En lo que va de año la Universidad Simón Bolívar solo ha recibido recursos para pagar el salario de sus profesores. Son ya 7 meses en los que la casa de estudios ha tenido que hacer magia para continuar con sus actividades. Desde el primero de junio no hay transporte para una población universitaria que supera las 10.000 personas.

El régimen de Nicolás Maduro no ha depositado lo que le corresponde a la USB por concepto de investigaciones, materiales de laboratorio y providencias estudiantiles, que incluyen los comedores y el transporte. “Desde que comenzó 2019 el Ministerio de Educación Universitaria no ha cancelado más que los salarios de la universidad”, señaló la vicerrectora administrativa encargada, Mariella Azzato.

Explicó que pensaron que el servicio de transporte, contratado a empresas privadas, sería cancelado posteriormente, pero no fue así. La deuda se acumuló desde enero hasta mayo.

“A partir de junio, como medida de emergencia, tras el esquema de contingencia que ya se tenía, se decidió hacer una selección del personal considerado medular para mantener la universidad en funcionamiento, y a esos son los que transportamos a la universidad”, indicó.

“Los comedores servían platos que contenían 2.200 kilocalorías, los últimos platos se calcularon a 540 kilocalorías, pero actualmente el servicio de comedor está suspendido. Nuestro trimestre este año tomó el doble de tiempo, estuvieron suspendidas las clases por falta de agua porque Hidrocapital no nos la envió por 40 días, y luego nos afectaron los apagones”, detalló.

“Si bien debemos seguir exigiendo el servicio de transporte que le corresponde a todos los estudiantes y profesores por ley universitaria, la USB ni cierra ni se rinde”, subrayó.

Azzato explicó que se designaron comisiones para abordar la contingencia y que antes del próximo trimestre los profesores deberán presentar una planificación de su materia que permita el uso de tecnologías disponibles, además de una línea de comunicación que permita el contacto efectivo entre profesores y estudiantes. 

“La universidad no se escapa de la realidad del país, pero estamos obligados a montarnos en el siglo XXI” manifestó.

Foto: Abraham Castillo

Contra la autonomía universitaria

El rector, Enrique Planchart, señaló que durante los meses de febrero, marzo y abril se enviaron cartas al MEU. “El 17 de mayo tuvimos una reunión con el ministro Hugbel Roa en la que se comprometió a adelantar una parte de la deuda mientras se auditaban los gastos adquiridos con las compañías privadas de transporte, que ellos no querían reconocer desde enero”, relató.

Aseguró que después de ese encuentro todas las comunicaciones que se enviaron fueron ignoradas.

El rector denunció que sin presupuesto universitario se anula la autonomía universitaria.

Rechazó los rumores acerca de que se cambie la modalidad presencial.

Transporte en vilo

La suspensión del servicio de transporte representa un golpe bajo para la USB, porque apenas una minoría de los que acuden tienen vehículo propio, explicó el presidente de la Asociación de Profesores, William Anseume.

“En transporte público, las dos vías de acceso son limitadas al igual que los autobuses disponibles. Para el este de la ciudad la parada es en Baruta y para el oeste el punto de encuentro es Hoyo de la Puerta. Desde ambos lugares salen camionetas de pasajeros, pero la crisis que azota al país no excluye a los transportistas y el servicio es insuficiente para la demanda, además de costoso para quien logre abordar estas unidades”, dijo.

El presidente de Apusb aseguró que el estrangulamiento presupuestario persigue el aniquilamiento de la academia: “El tema del transporte en algo fundamental para la USB, esta situación puede traer severas repercusiones dentro de la institución. Ya ha habido rumores en los que se plantea cambiar la modalidad presencial, y eso sería una abominación para esta universidad que tiene un modelo y un nivel de enseñanza que mantener”.

