Petro ministros
Foto: EFE

Un escándalo familiar sacude por estos días al gobierno de Gustavo Petro en Colombia. Uno de sus hijos, Nicolás Petro, ha sido acusado por su expareja de recibir dineros de narcotraficantes durante la campaña electoral que finalmente llevó al exguerrillero y exalcalde de Bogotá a la Casa de Nariño. El caso ya está en manos de la Fiscalía colombiana, pero ese no es el único lío familiar que persigue al hoy presidente de Colombia.

Como una sombra que aparece y desaparece, su concuñado, Carlos Alberto Gutiérrez Robayo, es otro pariente problemático que lo ha obligado varias veces a dar explicaciones.

Nacido en Zipaquirá, un municipio del altiplano a las afueras de Bogotá, hijo del llamado Zar de la papa y veterinario de profesión, Carlos Gutiérrez es un empresario de la ganadería casado con María Teresa Alcocer García, hermana de la primera dama de Colombia, Verónica Alcocer García. Del apetito por el poder político de esta última se especula mucho en la prensa colombiana.

El de Gutiérrez Robayo no es un nombre nuevo para la prensa venezolana. En su parábola empresarial destaca un punto tangente, ya dado a conocer, con los negocios en Venezuela de Alex Saab Morán y Álvaro Pulido Vargas, los contratistas predilectos de Nicolás Maduro durante más de una década, investigados en varias jurisdicciones por lavado de dinero y, en el caso de Saab, aún espera juicio en un tribunal de Florida, en Estados Unidos.

“A Carlos [Gutiérrez] lo conocí hace un par de años: una persona muy inteligente. Me planteó una sociedad que finalmente no pudimos hacer”, reconoció Alex Saab al diario El Tiempo de Bogotá en agosto de 2017, cuando todavía el barranquillero negaba su participación en los millonarios contratos del suministro de alimentos para los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). Negaba, incluso, conocer al propio Maduro, su principal benefactor y quien sorpresivamente lo empezó a reclamar como su “diplomático” tras su detención en Cabo Verde el 12 de junio de 2020, de donde fue extraditado en octubre de 2021.

Aquel negocio fallido al que se refería Saab en una de las pocas veces que declaró a medios de comunicación fue el de Trenaco, la desconocida petrolera registrada en Suiza y Colombia que recibió en 2015 un contrato de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) por 4.500 millones de dólares, y en la que Carlos Gutiérrez Robayo fue uno de los beneficiarios, tal y como demostraron documentos de la filtración Panama Papers.

“Yo no tenía la capacidad financiera para hacer esa inversión”, detalló Saab en esa misma entrevista. Aunque la relación entre Gutiérrez y Saab también se creía disuelta con el fracaso de Trenaco, ahora nuevos documentos confirman que nunca hubo un deslinde y que aquella no fue la única sociedad con la que intentaron sacar provecho de una Venezuela en pleno derrumbe económico.

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Por Roberto Deniz


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