bonos venezolanos

A medida que pasan los días de este nuevo año, el panorama político se va aclarando, dejando como ganador al chavismo en general y a Maduro en particular. La dirigencia de oposición hecha trizas, y las diferencias internas del chavismo, controladas… por ahora.

O sea que el chavismo comienza el año 2023 con pie firme, y sin competidores a la vista, teniendo como problema interno a resolver el perfil anti revolucionario de “dólar-Chevron-mercado” de este neo chavismo que aún no encuentra centro. Porque este triunfo arrollador que le dio la oposición al chavismo pudiera darles más fuerza a los grupos radicales para regresar al Plan de la Patria y a los controles.

Porque la piedra en el zapato que significaba Juan Guaidó ya no está, y difícilmente la dirigencia opositora podrá armar algo tan fuerte como lo fue el interinato… de hecho, es difícil que pueda armar algo… punto.

El “autosuicidio” de la oposición dejó al chavismo en una posición inmejorable como para comenzar a recuperar lo que el interinato le había arrebatado, que era el poder fronteras afuera. Porque hasta hace unos pocos días la ecuación era clara: el chavismo dominaba fronteras adentro y la oposición, liderada por Guaidó, lo hacía fronteras afuera.

Ahora con el campo exterior despejado, solo les queda comenzar a maniobrar como ellos saben hacerlo, apoyándose en los gobiernos de izquierda de la región que, si bien ya no son rojos, sino rosados, aún son solidarios y ayudarán a Maduro. Claro que ya no pueden contar ni con China, Irán o Rusia por lo de la guerra; pero si con Lula, Petro y Kirchner… porque con México es otra historia, y AMLO no es garantía abierta como los mencionados.

Se rompió el equilibrio de fuerzas que proporcionaba el interinato, que tenía entre sus capacidades, por diseño, lo de las sanciones; por lo que el peso del poder y de la iniciativa ahora pasa al chavismo, que estará libre de negociar —sin intermediarios— con el ala izquierda del gobierno de Biden, encarnada por Juan González. Sigue siendo la conquista de Venezuela que intentó Trump, pero ahora por otros métodos, que prescinden de la oposición y actúan directamente con su enemigo, como ocurre con Irán y China, donde no cuentan con “oposiciones” … enemigo es enemigo.

Porque para colmo, al haberse mudado al exterior el núcleo de la AN2015, ya no quedan actores formales en Venezuela, dejándole el campo libre al chavismo; que ya está en condiciones de adelantar las elecciones, con Maduro como candidato, y ganarlas en buena lid; porque la dirigencia de oposición está en desbandada, y la abstención será la respuesta por parte de la gran masa de opositores de base que hay en el país.

Con sus acciones, la oposición institucional se desarticula y tiene que mover el horizonte de cambio, del 2024 al 2030. Porque por ahora, las elecciones del 2024 (o antes, cuando el chavismo lo decida) las ganará Maduro.

Político

La carta de juego que está poniendo sobre la mesa la dirigencia de oposición post interinato es la de las primarias, como si fuera parte de un plan articulado que tiene como meta desplazar al chavismo. Porque tenía sentido de potencial cambio solo con las piezas de poder con que contaban; pero ahora ya no las tienen, y, entre tantas cosas que perdieron con la decisión, perdieron la confianza de las bases.

Pero no todos perdieron la confianza; según la calle, los únicos que se fortalecieron fueron Guaidó y María Corina. El primero porque aguantó los insultos y presiones de “compañeros” y adversarios, sin perder la compostura, sin insultos, y con el mismo estilo, completó y entregó la tarea encomendada. Y la segunda porque mantuvo la consistencia conceptual contra vientos y mareas; y eso no se ve con frecuencia entre los políticos venezolanos… al menos no entre los que cuentan y son relevantes… entre los que tienen algo que perder.

Si lo del interinato fue una mala idea, o no lo fue, ya es historia antigua; lo cierto es que fue la acción opositora más fuerte y contundente desde que comenzó el chavismo. El mundo supo de Venezuela, se interesó en la oposición y presionó de tal manera que hasta obligó al chavismo a abrirse al dólar y al mercado.

