Indignación, una palabra que resume el sentimiento generalizado de la población venezolana cuando las primeras imágenes de la celebración en el cayo Los Juanes, del Parque Nacional Morrocoy, comenzaron a salir a la luz pública durante el asueto de Semana Santa.

Videos que evidenciaban la euforia de decenas de personas que sostenían bebidas dentro de las cálidas aguas del cayo, mientras bailaban al ritmo de la música, y fotografías aéreas que mostraban más de 200 yates en el lugar generaron reacciones negativas  por parte de muchos venezolanos, quienes criticaron este tipo de festejos en medio de la crisis económica y humanitaria que atraviesa el país. Otros utilizaron la actividad como argumento para decir que en Venezuela la situación no es tan grave. 

Sin embargo, una denuncia ha tomado una importancia especial: la contaminación ambiental que generan estas fiestas cuando cruzan los límites en el uso y el disfrute del Parque Nacional Morrocoy.

Drai Cabello, biólogo y fundador de la Asociación Civil para la Conservación de la Biodiversidad Venezolana (ConBive), explicó que exponer al paraíso tropical a una situación de tal envergadura podría generar consecuencias devastadoras: los hidrocarburos provenientes del motor de las lanchas, los desechos humanos y la contaminación sónica pudiesen generar graves alteraciones en el ecosistema.

“Nosotros no nos oponemos a que se hagan estas reuniones en ciertas zonas. Consideramos que no deben hacerse en un parque nacional, podrían hacerse en la extensa línea costera que tiene Venezuela y no precisamente dentro de un parque nacional”, precisó Cabello en una entrevista para El Nacional Web.

Cayo Los Juanes | Captura @Conbive

El biólogo hizo un llamado de conciencia a la población venezolana a que cumpla con las normas pautadas para el uso del Parque Nacional Morrocoy. Explicó que existen límites en cuanto a la cantidad de personas que pueden estar en el lugar y el  nivel de decibeles que se pueden generar en ese espacio natural.

“Para nosotros lo realmente importante es apelar a la conciencia ciudadana. Si bien es una actividad que está permitida, también hay una capacidad de carga. Todos los ciudadanos debemos entender que Los Juanes no es el único sitio a donde puedes ir con tu lancha ”, dijo.

Destacó que los videos que registraron la celebración en el cayo evidencian un elevado nivel de música y una gran cantidad de personas. “Tal vez sea más de lo que el frágil Parque Nacional Morrocoy pudiera soportar”, expresó.

El problema de fondo

El fundador de ConBive explicó que el cayo Los Juanes es una zona de manglar frágil, donde se desarrolla una gran cantidad de peces de consumo humano, cuya alimentación es alterada por los desechos que son arrojados al mar: hidrocarburos y plásticos se degradan y son consumidos por los alevines que posteriormente llegan a las mesas de los venezolanos.

“Si no protegemos al mar, nos estamos afectando a nosotros mismos”, garantizó Cabello.

Agregó que la tortuga Carey y la Cardón, dos especies en peligro crítico de extinción, habitan en el Parque Nacional Morrocoy, por lo que disturbios de gran índole pudiese afectar el proceso de anidación que se produce en esta época del año.

Además, la tortuga Verde y la Caguama, así como el caimán de la costa, animales que también están en peligro, comparten dicho espacio.

Tortuguillo de carey  (Eretmochelys imbricata) eclosionando | Daniel Llavaneras

“Estamos en plena temporada de animación de tortugas marinas. El ruido y las luces en la noche hacen que las tortugas no salgan a anidar. Entonces, es un tema de conciencia ciudadana y de entender que, más allá de las leyes y las regulaciones, el trabajo que hacemos en ConBive es apelar al ciudadano eco responsable”, aseguró.

Explicó que un «ciudadano eco responsable» es una persona consciente de su entorno, que valora y entiende la dimensión de sus acciones sobre el ambiente y que, además, sabe que el sentido de pertenencia por el patrimonio natural es un factor fundamental para el desarrollo sostenible en Venezuela.

Déficit de guardaparques

Cabello destacó el actual déficit de guardaparques que presenta el Instituto Nacional de Parques (Inparques), por lo que quienes aún ejercen la labor no logran cubrir todos los aspectos que deberían debido a la gran cantidad de terreno y los pocos recursos con los que cuentan.

“El Instituto Nacional de Parques tiene un déficit de guardaparques y muchas veces ellos no se dan abasto, no tienen la capacidad para atender tal extensión de terreno y muchas veces no tienen los vehículos necesarios para trasladarse”, explicó.

Aseguró que es esencial la participación de los venezolanos para hallar una solución a los problemas de esta índole, así que invitó a que sean «ciudadanos eco responsables».

Someter constantemente un ecosistema tan frágil como el Parque Nacional Morrocoy a actividades como las que se suelen realizar durante Semana Santa provocará el deterioro del espacio. Lo que hoy es una joya del turismo sustentable podría convertirse en un lugar arrasado por la inconciencia de quienes ponen una fiesta por encima del medio ambiente.


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