Andrei Serbin Pont: Las fuerzas armadas venezolanas se terminarían replegando en el conflicto armado con las disidencias en Apure
Fernando Calzada / DEF

El analista internacional Andrei Serbin Pont dijo a El Nacional que las Fuerza Armada Nacional Bolivariana podría terminar replegándose en el conflicto armado en el estado Apure, que comenzó el 21 de marzo, en contra de un grupo conformado por presuntos disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Serbin, director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales, señaló que la logística y las condiciones climáticas juegan en contra del régimen chavista. Las lluvias que eventualmente caerán en la zona en abril dificultarán las operaciones y, por lo tanto, resultará difícil que se mantenga el control efectivo del terreno.

El choque armado, con sobrevuelos, bombardeos y detonaciones, ha provocado que 6.000 ciudadanos venezolanos se desplazaran hacia Colombia, según el último reporte de la organización Fundaredes. Los afectados, venezolanos y colombianos, han denunciado procedimientos ilegales por parte de los organismos de seguridad leales a Nicolás Maduro.

Andrei Serbin Pont: Las fuerzas armadas venezolanas terminarían replegándose en el conflicto armado con las disidencias en Apure
Dos militares venezolanos fallecieron el 31 de marzo luego de que guerrilleros los atacaran con lanzacohetes. Hasta la fecha, cuatro uniformados han muerto por los choques armados en Apure. Foto: Archivo

—¿Qué desencadenó los enfrentamientos en Apure?

—Arrancaría con el contexto más amplio que terminó llevando a Apure. Lo que hemos visto en los últimos años es que hay una creciente corrosión de las capacidades estatales que está acompañada de una fragmentación y proliferación de los grupos armados paraestatales. Y esto en su definición más amplia. Entonces podemos hablar de las FARC, las disidencias de paramilitares, diferentes grupos vinculados al narcotráfico, grupos de crimen organizado en general, traficantes de bienes, de personas, de armas, de empresas o compañías privadas de seguridad, explotadores del sector minero; e incluso hablar de la FANB en términos de cómo opera a nivel local. Sabemos que muchas veces, en una vía cerca de la frontera, va a haber intereses propios vinculados con los negocios que se llevan en esa región, que a veces están por encima de los lineamientos generales establecidos por la fuerza armada porque están vinculados con diferentes grupos paramilitares, guerrilleros, tráfico de drogas y de bienes y de otras actividades económicas lícitas o ilícitas. Ese es el panorama que vemos a nivel nacional, en buena parte.

—Obviamente hay situaciones en las que esto se ve exacerbado, como es el caso del Arco Minero y, después, las zonas fronterizas son particularmente problemáticas. Encontramos muchas veces situaciones de convivencia e incluso de cooperación entre las unidades de la fuerza armada y las organizaciones criminales y paraestatales. Como en todo ámbito en el que hay intereses económicos o comerciales de por medio, pueden existir roces, disputas, diferencias o competencias entre estos actores, lo que puede derivar en conflicto. Creo que lo que estamos viendo en Apure es que esta diversidad de grupos que están operando en el terreno empiezan a encontrarse en un contexto crecientemente competitivo en el cual sus diferencias, en cuanto al control de los negocios que se desarrollan ahí, llevan a una confrontación armada. Y en vez de mantenerse solo a nivel local, como hemos visto en el pasado, que a veces esas diferencias ocurren, ha terminado escalando al punto de que el gobierno nacional decide tomar mayores medidas, que implican la movilización de un contingente considerable, de diferentes unidades, tienen que ver con que la GNB que estaba operando localmente han sido apartados en segunda línea. Se ha priorizado las acciones de los caribes que operan en la zona, pero complementados por fuerzas especiales del Ejército, paracaidistas, unidades de infantería y quizá lo más controversial, y que termina generando más problemas aún, es la presencia de la FAES.

—En contra de la FAES hay graves denuncias de violaciones de derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales. ¿Debe verse como un mensaje?