Llevamos unos pocos días desde el desmantelamiento del interinato, y EE UU hizo solo dos menciones: sigue considerando que Maduro no es legítimo y que la AN2015 es el último vestigio de legalidad institucional; y que Guaidó (y otros como él) iban a ser parte de las relaciones futuras. Y digo “solo dos”, porque aún van a aparecer muchas declaraciones más, a medida que entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado comiencen a caer en cuenta de los vacíos y cabos que quedan sueltos, y del desbarajuste institucional; especialmente en cuanto al manejo de activos y fondos en el exterior.

Lo que no va a cambiar es la posición de estado de EE UU con respecto a Venezuela mientras esté bajo un gobierno que se autoproclame antimperialista (anti EE UU); porque la posición es bipartidista y bicameral. Y en cuanto a que pueda aparecer una oportunidad favorable por la lucha interna entre republicanos, lo cierto es que, si Biden va a tomar ventaja de la situación, seguramente no será por el tema Venezuela; tiene muchos más frentes internos y externos en los cuales “gastarse” la oportunidad.

Por el contrario, con la desaparición del interinato es posible que la relación entre los dos países se deteriore aún más, porque quedará “en directo”, al desaparecer el buffer de descompresión que esa institucionalidad paralela proveía. Porque la estrategia de los “escorpiones” (grupo que disolvió el interinato) es tratar de hacerse con la administración de fondos y activos para utilizarlos de común acuerdo con el gobierno, lo cual pareciera difícil que ocurra, porque por más izquierdistas que haya en la Casa Blanca, difícilmente le permitirán al gobierno de Venezuela una recuperación económica que luego puedan usar en contra de EE UU.

Regresando al esquema político interno, la gigantesca masa opositora de base, queda sin referente formal; porque ante la pregunta sobre “¿quién es el líder de la oposición?”, antes, la respuesta —gustara o no gustara— era Guaidó. Ahora no hay cabeza formal, y los líderes tendrán que hacerse desde las bases. En estos dos o tres días, ante esa misma pregunta realizada en diferentes ámbitos, la respuesta se dividía entre Guaidó y María Corina… eso ya es un principio.

O es el final de una tanda de políticos sin credibilidad ni reconocimiento, y cada vez con más rechazo público o popular, que terminarán profundizando la abstención en el campo opositor, y asegurando la victoria del chavismo en la figura de Maduro. Cualquier estrategia democrática electoral de la oposición deberá ser postergada al 2030… porque para el 2024 ya se ocuparon de darle la victoria al chavismo.

Lo que aún no queda claro es si la AN2015 tiene la facultad para hacer lo que hizo. Habrá que ver hasta dónde llega todo esto, porque aún lo siento como prendido con alfileres. Aunque en la práctica, pase lo que pase después, ya el daño reputacional que se auto infligió la oposición no tiene retorno.

Social

En ninguno de los análisis de estos primeros días del año se le da un peso importante al tema social en general, y al de la pobreza en particular. Es posible que la gran diferencia con el pasado pre chavista, donde hemos tenido niveles altos de pobreza, es que, a la vista de hoy, realmente eran clase media baja. Porque tenían posibilidades de empleo, alimentación, salud y educación. Y había un esquema de valores que permitía la evolución social ascendente.

En los últimos tiempos de Chávez, él mismo reconoció que los indigentes, en números absolutos, eran 2,5 millones, lo cual, para la población de entonces, de 32 millones de habitantes, representaban menos del 8% de la población. Hoy, según Encovi, la indigencia está en el orden del 64% sobre una población del orden de los 26 millones de habitantes, para un total de 16 millones de personas. Y eso es mucha gente sin posibilidades de acceder a un trabajo, y sin acceso a ayudas estatales porque los ingresos públicos han disminuido sensiblemente… y ya no alcanzan como antes.

