Alan Turing

Alan Turing, una figura no muy conocida en su tiempo, es hoy un nombre célebre por su papel crucial en la historia de la informática y su participación esencial en la victoria aliada sobre la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Alan Turing: el niño prodigio desanimado por la escuela

Nacido en 1912, Turing pasó gran parte de su infancia separado de sus padres, ya que su padre trabajaba en la administración británica en India. A los 13 años, fue enviado a Sherborne School, una gran escuela internado en Dorset. La rigidez del sistema educativo no fomentaba su mente científica inquisitiva. Por lo tanto, Turing se dedicó a estudiar por su cuenta ideas científicas modernas avanzadas, como la relatividad, adelantándose considerablemente al programa escolar.

A los 18 años, Turing se ve profundamente afectado pero también inspirado por la muerte de un amigo

La situación cambió cuando Alan Turing se enamoró de un compañero de estudios, Christopher Morcom. Christopher, que compartía con Turing una pasión por las matemáticas y la ciencia, murió repentinamente de tuberculosis. Aunque devastado, Turing quiso creer que la mente de Christopher de alguna manera vivía aún. Este turbulento período emocional despertó en Turing un interés científico en el problema de la mente y el cerebro, interés que más tarde influiría en su trabajo.

Alan Turing: el fundador de la informática moderna

Habiendo ganado una beca para el King’s College en Cambridge, una de las instituciones más prestigiosas de Inglaterra, Turing no sólo cumplió con las expectativas sino que las superó ampliamente. Sobresalió académicamente, obteniendo un título en matemáticas con distinción, un logro que solo unos pocos estudiantes logran. Pero su extraordinario talento no se detuvo allí. A la temprana edad de 22 años, fue elegido para una beca, una distinción que evidenciaba un futuro prometedor en matemáticas puras.

Sin embargo, Turing no se conformaba con las matemáticas teóricas, su curiosidad innata y su imaginación científica lo llevaban más allá. Su interés inusual en encontrar usos prácticos para las ideas matemáticas abstractas marcó el comienzo de una transformación en su enfoque. Algo más grande estaba en marcha, algo que cambiaría al mundo.

En 1936, Turing publicó un artículo que, aunque en su momento no fue completamente entendido o valorado, hoy es considerado la piedra angular de la informática. En este trabajo seminal, Turing llevó a cabo un análisis profundo y visionario sobre lo que significa para un humano seguir un método o procedimiento definido para realizar una tarea.

Esto podría sonar sencillo en la superficie, pero Turing fue más allá de lo evidente. Inventó el concepto de una ‘Máquina Universal’, una noción que a día de hoy forma la base de todos nuestros dispositivos digitales. Esta Máquina Universal, según la imaginación de Turing, podría decodificar y realizar cualquier conjunto de instrucciones, independientemente de la naturaleza de la tarea.

Pero Turing no se quedó solo con la idea teórica. Una década más tarde, en medio del tumulto de la Segunda Guerra Mundial, transformó este concepto revolucionario en un plan práctico para una computadora electrónica. Este dispositivo no sería una máquina simple con un solo propósito, sino que sería capaz de ejecutar cualquier programa.

Así, las ideas de Alan Turing sentaron las bases para la era de la información en la que vivimos hoy, una era de computadoras y dispositivos digitales que abarcan casi todos los aspectos de nuestra vida diaria.

Rompiendo el código Enigma

Después de dos años en Princeton, desarrollando ideas sobre cifrados secretos, Turing regresó a Gran Bretaña y se unió al departamento de descifrado de códigos del gobierno. En julio de 1939, la Oficina de Cifrado polaca transmitió información crucial sobre la máquina Enigma, que era utilizada por los alemanes para cifrar todas sus señales militares y navales. Después de septiembre de 1939, acompañado de otros matemáticos en Bletchley Park, Turing rápidamente desarrolló una nueva máquina (la «Bombe») capaz de romper mensajes Enigma a gran escala.

Una vida personal complicada

En 1941, Turing se comprometió brevemente con una matemática, Joan Clarke. Aunque le reveló sus tendencias homosexuales a Clarke, ella aceptó su propuesta. Sin embargo, el compromiso terminó poco después. Tras esto, Turing se volvió más confiado en desarrollar su vida homosexual. Mientras tanto, el curso de la guerra cambió cuando Estados Unidos entró en la contienda.