Agregó: “Sabemos que es un ataque porque si se quisiera responder a esta situación allí están los autobuses Sitssa, los Transmiranda, y muchas otras unidades que están en cementerios de autobuses. Tenemos el capital humano que puede prestar el servicio profesional para el diagnóstico y la reparación de las unidades, pero no hay interés. Lo que se quiere es doblegar a la universidad”.

Anseume exigió al ministro Roa que cancele la deuda con la empresa de transporte y se restablezca el servicio a la universidad. “Es mucho menos dinero del que se invierte en armas y del petróleo que le regalan a Cuba”, afirmó.

El secretario de asuntos académicos de la Apusb, Omar Pérez Avendaño, destacó la importancia del recinto universitario en la generación de conocimiento: “El espacio físico de la universidad es lugar para el debate de ideas, el carácter combativo de la universidad radica en mantener los espacios vivos, no solamente abiertos. Estudiantes y profesores trabajando juntos y pensando, generando conocimiento. Esa concepción se pierde si la comunidad no se puede dirigir al recinto”.

Grupos Pide Cola de Whatsapp

Como resultado de la crisis de transporte los estudiantes han creado grupos de Whatsapp conocidos como Pide Cola, en los que se contactan aquellos que necesitan trasladarse con los que poseen vehículo. Los conductores son minoría y nuevamente la demanda los supera.

Daniel Pupillo, estudiante de Ingeniería Eléctrica, indicó que vive en Los Dos Caminos y que en ocasiones lo lleva su mamá: “Estoy en un grupo para pedir la cola los días que ella no me puede traer. No es rentable venir en autobús, es demasiado dinero en efectivo que no hay, y de paso puede que en ocasiones llegue y, ese día, el que no pudo llegar es mi profesor”.

Anthony Sánchez y Romel González, estudiantes de Ingeniería Mecánica y Química, explicaron: “Hay un protocolo, porque dentro del grupo somos todos extraños. Si alguien ofrece la cola los primeros en avisar son los que la obtienen y por seguridad intercambiamos la foto de los carnet para corroborar que realmente seamos de la USB. Pero estamos en este grupo, todo el mundo necesita la cola y son muy pocos quienes la ofrecen”.

Flexibilidad de asistencia

Trabajadores de la USB afirmaron que no se les está exigiendo asistencia diaria, sino que más bien las autoridades han sido flexibles en cuanto a los días que sus empleados pueden asistir.

Maribel Hernández forma parte del equipo administrativo y de admisión: “Tengo 3 hijos que estudian aquí al frente, en el Colegio Simón Bolívar. Diariamente debo tomar 3 autobuses para llegar, eso significa tener al menos 7.000 bolívares en efectivo”.

José Lira es personal de mantenimiento de los espacios de la USB. “Vivo cerca de Baruta, pero venir me sale en por lo menos 4.000 bolívares diarios, todo en efectivo. Solo vengo 2 veces por semana, porque si no es imposible”, señaló.

Valentín Rodríguez trabaja en el área administrativa de Recursos Humanos: “Tengo carro, pero yo igual utilizaba el transporte de la universidad porque el mantenimiento del vehículo es muy costoso. ¡Sin el transporte es bárbaro! La universidad está muy sola, triste y vacía, como dice la canción. Ahorita estamos viniendo solamente medio día, de 8:00 am a 12:00 m”.

El silencio del vicerrector Holder

Anseume y Pérez coincidieron en que es insólito que el vicerrector académico encargado, Luis Holder, no se haya manifestado sobre la problemática, que si bien es una situación de origen administrativo tiene repercusiones académicas.

La vicerrectora administrativa explicó: “Con esta situación las autoridades de la universidad esperábamos un pronunciamiento por parte del vicerrector académico y la seguimos esperando. No nos podemos quedar de brazos cruzados, el rector me solicitó asistencia por mi trayectoria académica en esta coyuntura y por esa razón he colaborado de todas las maneras posibles”. 

El Nacional intentó reunirse con Holder y con autoridades de la Oficina de Planificación del Sector Universitario y del MEU, pero las solicitudes fueron ignoradas. 


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