Fernando Navarro
Imagen principal: Juan Pérez Fajardo

Sábado tres de junio de 2023. Es casi la una de la tarde y el sol azota fuerte el asfalto seco y asfixiante de Madrid, anticipando que se acerca otro verano intenso. En el Parque del Retiro se lleva a cabo la Feria del libro de Madrid, acaso la cumbre literaria más importante del país. El Lollapalooza del libro. En la caseta de la editorial Pepitas, un periodista – escritor está presentando su última novela Todo lo que importa sucede en las canciones. Viste una chaqueta de gamuza café, un collar que se posa en su camiseta negra que reza “cuidado o podrías acabar en mi novela”, y unas gafas oscuras que ocultan su mirada. Con una felicidad que sus gafas negras no pueden esconder, va firmando libros cual estrella de rock. Porque los periodistas que cubren sectores específicos parecieran mimetizarse con su área de interés. Los deportivos aparentan ser futbolistas, los policiales usan abrigos largos y se mueven sigilosos, como investigadores privados, los de política explican las leyes de memoria y se visten más formales que los mismos congresistas. En este caso, el del cronista musical, firma libros como si fuera Mick Jagger autografiando discos.Cuando veo un espacio me acerco a saludarlo, charlamos un poco, le cuento que me encantó su libro y quedamos en un día para hacer una entrevista y conversar con más relajo. Costó encontrar fecha, porque está viajando por toda España presentando su texto, en una gira que ha bautizado como Never ending tour. No podía ser de otra manera.

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Fernando Navarro, periodista madrileño, es redactor de El País de España desde 2007. Vive para y por la música, aunque nunca en la vida intentó siquiera tocar un instrumento ni mucho menos cantar. Publicó los ensayos Acordes Rotos y Maneras de vivir y la novela Martha. Música para el recuerdo. La música, claramente, es el motor de su vida. Por estos días, sigue presentando incansablemente su novela Todo lo que importa sucede en las canciones. En este libro Fernando cuenta la historia de un adulto joven viviendo una clásica crisis de la mediana edad: un matrimonio que se desmorona, un hijo pequeño que lo reclama, un trabajo que lo apasiona pero no le da tregua y un amor furtivo que lo pone constantemente en jaque. Puede sonar como una historia conocida, que muchos viven alrededor del mundo, sin embargo, la magia de este relato es que está cruzado por las canciones que marcaron cada uno de los momentos importantes de su vida, las tristezas, las tragedias, las incertidumbres y las alegrías, cada uno de ellos está musicalizado. No existe un índice, sino un cancionero, y cada capítulo lleva el nombre de una canción, por donde pasan Aretha Franklin, Bob Dylan, The Beach Boys, Patti Smith o Bruce Springsteen. Tener una canción en la cabeza mientras transcurre la historia, hace que la lectura sea ágil y tanto más interesante. Y es, por cierto, el motivo por el que decidí conversar con Fernando, para entender qué tan importante es la música para el autor y si realmente, todo lo que importa sucede en las canciones.

Fernando Navarro
Portada de la más reciente novela de Fernando Navarro.

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De camino a la reunión me enfundo mis audífonos grandes, envolventes, de esos que te ayudan a abstraerte de la realidad y elijo un disco para la ocasión: Corazones, de la banda chilena Los Prisioneros. Una cita tan musical, requiere un disco inmenso para ponerse a tono y me gusta caminar por la vida con una banda sonora de fondo.

Fernando aparece una vez más de gafas negras que no se saca en ningún momento. Como si estuviera de incógnito. En la novela juega con la autoficción. El personaje principal tiene un misterioso parecido a él. Es crítico musical, escribe en una revista, tiene una edad similar, crisis similares, las mismas pasiones…

— No es relevante que yo sea el protagonista o no. Básicamente porque no soy una persona famosa ni una persona que la gente esté pendiente de cómo es mi vida. Amos Oz, el escritor, decía que cuando él escribía un libro no quería que el lector conectase con el autor, sino con el libro, y yo pienso lo mismo.

La idea del autor es contar la historia de un perdedor. Un personaje al que le cuesta ganar y al que las canciones lo levantan o lo hunden, según transcurre la vida.

— Pensé en un músico. Pero ¿qué hay más perdedor que un músico? Un crítico musical. Ya está. Una especie de músico frustrado.

Pero más allá del perdedor, la idea de elegir a un crítico musical —como él mismo— de protagonista, tiene un sustento interesante. Hay algo en la música que ayuda a comunicar de manera única.

