El satélite Antonio José de Sucre, que fue lanzado al espacio por China ayer en la madrugada, comenzó la fase de pruebas en órbita en la que trabajan conjuntamente profesionales chinos y venezolanos desde la estación de control terrena satelital Capitán Manuel Ríos, en El Sombrero, estado Guárico, y el otro en China, desde el Centro de Lanzamiento de Jiuquan, provincia de Gansu, que realiza pruebas de todos los sistemas en el espacio, pruebas de conexión y calibración de los equipos.

El vehículo espacial, denominado también VRSS-2, es uno de los pocos con cámara infrarroja que podrá delimitar cuerpos de agua que ayude a impedir inundaciones de poblados, prevenir posibles estados de sequía en los embalses –útil en la prevención de incendios forestales– y a determinar temperaturas antes y después de catástrofes como tsunamis y terremotos, para definir planes de acción, informó Jhoana Sánchez, ingeniero de investigación e innovación espacial de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (Abae), según nota de prensa de AVN en la cual no se suministraron detalles de cómo funcionará, los acuerdos con China ni la inversión efectuada. “El Sucre dará 14 vueltas a la tierra diariamente y al menos 3 o 4 veces pasará por encima del territorio nacional”, informó.

Especialistas en ciencia y tecnología afirman que ese satélite artificial, como los dos anteriores –el de telecomunicaciones Simón Bolívar oVenesat, lanzado el 29 de octubre de 2008  desde el Centro de Satélites de Xichang, en el suroeste de China,  y el Miranda  o VRSS-1, lanzado el 28 de septiembre de 2012 desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en ese país asiático, no representa ningún beneficio concreto para el país.

“Se lanzan satélites de los que nada se sabe luego en qué benefician a los venezolanos ni se constata que estén en órbita y si se justifica la cuantiosa inversión”, afirma el ingeniero Sergio Antillano, planificador ambiental.   

Asegura que del Simón Bolívar, del que se dijo que sería un aporte para la ciencia, “la investigación universitaria o la del IVIC, no ha obtenido ninguna utilidad y se rumora que está perdido, que desapareció”. El Miranda, dijo, nunca ofreció beneficios directos “porque era para fines militares y la información que se obtendría es confidencial”. “Ninguno de los dos ha sido provechoso para las necesidades colectivas, la comida, los cultivos”.

En su opinión, el Sucre va en la misma dirección de irrealidad. “Decir que servirá para la prevención de sismos es el mayor de los exabruptos y denota que o  es cinismo del gobierno o que hay una descomunal ignorancia en sus funcionarios. Los sismos no se pueden prever sino solo cinco minutos antes”.

Antillano plantea que toda la operación del satélite Antonio José de Sucre sea investigada. “Creo que los satélites venezolanos no han servido para la ciencia y la tecnología. Tienen que ver primero con una inversión descomunal que, por lo que ya hemos padecido, debe significar ganancias para que terceros se beneficien, lo cual la Contraloría debería investigar; segundo, puede tener relación con alguna retribución a China; y tercero, es una operación propagandística. Es el desarrollo científico y tecnológico tratado con la cultura del espectáculo, mientras que en los laboratorios no se renuevan ni siquiera los microscopios ni hay recursos para investigar”.

3 satélites artificiales venezolanos ha lanzado China desde sus bases en nueve años, desde 2008.


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