El presidente nacional de la Alianza del Lápiz, Antonio Ecarri, denunció que en medio del caos de la pandemia del coronavirus que agobia al país, los venezolanos están pagando la gasolina más cara del mundo, gracias al «coctel de ineficiencia y corrupción» que es el socialismo del siglo XXI.
«La administración de Maduro con su ineficiencia y corrupción apagaron las refinerías y dejaron al país sin gasolina. Hoy, los venezolanos han pasado de tener la gasolina más barata a pagar la más cara del mundo, en dólares», precisó el dirigente político en entrevista con Sergio Novelli para VPI TV.
En este sentido, explicó que mientras en Holanda, donde el precio del combustible figura como uno de los más altos del planeta, el valor de la gasolina es de 1,74 euros, en el interior del país productores de alimentos de Zaraza o ciudadanos en Valencia pagan entre dos y tres dólares por el litro.
«Esa supuesta gasolina más barata del mundo, la pagábamos los venezolanos con inflación. Los venezolanos dejaban de comer para subsidiar la gasolina», subrayó.
Al ser consultado sobre el tema de las sanciones, Ecarri enfatizó que son la excusa en la que se esconde el régimen para evadir su responsabilidad. «Si mañana levantan las sanciones e igual no tendremos gasolina. La verdad es que las refinerías, así como el sistema eléctrico y nuestro sistema educativo están destrozados por culpa del socialismo», subrayó.
Tras explicar que solo el complejo refinador de Paraguaná requiere 13.000 millones de dólares para su reactivación, dijo que el país está quebrado y no tiene los recursos para reactivar a Pdvsa. Al respecto reiteró el planteamiento que ha sostenido por dos años: «Hay que dejar el populismo oficial de lado y privatizar las industria petrolera nacional.
Sobre el tema, describió que no se trata de «convertir las bombas en bodegones, entregándoselas a mafiosos enchufados».
Añadió que debe ser un proceso serio y transparente, con licitación internacional que de paso a procesos de exploración de nuevos pozos y la reactivación del complejo refinador nacional, única forma de salvar a la principal compañía del país.