Soft Bell International
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Liderar, tomar decisiones, comunicarse asertivamente, entender el mundo digital o adaptarse rápidamente a nuevos desafíos, así como aprender conceptos de manera eficaz, no son habilidades contempladas en el sistema educativo tradicional. En las universidades incluso se les catalogan como «habilidades blandas» y no se toman en cuenta en los pensum. Ante este panorama, la empresa tecnológica Soft Belt International ofrece, por medio del uso de softwares, potenciar las capacidades de las personas para aprender. Su visión: mejorar las competencias de los profesionales y prepararlos para un mundo laboral en el que la Inteligencia Artificial (IA) avanza vertiginosamente.

El emprendedor peruano Rubén Correa Laimes, gerente general y fundador de esta escuela de superaprendizaje, ofrece  desde hace  20 años potenciar estas habilidades transversales y ofrecer soluciones inteligentes, científicas y tecnológicas ante las deficiencias del sistema educativo tradicional. Graduado de la carrera de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú, Correa enseña, por medio de sus programas, aprender a aprender.

«Notamos que había una carencia generalizada en Latinoamérica en materia educativa: la mayoría de los estudiantes no tenía un buen nivel de comprensión de lectura o razonamiento verbal», explica. Al analizar las estadísticas del informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes o Informe PISA, Correa notó que, 54% de alumnos latinoamericanos tenía deficiencias con la lectura.

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Correa augura la muerte de las universidades tradicionales en tres años | Foto Archivo

Por ello, decidió ofrecer programas para mejorar la inteligencia verbal, la compresión lectora, la memoria y velocidad de lectura. Así, de esta forma, los estudiantes y profesionales podrían potenciar sus habilidades de aprendizaje en poco tiempo y tener una mayor capacidad para adaptarse y tomar decisiones. «Si una persona quiere tener éxito en la vida tiene que tener la capacidad de aprender. No es lo mismo una persona que ingresa a una empresa y aprende todo lo necesario y se adapta en una semana, a otra que se adapta en tres meses. Hay una diferencia abismal. Lo mismo pasa en la universidad», comenta.

A su juicio, un pilar fundamental del aprendizaje es el razonamiento verbal o la inteligencia verbal. Muchas de las cosas que se estudian, señala el experto, se aprenden leyendo porque al leer se involucran muchas capacidades cognitivas. «Con la compresión de lectura se miden 6 niveles de capacidad para entender diferentes tipos de textos. Esa capacidad es una capacidad básica para estudiar lo que sea. Lo que desarrollamos en Soft Belt International es una manera técnica de aprender y comprender cualquier tipo de texto», explica Correa.

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Al mejorar las capacidades de aprendizaje, Soft Belt contribuye a la eficiencia de los profesionales | Foto Archivo

Pioneros en el mundo

Corría 2003 cuando Rubén Correa comenzó en el mundo de la ingeniería del conocimiento y se le dio la oportunidad de emprender en el nicho tecnológico. Apenas se graduó de la universidad, formó una empresa de capacitación en Gestión Pública, motivado por la pasión de poder capacitar y dar trabajo a las personas talentosas. Dos años después, cuando ya gozaba incluso de exposición pública porque hacía eventos de «tipo casi políticos-académicos», se le presentó la oportunidad de ir más allá.

«Un prestigioso de una universidad me dijo que quería que yo monitoreara un proyecto en el que se le enseñaba a la gente a mejorar su capacidad de aprendizaje. En ese momento, en 2003, la idea no era tan valorada y menos si se hacía con software. A mí me parecía linda la idea, pero era un concepto que no estaba en la mente del consumidor de los usuarios, no estaba en la mente de los estudiantes. Eso ha cambiado radicalmente con los años», cuenta.

Comenzó emprender guiado por esa idea y motivado por su pasión, no por necesidad. Lo hizo pese a las dificultades que implica, a su parecer, ser un emprendedor en Latinoamérica, donde el fracaso como forma de ganar experiencia no se valora tanto. Al año siguiente, registró un pequeño producto que buscaba, por medio de un software, mejorar la gimnasia mental. Luego, registró otro enfocado en la lectura y la compresión lectora.

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Uno de los programas que ofrece Soft Belt es Lektor Executive | Foto Archivo

«Hemos sido pioneros, pensé que lo éramos solo en Perú pero ahora que estoy en España me doy cuenta de que hemos sido pioneros en el mundo. En 2003 no se había registrado ningún software para mejorar la gimnasia mental, la lectura o la memoria. No existían estos programas y si existían eran solo métodos que tú podías aprender yendo a una clase presencial con algunos expertos que eran contados», asegura. En ese entonces la única forma de mejorar la inteligencia verbal era con una clase presencial. Su software implicaba mejorar a través del uso de la tecnología.

Para 2008, Soft Belt International registró un software mayor y más completo con el que logró incluso el reconocimiento de la Junior Chamber International Lima como empresa innovadora. «Capacitamos funcionarios que tenían que aprender de manera más eficaz, ser más ágiles, tomar decisiones más rápidas y ser más efectivos en gerencia. Nos costó muchísimo lograr un primer grupo empresarial y de allí se fue corriendo la voz», relata.

