Días, semanas e incluso meses pueden pasar los venezolanos sin ver salir agua del grifo en sus hogares. Una situación que, según los que han analizado el tema, es resultado de la falta de inversión y mantenimiento en la infraestructura del sistema hídrico de un país al que, por donde se mire, se le nota la crisis.

Los venezolanos, sumergidos en problemas económicos y políticos, también deben enfrentar a diario los conflictos sociales que terminan, casi siempre, degenerando en pequeñas protestas; muchas de ellas protagonizadas por ciudadanos que demandan agua Hidrocapital, la empresa encargada del suministro de agua en el país.

Esta situación, que no distingue clases sociales, lleva a algunos a tener que buscar agua en cuencas y a otros pocos a pagar camiones cisternas, cuyos precios rondan los 30 millones de bolívares, casi doce veces más de lo que equivale el sueldo mínimo, 2.555.500 bolívares.

En el caso de Daniela de Oviedo, una maquilladora de 26 años y habitante de una zona de clase media en Caracas, la falta de agua por días en su hogar ha hecho que tenga que trasladarse a casa de sus padres o suegros para poder lavar su ropa o para «simplemente» ducharse.

La joven, que en declaracionesdescribió esta situación como una «miseria», también se quejó de que «como la mayoría» sus suegros también tienen problemas con el agua.

Y así en comunidades como Petare, el barrio más grande de Latinoamérica, los habitantes de sus barrios también pueden pasar meses sin agua, según han denunciado ellos mismos en distintas protestas y diputados opositores como Miguel Pizarro.

Aunque en el país se han presentado problemas por agua en otras épocas, las personas no duraban semanas sin el servicio que ahora se ve sumergido en una crisis, según dijo el presidente de la Comisión de Ambiente del Parlamento venezolano, diputado Luis Parra.

«No hay una política de reforestación de nuestras cuencas hidrográficas, de los parque nacionales de los cuales se provee más del 80% del agua en el país», indicó.

Parra aseguró que las «plantas potabilizadoras de agua están en su mayoría desmanteladas por falta de inversión», y este es un recurso que necesita ser «procesado» como lo establece la ley.

Además hay «falta de mantenimiento, falta de una política de reinversión en la ingeniera, pero también falta de un manejo adecuado por parte del personal», agregó.

En este último punto coincide un expresidente de Hidrocapital, José María de Viana, que asegura que hay un «deterioro progresivo» en los sistemas de agua por «falta de reparación y de mantenimiento preventivo», pues según dice, están siendo operados por personal que no está capacitado.

Efe intentó sin éxito entrevistar al ministro de Ecosocialismo y Aguas, Ramón Velásquez, para obtener información acerca del problema y del «plan de aguas 2018» anunciado en la página web del Ministerio y para el que se han aprobado 2,8 billones de bolívares para 220 obras en todo el país.

El gobierno ha achacado la situación a supuestos «sabotajes» o roturas de tuberías por la «presión» del agua y, en casos como el del occidental estado Mérida se ha intervenido a la hidrológica encargada del suministro luego de responsabilizar al gobernador de esa región, el opositor Ramón Guevara, de sabotear el sistema.

La administración de Nicolás Maduro también ha anunciado la adquisición de equipos como plantas de bombeo y desalinizadoras para proporcionar el servicio adecuadamente a la población, pero de estas últimas son «muy pocas» las que están en operación, dijo De Viana.

Desde la Comisión de Ambiente del Parlamento se ha criticado esta supuesta inversión, pues «no se ve reflejada» en la realidad porque ahora hay «menos suministro de agua».

Todos los expertos consultados coincidieron en que no se puede achacar este problema a una sequía porque 2017 fue un año lluvioso y Venezuela, con 916.445 kilómetros cuadrados, cuenta con 108 embalses.

Mientras tanto, los venezolanos que pueden hacerlo, instalan tanques de agua en sus hogares para hacer frente la falta del líquido y los de estratos más bajos esperan la lluvia para recogerlo, en cualquier caso, los grifos no responden en urbanizaciones y tampoco en los barrios.


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