—Obviamente hay una cuestión que tiene que ver con el mensaje y me parece que es acertado lo que dices. Claramente, cuando despliegas a la FAES estás enviando un mensaje represivo porque la gente entiende lo que implica la FAES. Pero, por otro lado, está el punto de vista operativo-militar: si tienes una zona semiurbanizada como puede ser La Victoria y en sus alrededores hay grandes áreas rurales, necesitas dos tipos de fuerzas que puedan lidiar con esa situación, caribes paracaidistas, infantería motorizada, infantería tradicional, grupos de fuerzas especiales, que permitan llevar adelante las operaciones militares en el terreno, en las áreas rurales. Y necesitas un elemento que lleve adelante el control de la zona urbana, y no te sirve necesariamente un paracaidista; yo creo que la lógica también tiene que ver con instalar a la FAES, específicamente en el cono urbano de La Victoria, como una suerte de gendarmería para tratar de controlar ese paso urbano en particular mientras que las fuerzas armadas llevan las tareas fuera del espacio urbano. Eso desde el punto de cómo se emplean los diferentes medios disponibles para combatir un grupo paraestatal, pero no podemos dejar de lado que la FAES tiene todo ese historial y que, encima, apenas llegó hubo incidentes como el reportado el 25 de marzo en El Ripial en el que hubo múltiples civiles (asesinados) y sus familiares dicen que no estaban involucrados en la guerrilla.

—(Los cuerpos) estaban en posiciones claramente acomodadas en posiciones post mortem y con armamento que se le dejó de forma cercana, dando a entender de que son falsos positivos. Entonces ahí creo que se genera una segunda instancia de conflictividad que tiene que ver con que la FAES está llegando y operando de forma similar a como lo hace en Caracas o en cualquier zona urbana, que es agarrar y ejercer el terror contra la población civil como herramienta de control. Sabemos que estuvieron saqueando, hay indicios de que cometieron estos asesinatos. Entonces están tratando de controlar a la población por medio del terror. Creo que también se abre un segundo frente de la conflictividad porque la FAES viene de afuera, pero los caribes, el batallón 923 que está a unos pocos kilómetros al norte de La Victoria, hace su vida (en ese lugar), hay parientes, amigos, entonces ahí se generan fricciones muy fuertes porque los que están siendo reprimidos son allegados de la gente de la fuerza armada, y ahí comenzamos a ver roces que ya son dentro de las mismas instituciones del Estado.

—Llama la atención que Tarek William Saab anunció una investigación sobre las posibles violaciones de derechos humanos, pero Padrino López, sin los resultados de esa investigación, negó muertes de civiles.

—Una cosa que hemos visto es que hay comunicación cruzada dentro de los entes gubernamentales, las figuras próximas dentro del gobierno. Algunos están tratando de dar una explicación, otros están dando otra. Creo que obviamente hay algunos que tienen la intencionalidad de salvarse en términos de imagen pública y conducir investigaciones, otros las van a negar porque también hay cuestiones en riesgo en términos de reputación. Pero igual ese gobierno no tiene un récord particularmente brillante en materia de protección de los derechos humanos ni muchos menos en la investigación relacionada con los derechos humanos.

—El régimen ha estado reparando armamentos y equipos de defensa que estaban dañados y esto se cruza son las afirmaciones que señalan un posible desmantelamiento de la FANB.

Hay un muy bajo nivel de apresto operacional por parte de la Fuerza Armada, en términos de las condiciones del material como también de la disponibilidad de recurso humano. Sabemos que mucha gente ha emigrado, que muchos de los que quedan en la FANB no están de lo mejor capacitados; ha habido bajo presupuesto operativo durante muchos años, lo que ha impactado en la capacitación del personal y también en la manutención de los sistemas. Pero eso no significa que en tiempos recientes no hemos visto una fuerte reinversión para recuperar capacidades. Lo comenzamos a ver en 2019 y 2020, con la puesta en servicio de los sistemas S-300 basados en El Sombrero (Guárico); la recuperación de la capacidad de los sistemas sukhoi 30 y, en tiempos más recientes, lo que estamos viendo es un énfasis mayor sobre las capacidades en términos del equipamiento y capacitación personal, la disponibilidad de medios esenciales como puede ser munición, que resultó una faltante grave durante mucho tiempo, y la recuperación de material, sobre todo en el rubro del Ejército.