Poco a poco, su programa fue recomendado en las escuelas. Logró adentrarse en las esferas de las instituciones públicas y también en las privadas. Para 2011 decidió que era momento de que su software llegara a la Nube, la red mundial de servidores remotos que funciona como un único ecosistema, normalmente asociada a Internet. Antes de eso, siempre que quería ofrecer sus servicios a alguna institución, debía llevar el software en computadores e instalarlo en los equipos.

«Lo hacíamos con mucha seguridad porque había mucha piratería. Un software no se hace de la noche a la mañana y no se hace con poca gente. Nos costó mucha inversión y años lograr financiamientos, préstamos, créditos, la suma de valores para lograr hacer el nuestro», comenta. Correa obtuvo financiamiento por varias vías para sacar adelante la empresa. Dar el paso a la Nube fue otro episodio complicado en la historia de Soft Bell International. «Ffue otro cantar, es otro lenguaje de programación. No fue como rehacer el software pero sí tuvimos que hacer 50% del trabajo. Pasarlo a otro lenguaje», cuenta.

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Los programas se adecúan a cada usuario, algo que es imposible en un aula de clases tradicional, donde un profesor le enseña a 50 personas | Foto Archivo

Inteligencia vs Inteligencia Artificial

Si Rubén Correa Laimes tuviera que definir el concepto de inteligencia destacaría la capacidad de resolución de problemas, adaptación y autoprendizaje de los seres humanos. «Una de las definiciones de inteligencia es la capacidad de adaptación que tiene el ser humano. También están las definiciones que destacan la capacidad de resolver problemas y a eso añadiría en un corto tiempo porque las velocidades de procesamiento tienen que ver con la inteligencia. Por eso fundamos la Escuela de Superaprendizaje porque cuando tú entiendes rápido tomas decisiones».

Sus programas cuentan, para ello, con Inteligencia Artificial (IA) que se adecúan al usuario, algo que no ocurre en el sistema educativo tradicional donde un profesor debe enseñarle a varias personas. Cada uno de los programas de Soft Belt International contempla un test al usuario y el software detecta en qué nivel está. De acuerdo con eso procede a asignar una rutina de 20 sesiones. «Se adecúa al usuariom eso es imposible de manera tradicional, es imposible que un profesor se adecúe a 50 alumnos. Y nosotros ya tenemos desde hace años el contenido, el método y la solución con Inteligencia Artificial a uno de los grandes problemas de la educación», asevera.

A juicio de Correa, ese es uno de los aspectos que tiene en jaque a las universidades y ha puesto en riesgo el sistema educativo tradicional. «Las universidades tienen como objetivo la investigación. Para que un alumno aprenda a investigar y logre una tesis al terminar una carrera, hay que enseñarle metodologías para investigar. Y para que la universidad se cerciore de que el alumno aprendió, tiene que verificar que sus trabajos sean propios. Hoy en día, eso no se puede verificar del todo. Como profesor no puedes saber cuánto de lo que el alumno escribe en su investigación es creación suya o material que da chatbots con IA», explica.

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El otro punto de riesgo de las universidades, a su parecer, es que la gente se dio cuenta de que no es necesario ir cinco años a clases para destacar en algún oficio. En una sociedad globalizada lo que importa es cuánto puedes hacer con lo que sabes. «Y lo que sabes, hoy en día, lo más valioso que se necesita no lo dan las universidades. Sí, tal vez lo dan de alguna manera indirecta en cinco años. Mientras que hay institutos o plataformas que te lo pueden enseñar en 6 meses o un año».

Ante este panorama, Correa augura que pronto las personas no van a necesitar de un título universitario para conseguir trabajo en las empresas. «El tercer problema al que se enfrentan las universidades es que para adaptarse o adecuarse se demoran demasiado. Hay demasiada burocracia. Yo creo que la muerte de la universidad en su modelo tradicional está cerca», asegura.

La IA, en palabras de Correa, salió antes de lo previsto. Se trata de una herramienta que se puede usar para fines públicos, privados, académicos y se puede usar para bien y para mal. Aunque ha puesto en jaque a las universidades, asevera que quien no esté haciendo uso de ella se está perdiendo del tren de la historia.

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«Siempre hay mucho por hacer»

Sacar adelante Soft Belt International ha sido una labor titánica. Aunque Correa ha visto los frutos, afirma que siempre hay mucho por hacer. «Hay cosas que no tocamos y que pensamos hacer. Por ejemplo, queremos llegar a un nivel top. Desarrollamos los softwares tomando cuatro niveles de dificultad de los exámenes PISA que tiene 6 niveles de dificultad. Queremos que las personas de las maestrías más prestigiosas del mundo logren leer el nivel 6, aprobando al máximo. La mayoría de alumnos latinoamericanos no aprueban ni siquiera el nivel 2 de complejidad. Con el método podrían aprobar el nivel 6. Nuestra visión es que debemos dar una suerte de certificación por el nivel de los ejecutivos y directivos de entidades y empresas», confiesa.

Soft Belt International quiere internacionalizarse. Ya está en conversaciones para lograr investigaciones científicas en Oviedo, España. La siguiente incursión será en México. En Venezuela ya tienen la oportunidad de brindar sus cursos. En Perú está totalmente validado. Además de plantearse hacer más, Soft Bell International está evaluando migrar uno de los programas a lengua inglesa para llegar a Estados Unidos.


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