La tuberculosis, considerada una de las enfermedades de la pobreza, avanza sin control en el país, propiciada no solo por las carencias de la población, sino también por la desatención de la salud de los organismos del Estado.

En 2017 fueron reportados 10.185 casos, lo que representa un aumento de 41% en comparación con los 6.063 registros de 2014, mientras que la tasa de mortalidad que descendía gradualmente hasta 2011, con 1,9 por cada 100.000 habitantes, también se incrementó en los siguientes 6 años, para 2016 superó 3 por 100.000 habitantes, según el informe especial La pobreza inducida y la reaparición de la tuberculosis, de la Sociedad Venezolana de la Salud Pública y elaborado por el médico internista José Félix Oletta, basado en datos oficiales recientes.

Sin embargo, el Plan Estratégico Nacional para la Prevención y Control de la Enfermedad, concebido para atacarla en cuatro años (2016-2019, es abandonado por el Ministerio de Salud, su principal responsable. La asignación presupuestaria anual se redujo 58,82%: pasó de 1,7 millones de dólares en 2013 a 700.000 dólares en 2017.  “El programa no tiene prioridad. El gobierno le regala a Indonesia 10 millones de dólares y le recorta el presupuesto a la salud, porque para ellos no es importante”, afirma Oletta al referirse a la agonía del plan.

La red de servicios del sistema paralelo de salud Barrio Adentro no está integrada a los servicios de atención a la tuberculosis. Tampoco la red de servicios privados. A pesar de que el Plan Nacional contra la Tuberculosis está organizado por niveles, las evaluaciones operativas de 10 años del programa, realizadas en 2007,  indicaron que había debilidad en el diagnóstico, tendencia al aumento de los abandonos del tratamiento y defunciones, falta de pruebas diagnósticas, de equipos y de personal entrenado, dice el estudio.

En tres grupos de población vulnerables se identificó aproximadamente 25% de todos los casos nuevos de tuberculosis en ese año: personas presas (15,7%), pueblos indígenas (6,8%), pacientes con coinfección de VIH-sida y tuberculosis (4,8%); y adicionalmente otros enfermos que coexisten con varias enfermedades como la diabetes mellitus y tuberculosis (5%). “Esta última ha venido en aumento en los últimos años”, señala, y destaca otros grupos de riesgo: “El personal de salud expuesto por razones ocupacionales. Y el de migrantes que ingresan al país”.

De 8.900 casos, la mitad se localiza en el Distrito Capital y en los estados Zulia, Miranda, Carabobo y Anzoátegui.

Para su aplicación a escala nacional, el plan contra la tuberculosis solo cuenta con un equipo de siete médicos y no tiene enfermeras. “El recurso humano calificado en TB (tuberculosis) viene disminuyendo, lo que genera más carga en el personal que queda y reduce la calidad de atención. Además, ha habido disminución del personal docente especializado en neumología y TB en las facultades de Medicinas, según información de miembros de la Academia y Sociedades Científicas. Al parecer, el contenido curricular sobre tuberculosis en las carreras de Medicina y Enfermería es mínimo, lo que implica la necesidad de capacitación para el PNT de los nuevos profesionales”, refiere

“Por lo menos a una persona de cada 100 pacientes es posible hacerle una técnica de diagnóstico con métodos modernos y reconocidos por la OPS”, precisa Oletta y explica que el propósito del informe es aportar soluciones en un escenario de dificultades.

Venezuela, que estuvo por debajo de la incidencia en la región, en 2017 la sobrepasó ampliamente, alerta el informe. “La tendencia de este comportamiento regresivo si no es corregido, a diferencia del resto de los países del continente, ampliará las brechas que nos separan para alcanzar los hitos de progreso en 2020, 2025, las Metas del Desarrollo Sostenible en 2030 y las de la Estrategia Continental de Fin de la Tuberculosis en las Américas, de la OPS y la OMS en 2035”

Añade que el país debe superar con urgencia, “la emergencia compleja que atraviesa y expone injustamente a la población a extremas condiciones de pobreza, con reaparición epidémica concurrente y sindémica de enfermedades que habían sido controladas como la tuberculosis”.


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