Desde hace 27 días un joven con discapacidades mentales forma parte de la población de presos en la cárcel militar de Ramo Verde, ubicada en las cercanías de Los Teques, capital del estado Miranda.

Isleiker Polanco tiene 19 años de edad, pero sus comportamientos se asemejan a los de un niño de apenas siete años. Tuvo que cambiar la compañía de sus familiares por la de otros reclusos, mientras que las comodidades de su hogar se sustituyeron por una celda, a la que llegó por orden de tribunales militares del estado Falcón, pese a ser un civil.

Por su condición, en ese tiempo el muchacho ya ha tenido que ser hospitalizado en un par de oportunidades y a sus allegados se les ha dificultado hacerle llegar los medicamentos que requiere, debido a la distancia entre estados.

“Tiene discapacidad mental, dificultad para el aprendizaje y además es bipolar: a veces le da por reírse y otros días puede ponerse agresivo”, explicó su padre Jhonny Polanco en declaraciones exclusivas a El Nacional Web. 

Acotó que en una oportunidad  a su primogénito tuvieron que trasladarlo a un centro asistencial por haber caído en depresión y que en una de las tres visitas que ha podido hacerle en Ramo Verde constató que tenía fiebre.

“Queremos que lo chequee un médico forense, un psiquiatra, psicólogo, para que puedan comprobar su estado de salud”, exigió.

En manos de los militares

A Polanco no solamente lo están juzgando tribunales militares sino que su abogado, contrario a la potestad de la familia, también es de carácter militar, negándoles incluso cambiar a su defensor, aunque la ley así lo estipule.

“Vamos a meter un amparo ante el Tribunal Supremo de Justicia porque los juzgados en Falcón no nos dan despacho; no quieren nada con nosotros y ni siquiera dejan ingresar a sus médicos”, denunció el padre.

Joanna Peñalver, coordinadora de la Organización Venezolana de Autismo, adelantó a El Nacional Web a mediados de mayo que el defensor incluso había desestimado informes que constataban la condición médica del muchacho.

“Queremos que se acabe esta pesadilla”

La tragedia para la familia Polanco comenzó el 5 de mayo cuando Isleiker se escapó de la casa de su suegra (que se encontraba cuidándolo en ese momento) y se topó con una manifestación antigubernamental que fue reprimida por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

“Ella salió a comprar unas cosas y cuando regresó Isleiker ya no estaba. Vecinos pensaron que iba detrás de ella, pero luego notaron que la GNB se lo había llevado”, relató el papá de Polanco.

Posteriormente su hijo fue trasladado a la base naval de Punto Fijo y una vez que fue presentado ante tribunales le dictaron privativa de libertad para enviarlo a Ramo Verde.

Aclaró que no comprende por qué el caso no fue asignado a la justicia civil si su hijo no tenía encima material bélico ni había cometido un delito. “Los agarraron sin nada: ni fusiles, ni FAL, ni granadas o helicópteros; tampoco mató a nadie”, insistió.

Reveló que para la familia ha pesado la ausencia de Isleiker y desean tenerlo a su lado, incluso si para ello tienen que aceptar una medida humanitaria o de casa por cárcel.

“Queremos que se acabe esta pesadilla. Esto es una injusticia. Metieron presos a jóvenes que desean graduarse para que Venezuela sea mejor. No se los puede privar de libertad por capricho político. Los jueces para graduarse tuvieron que estudiar y graduarse”.


El dato

A diferencia de otros de los acusados en el caso, Polanco no es estudiante universitario debido a sus discapacidades.



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