— Como periodista musical hay una cosa que me pasa mucho. Escucho a los demás, interpreto a los demás, entrevisto a Rosalía, a Tangana, a Patti Smith, a quién sea y estoy todo el rato utilizando lo que me cuentan los músicos para llevarlo a un texto periodístico, pero siempre hay algo que no puedo contar, que no puedo transmitir al lector, porque queda dentro del mundo íntimo y emocional de la música. Entonces pensé que en el libro estaría muy bien que el protagonista fuese crítico musical, no solamente porque es ese perdedor, sino porque también es una persona que reflexiona sobre cómo percibe la música, pero la transmite desde un aspecto más emocional.

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— ¿Qué es lo que amas sobre la música?

— Para empezar… Todo.

Así comienza la entrevista que el joven reportero de la revista Rolling Stone realiza al líder de la banda Stillwater en una icónica escena de la película Casi Famosos (Cameron Crowe, 2000).

El reconocido músico y catedrático de la Universidad de Oxford, Jeremy Montagu, decía que el propósito más importante de la música es el de “generar cohesión social”. Nietzsche por su parte, aseguraba que “sin música, la vida sería un error”. Y es que la música ha acompañado al ser humano desde siempre, y ha sido una de las más bellas formas de comunicación y conexión con otros y consigo mismo. En el documental Alive Inside: A story of music memory (Michael Rossato-Bennett, 2014), podemos ver cómo un sinnúmero de pacientes con Alzheimer en un estado muy avanzado, logran a través de la música, de aquellas canciones que un día los marcaron, conectar con recuerdos que tenían enterrados bajo cientos de capas propiciadas por la enfermedad y por la vida misma. Fueron solo aquellas canciones las que les permitieron por algunos instantes, volver a sentir. Volver a vivir. Conectar con las canciones ayuda al alma y comprobado está, puede mejorar la salud.

Fernando Navarro
Fernando Navarro decidió que en su novela no exista un índice, sino un cancionero. Cada capítulo lleva el nombre de una canción, por donde pasan Aretha Franklin, Bob Dylan, The Beach Boys, Patti Smith o Bruce Springsteen, entre otros. Fotografía/Jokin Fernández.

Una de las ideas de Todo lo que importa sucede en las canciones, según su autor, es que el lector pase por la experiencia de adentrarse en la historia y sentir la necesidad de escuchar cada una de las canciones. O incluso releer los capítulos luego de escuchar la canción. Una experiencia dual que invita a darse el tiempo de leer y a la vez, de poner atención a las canciones elegidas porque, por supuesto, ninguna está ahí por casualidad.

— Animo al lector a coger las canciones y leer las letras, para darse cuenta que tienen mucho que ver con lo que el protagonista está viviendo en ese momento. El protagonista del libro está todo el rato escuchando música, pero reflexionando y pensando mucho sobre su vida a través de la música, y para mí era muy importante que el libro te invitase a coger las canciones y decir voy a escuchar la canción de verdad, no voy a oírla como a veces tenemos la música ahí de fondo en el metro, trabajando, haciendo cosas, es decir no, me voy a parar a escuchar esos cinco minutos de canción.

Porque a veces las canciones nos piden escucharlas en profundidad. Dedicarles un tiempo. Devolvernos si vamos por la mitad y sentimos que no estamos prestando suficiente atención. Como también hemos dejado de prestarle atención a momentos o tradiciones que antes eran parte de la vida normal y hoy están en proceso de extinción.

— En el libro hay una parte muy importante, que es un homenaje al mundo de los ritos, de las ceremonias. Escuchar un disco, comprar un vinilo, grabar un cassette. Tú y yo sabemos lo que es tener que dedicarle una hora de tu tiempo a grabarle una cinta a la chica que te gusta, o a tu colega del alma, ¿no?… Esa ceremonia, ese rito, es una voluntad que a veces la perdemos porque vivimos en tiempos muy frenéticos.

Libros sobre listas de canciones hay muchos, y de todos los tipos. En Filosofía de la canción moderna (2022), Bob Dylan analiza 66 canciones de otros artistas, a través de interesantes, refrescantes y hasta hilarantes ensayos. Lo mismo hizo antes Nick Hornby, el aclamado escritor de Alta Fidelidad, en 31 canciones (2002), donde escribe sobre las canciones que lo conmueven y marcaron su vida. Lo hace también Jeff Tweedy, líder de Wilco quien el siete de noviembre de 2023 publicará El mundo dentro de una canción: la música que cambió mi vida y la vida que cambió mi música. Sin embargo, la intención de Fernando Navarro no fue acercarse a la literatura conocida sobre música, más bien intentar escapar de aquello. Una de sus grandes referencias para escribir esta novela, nada tiene que ver con canciones y tiene, por cierto, algún párrafo homenaje en la novela.

