Vespa

La escena es bien conocida. Audrey Hepburn y Gregory Peck conducen una Vespa por las estrechas calles romanas. El adoquín del centro histórico marca el ritmo del recorrido. La pareja transita despreocupada por escenarios emblemáticos como la Piazza di Spagna, el Panteón, el Coliseo y la Fontana di Trevi. Hepburn y Peck parecen andar sobre una nube. Los movimientos son suaves, las curvas drapeadas cazan a la perfección con el andar de la motocicleta. Incluso cuando Hepburn toma el volante sin experiencia alguna y el recorrido se torna caótico, la Vespa fluye, sin importar quien la maneje, como si se tratara de un animal alado.

La escena es de Vacaciones en Roma, de William Wyler. Uno de los grandes referentes culturales que ubican a Vespa en el radar. No obstante, antes de protagonizar películas y ser parte de movimientos culturales como el Skinhead o los Mods, el scooter más famoso del mundo nació alejado de la moda, la elegancia y la cultura.

Vespa
Audrey Hepburn y Gregory Peck inmortalizaron a Vespa durante el rodaje de la cinta «Vacaciones Roma», en 1953.

En 1884, Rinaldo Piaggio fundó Piaggio & Co., una empresa enfocada en la construcción de barcos y locomotoras. Durante la Segunda Guerra Mundial, las fábricas de Génova, Pontedera y Finale Ligure fueron bombardeadas y reducidas a ceniza. En 1946, Arnaldo y Enrico, hijos de Rinaldo, decidieron reconstruir la fábrica de Pontedera y darle un giro de ciento ochenta grados. Para ello, contactaron al ingeniero aeronáutico Corradino D’Ascanio y le pidieron que diseñara una moto cómoda, fácil de manejar y asequible para el grueso de la población. El ingeniero, que había diseñado helicópteros y aeronaves, aceptó el reto.

Cuenta la leyenda que cuando Enrico vio la creación de Corradino por primera vez, exclamó: «¡Parece una avispa!» y que de ahí proviene el nombre Vespa. Algunos soportan la teoría argumentando que Enrico se refería a la manera en la que la gruesa parte trasera conecta con la delantera a través de una cintura delgada. Otros dicen que la frase realmente era “¡Parece un pato!” y que la dijo al ver el modelo anterior, la “Paperino”. A pesar de la variación, lo único en lo que todos los rumores y leyendas concuerdan es en que fue Enrico quien escogió el nombre de la motocicleta más icónica de Italia.

Incluso cuando Hepburn toma el volante sin experiencia alguna y el recorrido se torna caótico, la Vespa fluye, sin importar quien la maneje, como si se tratara de un animal alado.

El resto llegó solo. Su diseño atemporal y el uso masivo que se le dio durante la posguerra italiana, la convirtió en sinónimo de libertad. El color gris que la caracterizó en sus primeros años, se diversificó con el rojo y el blanco. Una década después de su lanzamiento, Piaggio & Co. había fabricado un millón de motocicletas. En los siguientes años inundaría todas las esferas culturales. Desde el cine con La dolce vita, de Federico Fellini; la pintura, con Vespa con el hombre que fuma, de Renato Guttuso; hasta la literatura, con La vida frenética, de Marco Marsullo. Siempre teniendo un rol protagónico en las obras.

Vespa
Una década después del lanzamiento de Vespa, el 23 de abril de 1946, Piaggio & Co ya tenía un millón de motocicletas rodando por las calles del mundo./ Javon Swaby / Pexels.

A tan solo un año de su lanzamiento, Vespa llegó a Colombia de la mano de Auteco, que se convirtió en el distribuidor oficial en la época. El diseño de Corradino recorrió la sabana cundiboyacense, los terrenos empinados de Antioquia, los valles del suroccidente y toda la geografía nacional, dejando una estela tras su paso. Los amantes de la cultura italiana, así como los de la inglesa de los años 60, encontraron en el diseño atemporal del scooter una pasión difícil de explicar. No es fácil decir cómo hizo el ingeniero aeronáutico para crear una motocicleta que, por más de que se mantenga a la vanguardia, no abandona una apariencia sencilla, pero colmada de significado e historia.

Pocos diseños se conservan en el tiempo como Vespa. Se pueden mencionar algunos como la Honda CB series, el Porsche 911, o el Volkswagen Beetle, pero ninguno como la motocicleta italiana. Hay algo en sus líneas suaves, en el brillo y la distribución que conquista a millones. Es el encanto que tienen las cosas simples. Ese mismo que hace que Audrey Hepburn parezca conducir una nube. No hay que ir tan lejos, se ve en las escapadas que hacen por el país grupos como Vespa Colombia o Vespa Bogotá (y que durante el mes de marzo de 2024 estarán alrededor de Unicentro, en el marco de Unifest, la fiesta de descuentos más importante del centro comercial). Una hilera cromada que corta la imagen de un tajo y propone una conversación con la arquitectura de la zona. Su estructura clásica da la sensación de que se es parte de algo. Que esa fila de motos pertenece a un periodo de tiempo estático en el que cada recorrido es la escena de una película ya vista, pero a la que se regresa con la mirada fresca.

 


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