La lentitud de la movilización de trenes en el Metro de Caracas ha empeorado mientras crece la demanda de los usuarios, que prefieren el sistema ante la falta de transporte superficial y sus elevados precios.

Desde 2017 se han multiplicado los desalojos por fallas eléctricas o averías en el Metro, donde se moviliza un promedio diario de 3.000.000 de personas.

También ha sido reducida la cantidad de metrobuses, que en algunos casos son sustituidos por vehículos denominados “perreras”.

Luis Márquez*, trabajador de la compañía, explicó que la reducción de trenes y metrobuses ocurre porque una gran cantidad ha salido de circulación por daños que no pueden ser reparados debido a la falta de repuestos importados.

De un total de 124 trenes en todo el Sistema Metro de Caracas, 65 están operativos y 59 fuera de servicio, de los cuales 34 son recuperables, 19 irrecuperables y 4 están en evaluación. Los que no pueden ser restaurados quedan como fuente de piezas que colocan a otros que sí están aptos para operar.

Una de las partes más importantes es la zapata, que se instala debajo de los vagones. Su función es transmitir electricidad al tren al hacer fricción con el tercer riel de la vía. Los trenes españoles (rojos) deben tener 24 zapatas  y los franceses (grises) 28.


Infografía: Crysly Egaña


El Metro de Caracas no puede importarlas porque no cuenta con los recursos, así que los trabajadores han optado por utilizarlas hasta que se desgastan totalmente.

El problema es que llega un punto en que la pieza se consume tanto que no aguanta la cantidad de voltaje. Entonces explota, como quedó registrado en un video que se viralizó a principios de abril; allí se observa cómo en la estación Palo Verde un tren expulsa chispas y emite un estruendo.

Otra alternativa de los trabajadores es fabricar un “híbrido”, que es el resultado de la unión entre zapatas de trenes españoles y franceses.

“El híbrido funcionó pero no completamente. Genera fallas. A medida que llegan trenes que las necesitan se les instala”, explicó Márquez. Señaló que están esperando unas zapatas producidas por Sidetur para hacer nuevas instalaciones.


Infografía: Crysly Egaña


En los Patios y Talleres de Propatria están algunas de las unidades paralizadas. Como si fuera un cementerio desolado, hay 21 trenes fuera de servicio pertenecientes a la Línea 1, cuya flota es de 48. Aproximadamente 10 son de la Línea 3.

En su mayoría tienen problemas con las zapatas, los frenos, el aire acondicionado, el funcionamiento de las puertas y en el CVS (sistema de tracción).

En un espacio fantasmal, donde solo se escucha el viento y una que otra herramienta en funcionamiento, los trenes están abandonados a la intemperie.

Apenas se ven trabajadores. Muchos se han ido por los bajos salarios, la falta de condiciones laborales y la intimidación política.

“Esta fuga ha sido masiva”, dijo Márquez, recordando que en una época el Metro era de las empresas que mejor pagaba en Venezuela.

Entre los trenes españoles, traídos por el gobierno en 2011, se encuentra uno de Línea 1 que parece haber sido abandonado hace décadas.

Una de las mesas de control está desmontada, sin los botones ni la palanca; hay cables tirados en la cabina del operador; le faltan vidrios a las ventanas, que tienen restos de bolsas negras en los bordes; no están los tubos del pasillo y a lo largo se hallan sobras de pasamanos de escaleras mecánicas y otras piezas.

Márquez relató que este fue el tren que se descarriló en 2014 en la estación Chacaíto. “Se están utilizando la mayoría de sus repuestos para realizar el mantenimiento de otros trenes. Está completamente desarmado porque para la compra de estos trenes no se hizo ninguna adquisición de repuestos”, dijo.

Cerca está un tren que fue sacado de circulación porque lo grafitearon y no hay disponibilidad de solvente para limpiarlo. Está pintado en la parte delantera de firmas color negro, líneas verdes y manchas naranja. Sus piezas han sido utilizadas como repuestos para otros trenes.

“Eso ocurrió por fallas de seguridad en la cola de maniobra de Palo Verde. Esa es una salida de emergencia, por ahí entran. Igual que por la fosa El Valle, donde también hay una salida de emergencia. Antes era muy frecuente”, explicó Márquez.

En los Patios y Talleres de Propatria también hay unidades de Metrobús paralizadas. En un extremo del lugar, pegados al cercado, están los vehículos distribuidos en filas. Allí les pasa el tiempo entre telarañas, polvo y panales de abejas y avispas. Tienen el mismo problema que los trenes: falta de repuestos, en especial con la suspensión, las baterías, los cauchos y el alternador.

Alrededor del perímetro se encuentran restos de escaleras mecánicas, piezas oxidadas, pasamanos y vehículos de labores averiados. “Este vehículo está nuevo y ya dejó de funcionar”, indicó Márquez señalando con el dedo la chatarra y lamentando que haya quedado en el pasado la buena calidad del Metro de Caracas.

*Luis Márquez es un nombre ficticio para resguardar la identidad del trabajador


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