El camino hacia el cerebro electrónico

Turing trabajó en otras innovaciones técnicas durante la guerra, en particular, un sistema para cifrar y descifrar conversaciones telefónicas habladas. Bautizado como Delilah, fue demostrado exitosamente con un discurso de Winston Churchill, pero nunca se utilizó en acción. No obstante, le proporcionó a Turing experiencia práctica en trabajar con electrónica, lo que le condujo a una posición en el Laboratorio Nacional de Física (NPL, por sus siglas en inglés), donde trabajó en lo que a veces describía como un «cerebro electrónico».

Diseño de la primera computadora electrónica

En marzo de 1946, Turing produjo un diseño detallado para lo que se llamó el Motor de Cómputo Automático (ACE, por sus siglas en inglés). Esta fue una computadora digital en el sentido moderno, capaz de almacenar programas en su memoria. Su informe destacaba la gama ilimitada de aplicaciones que se abrían con esta revolución tecnológica, y el desarrollo de software por delante de los avances paralelos en Estados Unidos. Sin embargo, su relación con NPL se deterioró y abandonó el laboratorio en 1948, antes de que se construyera una versión piloto del ACE en 1950.

¿Puede una máquina pensar?

Turing se trasladó a la Universidad de Manchester, donde los ingenieros electrónicos ya habían demostrado una computadora muy pequeña con programas almacenados. Ahora se centró en el uso de computadoras. Su principal objetivo era investigar la capacidad de una computadora para rivalizar con el pensamiento humano. En 1950, publicó un artículo filosófico que incluía la idea de un «juego de imitación» para comparar las respuestas humanas y de la máquina, conocido ahora como la Prueba de Turing. Este artículo sigue siendo su trabajo más conocido y fue una contribución clave al campo de la Inteligencia Artificial.

Convicción y caída

En 1952, Turing fue condenado por indecencia grave cuando un romance con un hombre joven llegó al conocimiento de la policía. En lugar de ir a prisión, aceptó la libertad condicional a condición de someterse a un tratamiento hormonal que era, en efecto, una castración química. Su autorización de seguridad fue revocada, poniendo fin a su trabajo en curso con el departamento de descifrado de códigos del gobierno, ahora llamado GCHQ (Government Communications Headquarters). A pesar de esta adversidad, Turing reaccionó con desafío y osadía, escapando de la ley británica al ir al extranjero a Noruega y Grecia.

Turing fue hallado muerto en su cama por su empleada doméstica el 8 de junio de 1954. Había muerto por envenenamiento con cianuro el día anterior. A su lado, se encontró una manzana parcialmente mordida. La conclusión del forense fue suicidio. Su madre defendió la teoría de que había ingerido accidentalmente cianuro durante un experimento de química casero, aunque es probable que Turing hubiera planeado su muerte para permitirle a su madre creer esto.

Perdón real y reconocimiento póstumo

No fue sino hasta 2013 cuando Turing fue finalmente indultado por la reina por su condena de 1952 por indecencia grave. El Banco de Inglaterra decidió poner un retrato de Alan Turing en el billete de 50 libras, que fue puesto en circulación en lo que habría sido su cumpleaños el 23 de junio de 2021.

Andrew Bailey, el gobernador del Banco de Inglaterra, dijo en 2021: «Turing fue un matemático destacado, un biólogo del desarrollo y un pionero en el campo de la informática. También era gay, y fue tratado de manera espantosa como resultado. Al colocarlo en nuestro nuevo billete de 50 libras de polímero, estamos celebrando sus logros y los valores que él simboliza».

Hoy, Alan Turing es reconocido como uno de los pioneros más importantes de la informática moderna. Sus contribuciones durante la Segunda Guerra Mundial y después de ella sentaron las bases para las tecnologías de la información y la comunicación que hoy damos por sentadas. Aunque su vida estuvo marcada por la tragedia, su legado vive y continúa inspirando a generaciones de científicos, matemáticos e ingenieros.


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