—Hay un libro que se llama Historias de Nueva York, de Enric González. Me marcó porque veía que él contando las historias de Nueva York iba contando su propia vida, iba dejando caer su alma, su espíritu, entorno a su propia vivencia en la ciudad. Mientras te cuenta la ciudad, lo ves a él todo el rato. Yo siempre quise escribir un libro que contara historias de las canciones, pero en el que tú sintieses que estabas viendo al protagonista que te cuenta estas historias. En este libro el relato personal del protagonista adquiere mucha importancia. Tenía más en mente eso que a Nick Hornby. No quería parecerme a nada, solo me preocupé de que cada capítulo tuviera el tono de las canciones de las que hablaba.

Capítulo de Todo lo que importa sucede en la canciones, vinculado a la canción «In Dreams» de Roy Orbison.

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No me considero un experto pero sí un melómano promedio. La música me mueve. Una vez llegué a soñar que me juntaba a guitarrear «Just like starting over» con el mismísimo John Lennon y Brian Wilson de los Beach Boys. Una Locura. Sin embargo, lo de Fernando es diferente. A Fernando se le caen las canciones, como a Cristiano Ronaldo los goles o a Gabriela Mistral los poemas. En cualquier momento de la conversación suelta una canción como referencia, es una metralleta con municiones ilimitadas. Con la misma facilidad que menciona a los Beatles, se salta para hablar de Calamaro, Violeta Parra o de la mucha cumbia colombiana que descubrió cuando estuvo por Bogotá.

Estamos en un bar cerca de su casa, en Madrid, y le pregunto por una línea que subrayé en el texto: “Una de esas canciones que me han elegido”. ¿Nos eligen las canciones? Fernando me responde basándose en la primera canción que escuchamos de fondo. Pura magia musical.

— Pues mira, esta canción que está sonando, curiosamente, de Morgan (“Sargento de Hierro”), es una de esas que sentí en mi vida que me eligió. Me acuerdo perfectamente cuando la estrenaron en el Teatro Joy Eslava y yo estaba en una época de desorientación brutal, viendo qué hacía con mi vida. Sonó esta canción y sentí que me estaba esperando de hacía mucho tiempo. Cuando suenan estos vientos y empieza a crecer así instrumentalmente, es como poner en mayúscula tus emociones… eso es lo que sentí.

Emociones que muchas veces no podemos explicar con palabras, sin embargo, que hay canciones que las interpretan mejor que nada.

—Vivimos mucho más intensamente las emociones cuando hay música. Estás enamorado, pones una canción y estás enamorado a la máxima potencia. Estás jodido, pones una canción y estás jodido a la máxima potencia. Yo cuando niño me ponía música para imaginarme los goles que iba a meter jugando al fútbol. Luego las canciones no te hacen meter los goles, pero te hacen imaginarlos.

—¿Qué significa la música para ti?

— Es el aire que respiro, sin duda. No concibo la vida sin música. Es el modo más fascinante que he tenido para explicar el mundo.

De hecho, Fernando explicó una crisis completa a través de 15 canciones y cientos de otras que pululan por su novela. En el libro Música, solo Música, Haruki Murakami le dedica estas palabras a su amigo el director de orquesta Seiji Ozawa: “La música es para él el combustible imprescindible para seguir vivo. Expresado de un modo más radical, diría que de no poder inyectarse la música en vivo en sus venas moriría”. Aplica para Fernando Navarro, para Ozawa, quizás para el mismo Murakami, y para todos los que de alguna manera hemos hecho una playlist con cada capítulo de nuestra vida. Probablemente Fernando tiene razón y todo, o al menos casi todo lo que importa, sucede en las canciones.

Playlist introductoria a Todo lo que importa sucede en la canciones

«Working Man Blues #2″—Bob Dylan

«Keep me in Your Heart»—Warren Zevon

«Decir Amigo»—Joan Manuel Serrat

«In Dreams»—Roy Orbison

«Scenes from an Italian Restaurant» – Billy Joel

«Because the Night»–Patti Smith

«Tonight the Streets are Ours»–Richard Hawley

«Good Vibrations»—The Beach Boys

«Sargento de Hierro»—Morgan


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