000 millones de dólares, mostrando el gran esfuerzo que realiza CAF para apoyar a sus países miembros. Pero vamos a seguir con planes que nos permitan avanzar, por ejemplo, en la vacunación, mientras algunos países están a 65%, otros apenas llegan a 5%. Debemos impulsar un cambio en ese escenario.

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