árbitro

Gol de la U. Héctor “Chico” Hoffens anota contra Naval en el Estadio Nacional de Santiago de Chile. 4 a 1.

Es 2 de febrero de 1983. El partido, la primera fecha de la liguilla pre Libertadores. Cuatro equipos, Colo Colo, la Universidad de Chile, Naval y Magallanes, se juegan un cupo para disputar el torneo internacional de clubes más importante del continente.Pero Hernán Silva, el árbitro del partido, anula el gol. Su asistente tiene levantada la bandera. Dice que Hoffens estaba en fuera de juego. Hoffens ni protesta, la U va ganando por un amplio marcador y el partido casi se acaba. Pero Miguel Ángel Gamboa, el “Loco”, hace lo suyo. Enloquecer.

El jugador que ahorcó al árbitro
Miguel Ángel Gamboa, el “Loco”. / Revista Estadio, 1982.

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Hernán Silva falleció en Miami. A los 68 años dejó de vivir uno de los mejores árbitros de la historia del fútbol chileno. Uno de los dos árbitros nacionales que ha dirigido en dos mundiales distintos: México 1986 e Italia 1990. Una final de Copa América de 1989 adorna también su palmarés.

En Colombia, los hinchas de Millonarios se acuerdan mucho de él: también dirigió el polémico partido de cuartos de final de la Copa Libertadores 1989 entre Millonarios de Bogotá y el Atlético Nacional de Medellín. El equipo de Pablo Escobar. Ahí, Silva no cobró un penal clarísimo de René Higuita sobre Arnoldo Iguarán, incidiendo en la clasificación de Nacional a la semifinal. A la postre, Atlético Nacional ganaría la Copa, siempre con la sombra de Escobar.

Como casi todo árbitro, a Silva le gustaba el protagonismo. Es que sin ese gusto, sin el goce por el control del partido, sin la adrenalina que provoca, no se puede ser árbitro. “Cuando me putean, arbitro mejor”, dijo una vez a la revista Don Balón.

Silva era riguroso. Uno de los mejores de su tiempo y de la historia de Chile.

Exagerado, sí. Pero bueno.

El jugador que ahorcó al árbitro
Recorte de un diario colombiano donde se narra el episodio en el que Silva no cobró un penal clarísimo de René Higuita sobre Arnoldo Iguarán.

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Por alguna razón, esa tarde llovía en Santiago. Lluvia de verano. Eso es lo que recuerda Jesús Inostroza, fotógrafo de la revista Deporte Total, al que le tocó cubrir la liguilla esa tarde. “¿Estás seguro que fue en febrero?”, pregunta. “Me acuerdo de que había una lluvia torrencial. Quedé todo empapado”, dice.

Inostroza llegó esa tarde al Nacional y se instaló detrás del arco norte. Primero jugaban la U y Naval, y después Colo Colo contra Magallanes. La U le iba ganando 3 a 1 a Naval con goles de Liminha, de Luis Mosquera y de Miguel Ángel Gamboa. El gol de Naval lo había hecho Ricardo Flores. El partido, a esa altura, estaba casi cerrado. “Pero Gamboa andaba como acelerado. Como a veces anda Vidal, pasado de revoluciones. Así andaba Gamboa ese día”, cuenta Inostroza.

Entonces vino la jugada.

“A Hoffens le dieron una asistencia y metió el cuarto gol, pero el asistente tenía la bandera levantada y el “Chico” ni reclamó cuando Silva le anuló el gol. Pero Gamboa se volvió loco y le reclamó. Entonces Silva le sacó la amarilla y al momento después, la roja. Y ya varios jugadores de la U se estaban acercando a ellos”, cuenta. “Veo que Gamboa se va, pero que después vuelve”.

Inostroza sintió que algo iba a pasar. Lo que hizo el fotógrafo, en ese momento, fue entrar a la cancha. Dos pasos. Su instinto le estaba hablando, tenía que estar preparado. “La luz del Nacional era pésima, y yo tenía una cámara Canon A1. Siempre trabajé con Nikon, y andar con una Canon es distinto. Para trabajar con esa luz y esas condiciones forzábamos las asas, de 400 a 1200, y le dábamos más tiempo al revelado, de 8 a 12 minutos”, explica Inostroza.

Consciente de las condiciones adversas, trató de acercarse lo más posible a los jugadores, que ya estaban encima del árbitro. Inostroza no vio lo que pasó, solo sintió que tenía que disparar. “Cuando disparas en una reflex, hay un momento en que el espejo se levanta para que entre luz. Por eso no vi nada, no vi el momento exacto de lo que pasó”.

Cuando Inostroza sacó el ojo de la mira de su cámara, Gamboa estaba siendo separado del árbitro por sus compañeros. No vio la imagen hasta que reveló las fotos.

