—¿Se autocensuraba su programa radial Gente de Palabra?

—Tocamos todos los temas que se pueden tocar en la radiodifusión de la Venezuelaactual.

—¿Su clausura en dos palabras?

—Censura. Tercermundismo.

—¿Crónica de una muerte anunciada?

—Teníamos muy presente que una cosa como esa podía suceder.

—Según Conatel, usted “desconoció al gobierno legítimamente constituido”: ¿sobran las palabras?

—No sobran. En Venezuela deberíamos organizar unas elecciones presidenciales limpias, con candidatos y partidos que no estén vetados; con un comportamiento institucional e imparcial de las FAN; con un CNE que merezca la confianza de la gente y un gobierno que acepte mentalmente que en cualquier competencia se puede perder. Ese es todo el problema: esta gente no quiere ir a unas elecciones que pueda perder, y entonces hace trampas.

—¿Se puede torear la censura en Venezuela?

—Puedes salir corneado, como nos pasó a nosotros.

—¿Recibió solidaridad de algún oficialista?

—No. Me llegaron palabras de solidaridad de Rodrigo Cabezas y Mary Pili Hernández, que ya no son muy oficialistas. Se las agradecí mucho.

—¿Quién es santa palabra en este país?

—Nada ni nadie debería ser santa palabra. Salvo que venga San Pedro y nos lo deje dicho.

—¿Y gente sin palabra?

—La vida en dictadura. Las sociedades del silencio.

—Pese a todo, ¿en la unión está la radio?

—Me gusta la frase.

—¿En la radio el pez muere por la boca?

—En una dictadura, sí. Aquí estamos igual vivitos y coleando.

—¿Por qué no se han tocado otras emisoras independientes?

—Lo sabrán ellos.  Supongo que depende del alcance de tu señal y la influencia en el público.

—¿Ya es costumbre esperar que las cosas puedan empeorar?

—El venezolano se ha acostumbrado al deterioro. Vive hundido en el sótano 5 del estacionamiento, oscuro y con filtraciones.

—¿Una nostalgia mediática?

Economía Hoy y El Diario de Caracas. Fueron dos grandes momentos del periodismo venezolano.  Radio Caracas Televisión. 

—¿Una nostalgia ciudadana?

—Muchas: los paseos nocturnos,  las interpelaciones legislativas, el debate abierto, la presencia de turistas extranjeros;  los festivales culturales, la rendición de cuentas, la alternabilidad en el poder, los presidentes que leían libros, las Fuerzas Armadas respetuosas del voto, el bolívar como moneda fuerte. El orgullo de ser venezolano.

—¿Usa los medios oficialistas?

—No. Los medios oficialistas son infames, ilegibles.  Los leo cuando no me queda más remedio.

—Con la redes sociales, ¿desaparece la primicia? 

—Las redes han monopolizado los tubos periodísticos. Pero estos no han desaparecido.

—¿Intervendrán Twitter o Instagram?

—Les va a costar mucho.

—¿La noticia que lo hizo llorar? 

—Algunas historias vinculadas al sufrimiento de los venezolanos.  La muerte del hijo de Juan Manaure me hizo llorar.

—¿Qué ha perdido el reporterismo? 

—La posibilidad de ingresar a los espacios del poder, de entrevistar ministros, de obtener información oficial. Medios consolidados para poder trabajar.

—¿Qué ha ganado?

—Se ha depurado y especializado mucho en estos años, a fuerza de recibir palo. El periodismo en Venezuela es de las pocas cosas que se fortalece en medio de las dificultades.

 —A falta de entrevistados oficiales…   
—Sus declaraciones en VTV.

—¿Quién es la estrella, el periodista o la noticia? 

—Ninguno de los dos. Estrellas eran Pedro Infante, Libertad Lamarque.

—¿Unas palabras de colega para ejercer y no morir en el intento?    

—Cumplir con tu deber procurando salir íntegro en cualquier examen ético.

—¿A los estudiantes de comunicación social, para que luego no se decepcionen?

 —Con la digitalización, la comunicación pública está entrando a una era dorada en el panorama global. El mejor momento del periodismo no ha llegado todavía.

—¿Para las comunicaciones de la MUD y el Frente Amplio? 

—La política tiene mucho que ver con las percepciones.

—¿El periodista más imparcial de la revolución? 

—La imparcialidad es una comedia; yo no creo en eso. Lo importante en un periodista es ser honesto. Ser honesto es informar incluso lo que a uno no le gusta, lo que uno no quisiera tener que informar. 

—¿Un oficialista para compartir un programa? 

—Ninguno.

—¿La metamorfosis mediática?   

Últimas Noticias. Metamorfosis o deconstrucción.

—¿Hay más libertad de presión que de expresión?  
—Mucho más.

—De desaparecer el vestigio de prensa libre…  

—Se consolida la dictadura.

—¿Y los medios comunitarios? 

—Tienen primero que nacer.

—¿Imagina una televisora única?      

—A veces me la figuro. En Cuba había dos canales: Tele Rebelde y Cubavisión. Aburridísimos, monotemáticos, e imposible de distinguir el uno del otro.

—¿Está dividido el gremio periodístico?     
—Lo está. Lo que pasa es que uno de los dos pedazos, el que no es chavista, es muchísimo más grande.

—¿Se quedará en palabras la vuelta a la democracia?

—La democracia va a regresar. Tenemos que procurar que no demore demasiado el retorno.

—¿La hora de cierre de todo esto? 

—No la sabemos. El país a veces parece una redacción en pleno cierre, pero el momento no llega.

—¿La última palabra?

—Antes o después, la dirá el pueblo venezolano en unas elecciones limpias. Como eran las elecciones en Venezuela.

—¿Qué pasaría en Venezuela si los “empresarios” oficialistas comprasen lo que queda de medios independientes?

—Se fortalecería el encanallamiento del debate público en el país.


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