Son las 5:45 am en el Metro de Caracas. A esa hora lo usual es que la cantidad de gente sea pequeña en comparación con las 7:00 u 8:00 am, período de la mañana conocido como “hora pico”. Los usuarios pueden elegir entre sentarse, apoyarse de las puertas o movilizarse agarrados de los pasamanos.

Muchos, si consiguen un lugar cómodo, sacan un libro y aprovechan el viaje para leer. Es el caso de Luis Castillo. Siempre repasa sus textos de la universidad dentro de las unidades. “En mi casa no me da tiempo y tengo que trabajar”, explica.

Castillo va camino a su lugar de trabajo. Se ubica en medio del vagón y sujeta el pasamanos. Se dispone a sacar tres hojas de las pesadas guías académicas que tiene que imprimir cada semestre en la UCV.

Empieza a leer: “El cine es un arte que…”. De repente una gota aparece en la esquina superior derecha de la hoja. Castillo la ignora y sigue con la lectura: “…que une imágenes unas con otras para…”. Otro irregular círculo se dibuja entre las palabras y el agua empieza a deslizarse encima del texto.

Sin darse cuenta, Castillo tiene el cabello colmado de agua, que a su vez termina de mojar las guías que tanto le costó imprimir. Mira hacia arriba y se consigue con las rendijas del techo del tren, de donde penden cuatro gotas que están a la espera para caerle en la cara.

“A diario es así. Uno se consigue con agua acumulada en los aires acondicionados. Ya ni se puede leer en el Metro. A veces caen chaparrones encima de la gente. Mientras tanto, los trenes hirviendo de calor”, narra el estudiante.

A las instalaciones sucias del Metro de Caracas, las fallas eléctricas, las escaleras dañadas, los metrobuses paralizados y los extraños olores a quemado se les suma el deterioro de los aires acondicionados. El calor se ha multiplicado en cada una de las líneas de la compañía, lo que afecta la calidad de vida de los usuarios.

El Metro de Caracas acumula un total de 275 aires acondicionados fuera de servicio. La mayoría de las fallas se encuentran en la Línea 2, con 158. En Línea 1 hay 81 aparatos averiados mientras que en Línea 3 hay 36.

Los problemas se deben a falta de elementos consumibles como los refrigerantes, los filtros, los químicos para la detección de fugas de refrigerante y materiales para llevar a cabo la soldadura de las tuberías.

Un trabajador de la compañía señaló que es necesario suministrar rápidamente los repuestos del sistema para solventar los defectos, que inciden directamente en el bienestar y la salud de los ciudadanos. Indicó que hay casos en los que algunos vagones tienen las dos unidades dañadas y otros solo una.

Si ocurre que la cabina del operador no recibe aire acondicionado debido a que hay averías en el vagón líder, lo correcto sería que el tren sea declarado fuera de servicio. “Se pone en riesgo la integridad del operador. Estás encerrado en un sitio confinado, sin aire, con todas las ventanas cerradas. Se les puede bajar la tensión. Le puede pasar algo allí dentro”, explicó

Luis Castillo señaló que no le queda otra opción que usar el Metro para trasladarse a sus destinos, a pesar de que es un servicio que está cada vez más deteriorado. Tampoco le agrada mucho la idea de pagar 5.000 bolívares por el transporte superficial, que está colapsado por la falta de repuestos. “Se nos siguen cerrando los espacios para vivir. Cada vez estamos más cercados”.

Trabajadores olvidados

El Metro de Caracas tampoco garantiza la tranquilidad de su personal. El sueldo que percibe un empleado promedio es de 3.135.000 de bolívares. Con las deducciones, este puede quedar en apenas 1.118.000 de bolívares en una quincena. Muchos han decidido renunciar. Por eso hay estaciones en las que las taquillas, que también tienen problemas con los aires acondicionados, se ven vacías.


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