—Entonces, sí, están los tanques ligeros Scorpion, la adaptación de Toyota Hilux con ajustes para generar vehículos de reacción rápida, la recuperación de los cañones M40, que históricamente han cumplido un rol de apoyo a la infantería, se están recuperando varios sistemas de artillería, los LAR-160, los M114, los M111, los M56. Hay una inversión orientada a recuperar ciertas capacidades. Se han incorporado nuevos fusiles de fabricación antigua, pero que son nueva dotación dentro de la FANB, los vemos en las manos de la FAES, de la milicia. Hay una intención en recuperar las capacidades y, en particular, diría que desde Escudo Bolivariano 2021 hay un cambio en el énfasis sobre hacia dónde se dirigen esos recursos y cuáles son las prioridades. El tema de la invasión norteamericana, toda esa película, quedó en un segundo plano; la mayoría de las maniobras la orientaron a situaciones o escenarios de seguridad interior y luchas contra terroristas —en cada mención que haga de antiterrorista y terrorista estoy haciendo comillas con mis dedos porque no me siento cómodo con esas definiciones—, pero técnicamente es lo que están haciendo. Entonces vimos despliegues en zonas urbanas, de la milicia en protección de instalaciones estratégicas y en zonas costeras para la detención de supuestos sospechosos en condiciones similares a la Operación Gedeón.

—¿Plantea que el conflicto el régimen no lo tiene ahora solo a lo externo sino a lo interno? ¿Se le salió de control la situación con estos grupos irregulares?

—Sí, sin duda, a mi forma de ver esto es un síntoma de esa enfermedad, estos grupos operan cada vez con mayor autonomía, lo van a seguir haciendo y las capacidades del Estado venezolano se han visto corroídas durante muchos años para controlarlos. Por eso la repentina necesidad de recuperar medios y capacidades dentro de las Fuerzas Armadas porque se está dando cuenta de que en todos estos años de las maniobras, disparando misiles antiaéreos, la defensa frente al imperio norteamericano y mientras tanto las capacidades esenciales que se necesitaban para ejercer un control territorial real las han ido perdiendo; ahora están tratando de recuperarlas porque les ha quedado en claro que lo que se viene en Venezuela es un creciente descontrol por parte del Estado y una fragmentación y proliferación de estos grupos armados paraestatales.

—¿Qué tan bien armados están los grupos irregulares en Venezuela? Hay reportes de que ellos manejan incluso armamento de la FANB. ¿Por qué ha costado tanto confrontarlos en la frontera?

—En cuanto el armamento que opera en las FARC y estos grupos justamente hace unos días publiqué un tuit en el que señalaba la presencia de un fusil AK-103 como el que utiliza la Fuerza Armada en un video que publicó Iván Márquez, y por el que las FARC me dedicó un comunicado, en el que me tratan de mentiroso y en el que aseguraron que lo compraron en Estados Unidos, lo cual también es muy interesante.

—Ahora, cuando nosotros analizamos los videos o las imágenes de las FARC, hay una amplia variedad de equipamiento, en general muchos lo capturan de las fuerzas militares colombianas, pero también es cierto que hay procedentes de Estados Unidos, como los fusiles tavor. Por eso señalé que en ese video había una K-103, porque era llamativo, no estamos acostumbrados a ver eso y, a mi forma de ver, había un mensaje que se estaba enviando en ese sentido. No sé si el mensaje era para el gobierno venezolano o si era para el gobierno colombiano, pero había un mensaje. Tenían una amplia gama de armas para elegir y eligieron esa.

—¿Cuál puede ser ese mensaje?

—No sé, ahí no estoy seguro. Pero tendríamos que preguntarle a las FARC cuál era el mensaje que querían mandar.

—Específicamente, ¿era el armamento que tenía Márquez sobre la mesa?

—Exactamente.

—Entonces, ¿cuáles son las capacidades de grupos como las FARC?

