inflación
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La inflación se ha convertido en la piedra angular de los problemas de los venezolanos. Porque no importa el nivel socio económico, a todos nos está afectando; tal vez la diferencia se encuentra en la capacidad individual para manejar el problema, y en las posibilidades económicas de cada uno.

Porque para todos, sin excepción, hace un par de años un carrito de supermercado se llenaba con 100 dólares, y hoy no se hace con menos de 250 dólares. Y con este comentario nos estamos refiriendo a las casi cinco millones de personas que cuentan con posibilidades para ir a un mercado. Y estamos dejando por fuera a los veintiún millones que no tienen los ingresos para hacerlo, y están viviendo de dádivas, ya sean públicas o privadas; pero que no tienen una fuente de ingresos que ellos puedan procurarse  con su propio esfuerzo.

El tema es que nuestra economía está tan disminuida que se hace difícil asistir al desamparado. Me gusta el ejemplo del carro con 21 millones de personas bordo, que está siendo empujado por 5 millones, para el total de 26 millones de venezolanos que constituyen la población que aún vive fronteras adentro del país.

Siempre pensando en la pirámide como referencia, la parte de arriba tiene a los 5 millones y la parte de abajo a los 21 millones restantes. El piso de la parte de arriba podría asimilarse, socioeconómicamente hablando, al parquero de un restaurante; el que, a su vez, se constituye en la referencia para la parte de arriba de la parte de abajo, que es la parte de arriba de la base de la pirámide. Podría decirse entonces, que los problemas de inflación son, principalmente, para la parte de arriba.

La experiencia nos dice que, a la inflación para vencerla, primero hay que luchar frontalmente contra ella. No se puede ni convivir, ni basarse en extrañas teorías de que la inflación genera actividad y que es buena. La inflación nunca es buena; es tal vez el cáncer de las sociedades, y habría que tratarla como tal.

Si bien la teoría la enmarca en el campo de lo monetario, sus causas suelen estar en el lado real de la economía; el lado de la oferta de bienes y servicios. Especialmente en países, como el nuestro, donde durante décadas la inyección de recursos financieros a la economía provenía de un estado que los obtenía de la venta de un producto que había sido generado con muy poca agregación de valor nacional, distorsionando así las relaciones económicas internas, cuya evidencia más clara se reflejaba en el sistema de precios de referencia… que siempre subía por causas exógenas… siempre en el límite de los equilibrios, y siempre con equilibrios inestables.

Entonces uno se preguntaría, cómo es que ahora, cuando menos ingresos petroleros tenemos, la inflación es tan alta, y puede serlo aún más. Porque es que estamos en el límite de regresar a la súper híper inflación que supimos tener. Y la respuesta está en la distorsión del modelo, producida por un estado empresario que sigue interfiriendo en las relaciones económicas, esta vez sin aportar ingresos, pero sí contribuyendo al gasto desmedido que hace que siempre, y casi sin excepción, la capacidad para demandar, sea superior a la capacidad de producir y ofrecer los bienes y servicios que la economía demanda.

Y es por eso que tenemos un piso muy alto de inflación, porque la gente recibe dinero inorgánico, ya sea como en el pasado donde era genuino pero distorsionante, ya sea en el presente donde es fabricado por el propio Estado. En ambos casos es inorgánico.

Cuando les decía que hay que luchar frontalmente contra la inflación, me refería no a la lucha del gobierno (pese a que es quien debe liderar la batalla), sino de toda la sociedad, con un proceso de confianza y credibilidad, donde todos estén dispuestos a poner de su parte y asumir sacrificios; los cuales, si están dentro de un plan orgánico y confiable, la sociedad debería estar dispuesta a emprender el camino.

Y aquí es donde se mezcla con el aspecto político; porque la sociedad ha perdido la confianza en sus líderes, quienes tienen niveles de rechazo social muy altos y no generan ni la confianza ni la credibilidad como para recibir apoyo para un plan de esta envergadura.

Y es que los niveles de rechazo de la dirigencia política son tan altos, que el gobierno no podría intentarlo, y el candidato resultante de las primarias tampoco podría hacerlo.

Sin embargo, en el esquema de poder y gobernabilidad que tenemos ahora, con el chavismo con un poder casi omnímodo, y con la oposición desmembrada, el gobierno podría apelar a ese poder para avanzar en una apertura de la economía que profundice el camino que emprendió hace un par de años; y formalizar los avances, e ir más a fondo con la liberación de controles; permitir la libre flotación de la moneda, admitiendo al dólar como moneda de curso legal y traspasando al sector privado, o cerrando, las empresas públicas que hoy son una carga sin contrapartida para la sociedad.