De allí la opción de la emigración que se reconoce, en cifras de la ONU, en un millón de personas solo en 2022, que forman parte de los 7,1 millones que emigraron desde 2015.

Económico

Siendo realista, no hay que tener muchas expectativas sobre el negocio petrolero en este 2023; es posible que la burbuja Chevron se convierta en una “tacita de plata” que pudiera llegar a los 200 mil barriles de producción a partir del 2024. Pero eso es hasta ahí. No se ve que otras empresas puedan entrar porque el espacio jurídico institucional creado a la medida de Chevron no alcanza para que entre alguien más.

Porque las expectativas de faltantes de petróleo que hicieran mirar hacia Venezuela como una alternativa, no se cumplieron; los precios no se dispararon y los inventarios siguen siendo altos. De hecho, estos dos envíos de petróleo de Chevron a EEUU, son de inventarios y no de producción nueva. Durante un tiempo no habrá producción fresca en Venezuela, por lo que los 650.000 barriles de promedio se quedarán ahí.

Si no se puede contar con ingresos petroleros extra en este año, entonces no habrá posibilidades de aumentar la inyección de dólares al sistema cambiario, por lo que el dólar oficial aumentará su brecha con el dólar de mercado. Es tratar de defender lo indefendible. Y así como al dolarizar y bajar los controles de precios la escasez desapareció y los precios se estabilizaron, habría que hacer algo similar con el sistema cambiario, unificando los mercados y dejándolos al juego de la oferta y la demanda. Porque, en definitiva, el dólar es un bien más al que deberían levantarle el control de precios.

Nosotros salimos de la hiperinflación al anclar (o semi anclar) nuestra moneda al dólar, levantar los controles de precios, y abrir las fronteras a la importación. Y lo de semi es porque el otro semi, el que no está anclado al dólar, es el que produce la inflación de demanda, estimulada por la emisión monetaria y el gasto público, que no han conseguido disciplinar. Pero la dura, la que no se puede bajar con o sin dólar, es la inflación de oferta, la inflación estructural resultante del proceso recesivo que no ha podido ser revertido, por razones de confianza (o de su falta) y por las restricciones de energía que mantienen anclada nuestra economía. Hoy no podemos enchufar al sistema eléctrico una nueva unidad de producción, sin desenchufar otra. Hoy lo máximo que podemos lograr es reacomodar nuestro sistema empresarial y de producción, sacándole la máxima productividad posible a cada Mw disponible, asociado a la producción.

Por eso mi reiterada insistencia en que hay que privatizar el negocio eléctrico, de forma tal que el estado mantenga su rol contralor y de políticas públicas, y deje de fungir como empresario, porque no lo es… de eso no sabe. No hay ni una sola de las empresas manejadas directa o indirectamente por el estado que no esté en serios problemas.

Ya liberamos, ya dolarizamos… ahora privaticemos.

Debo aclarar que lo de “dolarizamos y liberamos” no es del todo cierto porque el dólar aún no es de curso legal, y los controles están allí, como esperando a que los suelten a la calle nuevamente, y echen todo para atrás. Que, por cierto, es algo que perfectamente podría ocurrir si el gobierno se siente políticamente fuerte, y si la línea del chavismo radical termina de imponerse.

Este año va a haber que fortalecer el sistema empresario privado, reacomodando y optimizando primero lo que hay, y luego buscando la manera de dotarnos de la energía adicional para cada nueva unidad de producción.

El otro tema que funciona como una restricción rígida que inhibe las posibilidades de crecer es el de los RR HH. Hay que sacar gente de la pobreza e incorporarlos al mercado de trabajo.

En vez de ver con ojos negativos los Avantis y los Ferraris, habría que verlos como generadores privados de riqueza que siempre permea a las diferentes capas socioeconómicas de la sociedad; desde contadores e ingenieros, hasta limpieza, jardinería y mantenimiento. Desde tecnología hasta administración de inventarios. Necesitamos más de esas inversiones, las cuales están destinadas a no más de 400 mil venezolanos. Pero desde esos 400 mil saldrán de 2 a 3 millones de empleos, que a su vez gastarán en otros 2 a 3 millones de personas, que son los que componen el grupo activo que mueve la economía del país. Y así, poco a poco, los 20 millones pobres, incluidos los 16 millones de indigentes, podrían poco a poco ir incorporándose a la economía del país.