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“Te voy a contar una cosa”, dice Miguel Ángel Gamboa, sentado en el sillón de la sala de estar de la recepción del edificio donde vive, cerca de la estación Inés de Suárez, en Santiago. “A mí me pasaba algo muy extraño antes de los partidos, y es que me daban ataques de arcadas. De puro nervio. Siempre me puse muy nervioso”.

Ese 2 de febrero de 1983, después de su ritual habitual de arcadas, Gamboa entró al Nacional a jugar el primer partido de la liguilla. Había llegado a la U desde el América de México en 1981, y era una de las grandes figuras del equipo. Iban 3 a 1 y el último gol había sido suyo. Entonces el “Chico” Hoffens hace el cuarto, pero el árbitro Hernán Silva lo anula por posición de adelanto. Gamboa, que está en tres cuartos de cancha de Naval, trota hacia el árbitro.

—¿¡Cómo que fuera de lugar!? —le dice Gamboa.

Acto seguido, Silva le muestra al delantero de la U tarjeta amarilla.

Gamboa la mira.

—¿¡Qué MIERDA tienen en mi contra!? —dice el jugador.

Silva saca la tarjeta roja y Gamboa, callado, enojado, da media vuelta y se va caminando hacia el túnel de los vestuarios. Pero en un momento se da vuelta, y ve que varios de sus compañeros están reclamándole al árbitro por la expulsión. Entonces Gamboa vuelve y se para frente al árbitro.

“A mí nunca me gustaron los árbitros. Siempre tuve conflictos con ellos, en su mayoría. Les enseñan a ser autoritarios”. Gamboa dice que la actitud de Silva pudo haber influido en su reacción.

“Él era un tipo muy especial. Muy especial. Ya no vale la pena hablar de alguien que ya no está, pero en el ámbito del fútbol sabíamos de lo especial que era”, dice Gamboa.

“No fue pensado, una cosa así uno no la va a pensar. Son impulsos que a mí me han salido varias veces, no solo en ese partido, sino que al final han sido en perjuicio de mí. A lo mejor si no hubiera tenido todas esas reacciones ante los cobros…”.

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El revelado de la foto de Inostroza mostraba lo sucedido: Gamboa agarrando del cuello, ahorcando a Hernán Silva, mientras Héctor Hoffens trata de separarlos. En el fondo, Manuel Pellegrini mira al trote lo que pasa. La imagen no fue captada por las cámaras de televisión, que hacían la toma justo a espaldas de Gamboa.

“Es impresionante, porque incluso se ve cómo Gamboa levanta del suelo a Silva. Y el único que tenía la imagen era yo”, dice Inostroza. Cuando el equipo de Deporte Total vio la foto, se discutió si tenía que ser la portada del siguiente número de la revista. Pero el director, Darío Rojas, se opuso.

“Dijo que no podían poner una portada en blanco y negro. En verdad él era bien cagón”, dice Inostroza. “Venía del mundo de la farándula. La revista era propiedad del mismo grupo de la revista Vea, y en ese tiempo ligaron mucho la farándula con el fútbol. La historia que tuvo Patricio Yáñez con la Viviana Núnez salió de eso”.

La foto, al final, sí fue en la portada, pero en un recuadro chico. Los directivos de la Universidad de Chile puestos por la dictadura de Pinochet, Ambrosio Hernández y Rolando Molina, alegaron que la foto estaba trucada.

“¿Y cómo iba a estar trucada? Dijeron eso para que no perjudicaran a la U”, dice Inostroza.

La foto terminó dando la vuelta al mundo.

La famosa foto de Inostroza: Gamboa agarrando del cuello, ahorcando a Hernán Silva, mientras Héctor Hoffens trata de separarlos.

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Jesús Inostroza se retiró de la fotografía deportiva. “En ese tiempo era una burbuja. Y además era usado por la dictadura para tapar otras cosas. Eso me cansó”. Trabajó en medios durante la década de los 80 y, desde 1990, fue fotógrafo del palacio de La Moneda para el presidente Patricio Aylwin. Suya es la foto en la que Aylwin sale mirando con desprecio al dictador, en ese entonces comandante en Jefe del Ejército, durante la ceremonia del juramento a la bandera en 1992. Hoy hace clases de fotografía en el Instituto Arcos.

A Miguel Ángel Gamboa le cayeron 8 fechas de suspensión por ahorcar al árbitro Silva. Jugaría algunos partidos más con la U, pero por Copa Chile, y a los pocos meses volvió a México, a jugar al Deportivo Neza. Se retiró en 1985.

¿Y el arbitro Silva? Después de acusar a un jugador de Unión Española de agresión, en 1994, y que la televisión le desmintiera, se retiró del arbitraje. Terminó autoexiliándose en Ecuador. Ahí se trataba un cáncer con quimioterapia. Viajó a Miami para continuar su lucha contra la enfermedad, pero murió el 15 de octubre de 2017.

*Esta crónica fue publicada originalmente en la Revista De Cabeza.

 


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