Boric venezolanos
Foto: Agencia Uno

El presidente de Chile, Gabriel Boric, reconoció este jueves que la relación con Venezuela «no es fácil», pero aseguró que su gobierno tiene «la mejor voluntad» para encontrar una solución a los más de 20.000 migrantes venezolanos que Chile busca deportar a su país de origen.

«Venezuela tiene un rol muy importante que jugar. Acá no se trata de que escalemos problemas, sino que busquemos soluciones. Y ese es el espíritu del gobierno chileno». Así lo dijo Boric en declaraciones a los medios en el norte de Chile.

El mandatario progresista admitió que la migración es un fenómeno  que tildó de «muy difícil». Y dijo que su gobierno usará «todas las herramientas que otorga el derecho internacional para abordarlo».

«La relación evidentemente hace tiempo no es fácil, pero nosotros tenemos la mejor voluntad para trabajar», añadió.

Boric y la crisis con los migrantes venezolanos

En la localidad de Colchane, epicentro de la inédita crisis migratoria que vive Chile, Boric pidió el miércoles a Bolivia y Venezuela recibir a los migrantes deportados. Y anunció un reforzamiento de las medidas de seguridad en la frontera norte para frenar la llegada irregular de migrantes, principalmente venezolanos desde territorio boliviano.

Las declaraciones del exlíder estudiantil, que siempre ha sido muy crítico con el régimen de Nicolás Maduro y las violaciones de los derechos humanos, despertaron las críticas del canciller venezolano, Yván Gil.

«El gobierno de Venezuela aún no ha recibido solicitud de trabajo coordinado con el gobierno de Chile respecto a supuestas deportaciones de venezolanos. La coordinación en esta materia ha sido un clamor nuestro, así como la exigencia de respeto a los Derechos Humanos de nuestros compatriotas», indicó Gil en Twitter.

Fronteras de Chile

Chile, que reforzó a finales de febrero su frontera con Perú y Bolivia con un importante contingente militar, vive desde hace años una crisis migratoria que se desbordó en 2021.

Los inclementes pasos altiplánicos bolivianos son la principal ruta de ingreso irregular a Chile, que sigue siendo uno de los países más atractivos para migrar en América Latina por su estabilidad política y económica, pese a la pandemia y la crisis social de 2019.

Horas más tarde, el nuevo canciller chileno, Alberto van Klaveren, anunció que viajará junto con Boric la semana que viene a República Dominicana para participar en la Cumbre Iberoamericana y que abordará con Bolivia y Venezuela la crisis migratoria y la devolución de migrantes irregulares.

«Es una ocasión para tener contactos con las autoridades de ambos países, para poder expresar la preocupación que tenemos como país por esta situación y para poder avanzar en estructurar una instancia de contacto y diálogo que lleve a la adopción de medidas más específicas y concretas», dijo el canciller.

Bolivia, país con el que Chile no tiene relaciones diplomáticas desde 1978, solo recibe a los expulsados bolivianos y no admite a ciudadanos de otras nacionalidades que usaron su territorio para llegar a suelo chileno.

En Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo cual equivale a más de 7% de la población, siendo los venezolanos los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.


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