Este es el año para cuidarnos de la inflación y para ayudar a los que nos necesitan.

Internacional

El país más influyente en nuestra vida diaria en Venezuela es EE UU. Por lo que hace, por lo que no hace, por lo que nos deja hacer y por lo que nos prohíbe. Bien visto, prácticamente no tenemos capacidad de maniobra internacional, y solo nos dedicamos a administrar nuestra burbujita, más pequeña que Guatemala, y un poco más grande que Haití. Claro que la comparación es injusta porque tenemos una infraestructura, apagada, sin uso y mal mantenida, equivalente al tercer país más grande de la región, detrás de Brasil y Argentina. Porque la Venezuela que fuimos y que la ideología apagó, sigue estando allí, esperando para servir de base para volver a crecer. Pero en números de PBI, tristemente, sí entramos entre las cotas de Guatemala y Haití.

Decía lo de EE UU, porque es un país que se está preparando para entrar en guerra. Porque el tamaño de sus ejércitos estaba destinado a amedrentar y evitar tener que entrar en guerra. Ese delicado equilibrio que mantuvo con la URSS y que, a fuerza de armar ejércitos equivalentes, fue lo que hizo que la guerra fuera “fría” y que no llegara a calentarse.

Pero lo que está ocurriendo ahora, más se parece a los prolegómenos de la WWII, que a la guerra fría, que era más información, espionaje, inteligencia y contra inteligencia, más alguna que otra escaramuza militar. Esto que está pasando, los gigantescos presupuestos para teatros de operaciones y despliegue de armamentos cada vez mássofisticados en Ucrania (que es la puerta de entrada a la guerra) nos anticipa que una vez más, EE UU irá a la guerra muy lejos de sus fronteras, y considerará un enemigo a todo aquel que pueda atentar su homeland security. Y nosotros, mucho antes de que comience esa guerra, ya estamos en esa lista de enemigos.

EE UU necesita tener en orden su área de influencia geográfica. Nosotros somos los únicos díscolos de la región y debemos prepararnos para sentir de alguna manera adicional a la actual, la presión para alinearnos. Ya Trump probó de una forma, y este presidente está probando con otra, que aún no llegamos a descifrar. Es difícil pensar que se queden tan tranquilos con nosotros y nos esperan hasta el 2030.

Como les decía, EE UU se está preparando para la guerra, y las relaciones cambian en tiempos de guerra… y el más grande, casi siempre termina imponiéndose.

Recomendación

  • Al gobierno: que permita y oficialice al dólar como moneda de uso legal, sin que sea la moneda oficial. Y que de esa manera puedan dolarizarse los flujos bancarios, el mercado de valores, los encajes, y en general toda la economía. Deberíamos llegar a una economía formalmente bi monetaria
  • A la dirigencia opositora: que el vacío de información que ha generado la decisión de desarmar el interinato está siendo llenado por el gobierno, por María Corina y por Guaidó. Hoy no se sabe a quién dirigirse como oposición. Porque los 80 votos entre los 72 a favor y las 8 abstenciones ya pasaron a engrosar el grupo de los escorpiones, que se suma a los alacranes y a la mesita. Alguien debe asumir la conducción de las bases con un discurso claro y sin ambigüedades. Un discurso que la gente entienda, y que se sienta representada. Que quede claro que todo se trata del país y su bienestar, y no de ventajas personales
  • A la dirigencia empresarial: que el tema más importante que debe enfrentar una empresa en este 2023 será la inflación, con una estrategia que proteja activos, evitando pasarlos por el segmento financiero del proceso. Bienes contra bienes… lo que está pasando, cada vez se parece más al trueque. Porque hasta en el mercado de valores se comienza a redimir en especies. Atentos a las nuevas emisiones

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