Lo anterior sin perder la capacidad inherente al estado de la generación de políticas públicas, y la capacidad de hacer que se cumplan. Porque hoy, que el chavismo se ha ido separando de la ideología, es un buen momento para despolitizar las medidas y consolidar la estrategia de mercado. Y esta vez, sin ambigüedades.

Político

Según el DRAE la ambigüedad es la cualidad de aquel lenguaje “que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones y dar, por consiguiente, motivo a dudas, incertidumbre o confusión”.

Usar la ambivalencia como táctica política pudo haber resultado hasta ahora, en que siempre había dinero como para el engaño que luego se arreglaba con un bono o con una misión. Pero cuando se acaba la fuente de financiamiento, los discursos ambiguos comienzan a chocar contra la realidad, y devolviéndose como un boomerang en contra de quienes los emiten. Eso ya le está pasando al chavismo que recibe protestas diarias de su propia gente, y le ha comenzado a pasar a la oposición ambigua que no termina de definirse.

Y si bien no hay ninguna señal en el horizonte que pueda afectar la continuidad del chavismo en el poder, del lado de la dirigencia opositora, siguen con su juego de tronos, pero sin tronos a la vista y con la ambigüedad “mesita”, “alacranes” y últimamente “escorpiones”. Se trata de una dinámica donde los dirigentes juegan a la captura de cargos que nunca van a tener, muy alejados de la percepción que de ellos tiene la gente.

Porque creen que una primaria es la solución, cuando, por el contrario, es parte del problema. Porque cuando se ve la lista de los potenciales participantes, y cuando se ve la lista de los que se están quedando por fuera, porque no creen en primarias, uno se da cuenta de que se trata de revolver la situación, para que, cuando se asiente (porque se va a asentar) las cosas estén igual o peor que antes.

Porque todos los intentos de unidad de la oposición se estrellaron contra ellos mismos y sus ambiciones; tanto los triunfos como las derrotas, todos terminaron con enemistades nuevas… los mismos actores, pero cambiando sus roles… ah… y siempre atacándose con virulencia entre ellos mismos.

Como dicen en la calle, “tumbaron a Guaidó, en vez de tumbar a Maduro”. Es evidente la falta de consistencia y continuidad; el exceso de personalismo, y, tal vez lo más importante, la falta de memoria, para identificar errores y hacer propósito de enmienda.

Porque todo lo que pasa en la dirigencia opositora con o sin sus primarias, no tiene impacto en la vida actual o futura de la gente (opositores y chavistas) y menos que menos en el proceso de toma de decisiones del gobierno, para quien ellos son la distracción que a veces necesitan para que no se vea algo que está pasando en la realidad.

Es de esperar que de este impasse de anarquía organizacional opositora, surja alguien diferente capaz de interpretar el sentir de las bases y comience a actuar en consecuencia.

Social

La normalidad económica de un país debería admitir que tanto el lujo, como la clase media, y hasta la pobreza, convivan en armonía, y sin resentimientos. Claro que en situaciones como la nuestra donde hay alrededor de 400 mil personas en el lujo, 4,5 millones entre las clases medias, alta, media y baja, y 21 millones de pobres, el desbalance es tan fuerte que no se trata de resentimiento, sino de supervivencia.

La pirámide nacional podría resumirse en 400 mil personas que dan trabajo a 2 millones, los cuales a su vez dan trabajo a otros 2,5 millones, de los cuales permea, a veces, no siempre, algo a los 21 millones de pobres.

Las actividades de lujo como las súper tiendas o el estadio de La Guaira están destinadas a un público muy especial, pero que dan trabajo a lo largo de la pirámide, a veces, hasta a los que están abajo, rescatándolos, aunque sea transitoriamente.

Lo importante, socialmente hablando, es que no se invisibilice a los pobres, porque el encandilamiento que producen las “cosas lindas de la vida” puede hacer creer que esa es toda nuestra realidad, cuando estamos lejos de que la realidad sea así.

Somos un país muy pobre, y el primer paso para dejar de serlo, es reconocerlo. Para trazar un camino desde lo actual, hacia un futuro donde el bienestar sea general, y que la pobreza sea un estado transitorio del cual, con esfuerzo, estudio y trabajo se pueda evolucionar. Donde el crecimiento económico orgánico apoyado en empresas que crean valor, sea la cantera de las oportunidades para que cada vez haya menos pobres, y que alguna vez, llegue a no haber ninguno.

Porque hoy hay gente comiendo de la basura.

Económico

Las compuertas y los compartimentos estancos se convierten en muros de contención que distorsionan la actividad económica y fuerzan a tomar, o dejar de tomar, decisiones, en un momento donde, si hubiera confianza, podrían optimizarse los escasos recursos con los que contamos.

