Al sector eléctrico le llegó la hora de la fuga masiva de cerebros: 18.000 profesionales y técnicos renunciaron a la Corporación EléctricaNacional entre marzo de 2017 y el mismo mes de 2018, reportan las organizaciones sindicales.

“Me fui de Corpoelec porque el salario no me alcanza ni para comida. Además, me cansé de dar la cara por la empresa ante los reclamos, con razón, de los usuarios por las constantes fallas”, contó un trabajador de cuadrilla que pidió no mencionar su nombre.

Reinaldo Díaz, directivo del Sindicato de Trabajadores Eléctricos de la Gran Caracas, alertó que el éxodo de 18.000 personas implica la desprofesionalización de la empresa estatal, debido a los bajos salarios y la desmotivación, pues no hay materiales ni equipos para responder a las averías y realizar el mantenimiento a las instalaciones.

Recordó que desde hace más de diez años han advertido, sin éxito, a las autoridades sobre la necesidad de realizar inversiones y los planes de mantenimiento para garantizar la calidad del servicio y el suministro continuo de energía.

“Como los del resto del país, los trabajadores eléctricos cada vez son más pobres, lo que a Corpoelec parece no importarle”, denunció Díaz. Agregó que los empleados ganan entre 1 y 2,5 salarios mínimos, lo cual no cubre ni 7% del costo de la canasta básica, que en marzo superó los 75 millones de bolívares.

Refirió que pese a la orden de la empresa de no más renuncias, los trabajadores se van sin cobrar la liquidación. Otro reclamo es la cobertura insuficiente del HCM (25 millones de bolívares), además de que las clínicas no dan admisión a los pacientes porque Corpoelec no cumple a tiempo a la aseguradora.

El trabajo de los que renuncian es cargado a los que quedan, que son sometidos a la prolongación de la jornada con sobretiempo de 80 horas al mes, cuando la Ley del Trabajo establece un máximo de 100 horas extras en un año.

“Estamos reventados con tanto trabajo y la falta de vehículos, materiales y equipos, mientras somos el blanco de los usuarios cuando se va la luz. Recientemente, en la parroquia El Valle una cuadrilla fue retenida por la comunidad hasta que se resolviera el problema”, narró otro trabajador.

Díaz indicó que hace un mes en el centro de Santa Rosa, en Caracas, a un joven trabajador de averías le dio un ACV, y falleció luego de 3 días hospitalizado, por la sobrecarga de trabajo, pero “Corpoelec no quiere admitirlo”.


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