—En elementos armados como las FARC en realidad las capacidades son muy grandes. Son grupos que están curtidos, tienen medio siglo, literalmente medio siglo, y la FANB ha perdido mucho la experiencia que pudo haber adquirido en los años 60, 70, 80; y está atrás de los tiempos. No tiene medios. El apoyo ruso es porque hay una debilidad en la fuerza armada que, por ejemplo, Colombia con su amplia experiencia durante todas estas décadas ha ido subsanando, que es tener los medios necesarios para ubicar a este tipo de elementos. (En Venezuela) solo le puedes disparar a un enemigo que puedes ver, entonces, en ese sentido, hay una falencia importante por parte de la fuerza armada. También estos son terrenos (en los que se desplazan las disidencias/Apure) totalmente difícil para moverse, las FARC tienen no solo el conocimiento del terreno sino de la movilidad en términos de tiempo. En abril empieza a llover y habrá lluvias en buena parte del año, los vehículos blindados que han trasladado a esa zona desde una de las unidades cercanas, los BTR-80, dentro de poco se convertirán en unidades de utilización estática en la entrada de La Victoria porque fuera de los caminos no se van a poder mover, tienes que desplegar muchos medios aéreos.

—Y los medios aéreos desplegados fueron limitados, dos helicópteros estuvieron operando, ahora hemos visto la presencia de un helicóptero artillado brindando funciones de apoyo aéreo cercano, también en las etapas iniciales se desplegaron algunos aviones de combate, los K-8. Pero estas son operaciones muy complejas y a la vez se les suma un problema: hay un despliegue muy grande de las Fuerzas Armadas en esa región con una cadena logística muy frágil. Para mantener y sustentar a todas esas unidades que requieren comida, agua, munición, gasolina, tratamiento médico y una gran cantidad de elementos que son complejos para movilizar, lo más cercano en términos aéreos es el puente que se puede hacer con un aeropuerto que está a tres horas, y el resto es por vías terrestres con las vulnerabilidades que eso también implica. Combatir en este tipo de terrenos contra grupos de estas características es sumamente complejo y la experiencia colombiana creo que lo demuestra en detalles.

—¿En qué puede terminar este conflicto?

—En el caso específico de Apure, el tiempo juega en contra del gobierno por las dificultades logísticas y el incremento de las lluvias significa que las operaciones se dificultarán; será muy difícil que realmente se mantenga un ejercicio o un control efectivo por el terreno en esa región porque, aparte, la presencia militar de estas dimensiones no es sustentable en el tiempo. Eventualmente va a haber un repliegue por parte del Estado, y será muy difícil que continúe ejerciendo un control efectivo que quizá antes no existía porque sabemos lo que es la frontera venezolana. El ejercicio real de ese territorio es muy limitado y lo más probable es que haya un repliegue y que se trate de buscar algún tipo de victoria para mostrar en términos discursivos al público, no implica un cambio real como esta pasando en el terreno.

—Ha habido énfasis en la necesidad de un cambio político en Venezuela para enfrentar a esos grupos armados; hay quienes aseguran que el régimen permite su actuación en el país. En esto, ¿qué puede hacer Juan Guaidó o, en todo caso, la comunidad internacional?

—Son cuestiones que requieren de las instituciones del Estado, especialmente aquellas que están en capacidad de ejercer la violencia legítima. O sea, el control territorial que tiene la Fuerza Armada requiere de las instituciones, de las fuerzas de seguridad. Hoy por hoy la conflictividad en Venezuela sigue creciendo a medida de que aumenta el descontrol y esa falta de capacidad por parte del Estado. Me parece que las condiciones para que se mejore esta situación, para que haya esa recuperación de la capacidad del Estado, pasa específicamente por un contexto de transición en el cual hay un cambio gubernamental y en la línea de términos sobre cómo se ejerce el control. El único cambio drástico que puede haber es que de alguna manera este gobierno logre obtener los recursos necesarios para recuperar esas capacidades y, eventualmente, ejercer un control efectivo del territorio nacional, pero ante la situación económica crítica que hay en el país lo veo muy difícil.

@Luisdejesus_

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