Tenemos un país con una infraestructura deteriorada de talla 38, para una economía que apenas llega a talla 30. Y, por la diferencia de talles es difícil que un sastre lo ajuste, porque al ser tan grande la diferencia, sería como hacer algo nuevo. Eso nos pasa con el sistema eléctrico, con la banca, con las empresas básicas, con Pdvsa y en general con todo el país.

La distorsión anterior, si operáramos con una lógica de mercado, tendería a corregirse haciendo que lo que no es autosustentable, termine cambiando de ramo, o cerrando. Es impresionante la cantidad de empresas privadas que terminaron cerrando porque no encontraron una vía razonable de sustentabilidad.

Mientras que, de las empresas del Estado, muchas de ellas en situaciones críticas y de quiebra, siguen abiertas como si estuvieran produciendo, y con trabajadores reclamando “reivindicaciones” como si estuvieran funcionando bien.

El mercado de capitales es una vía para reacomodar la plataforma patrimonial y accionaria, buscando optimizar el uso de recurso, de forma tal de ir adaptando nuestra infraestructura a las verdaderas y limitadas posibilidades de nuestro mercado.

Internacional

El jefe de la OTAN reconoció los dos errores estratégicos que cometió Putin en su decisión de atacar a Ucrania: uno fue subestimar la fuerza y valentía del pueblo y el ejército de Ucrania, y el otro fue también subestimar la determinación y la unidad de la OTAN y de sus socios.

Porque no cabe duda que Putin se creyó su premisa de la OME de 72 horas. La próxima semana se cumple un año de esa atroz invasión y el grado de deterioro de Rusia es muy grande. No solo en cuanto a pérdidas materiales militares en los frentes de batalla, sino pérdida de mercados, bloqueos en el flujo de productos, rechazo mundial a todo lo que tenga que ver con Rusia, y una pérdida de reputación y confianza que demorará décadas en ser recuperada.

El destino final, puede anticiparse que será la rendición incondicional, la desmilitarización y el desarme; además de la pérdida de control político institucional de su país,  que será tomado y ejercido por las fuerzas vencedoras. Y el resultado, para ellos, será el opuesto al que motivó su operación, que era recuperar los territorios de la antigua “cortina de hierro”.

De allí que ahora esté amenazando con atacar a Polonia, y que las fuerzas militares en el Báltico estén en alerta. El ataque ruso logró además expandir los presupuestos de defensa de todos los miembros de la OTAN, y comenzar a contar con “invitados” como Suecia y Finlandia, en su proceso de adhesión. No solo invierten en equipos convencionales de blindados y de infantería, sino que están probando nuevas tecnologías para anticipar la etapa que puede llegar en el segundo semestre, en la cual la OTAN ingrese formalmente en la guerra, y que EE UU, antes o después, se involucre en lo que se reconoce el conflicto global post WWII.

Porque a la guerra fría la ganó EE UU con el desmantelamiento de la URSS y la incorporación de Rusia al mercado capitalista. Y esta segunda etapa, iniciada por Putin tratando de regresar a la Rusia de los zares y al águila bicéfala, tiene como objetivo volver a enfrentar a EE UU, tomando como excusa el caso de ucrania. Pero la diferencia en poder militar es tan, pero tan abismal, que prácticamente Rusia no tiene posibilidades de salir bien de esta guerra que ellos mismos comenzaron.

Recomendación

  • Al gobierno: que se aleje lo más que pueda de las actividades económicas, incluyendo a aquellas que por ley le correspondería. Ha llegado el momento de tomar decisiones acordes con las circunstancias actuales, que no solo incluyen cambios demográficos y tecnológicos, sino que deben considerarse como condiciones permanentes a las sanciones de EE UU. Y que imite la situación de los peruanos que han logrado desenganchar la política de la economía. O de los brasileros que tuvieron 0,5% de inflación mensual bajo un gobierno de izquierda.
  • A la dirigencia opositora: que reconozca que están alejados del afecto de las bases, que ya no los representan y que los objetivos comunes que tenían han perdido coincidencia. Que ha llegado el momento de que surjan nuevos liderazgos con un perfil de patriotismo que haya quedado evidenciado con sus actos, de los públicos y de los privados. Con un par de excepciones honrosas, todos los dirigentes que aspiran a ser presidentes, han jugado a la ambigüedad y han puesto en juego sus principios. La gente ya no cree en ellos… ni en las encuestas que impulsan a unos y a otros.
  • A la dirigencia empresarial: que aún no se ha logrado que los actores privados excedentarios de la economía, se alineen y complementen con los deficitarios para optimizar el uso y rendimiento de los negocios. Hace falta una campaña de concientización sobre los mercados de renta fija y renta variable para incorporar diferentes segmentos y proyectos. Renta fija para el corto plazo, y renta variable para el largo.

 


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