Para mantener a su esposa, a su hija de 1 año y a su mamá, Luis Ospina se dedicaba a vender café en Chacaíto. Justo eso estaba haciendo cuando fue detenido el 8 de abril por supuestamente haber contribuido con los destrozos causados en la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, en Chacao.

Ese día no pudo regresar a su casa, en Santa Lucía, porque, debido a la protesta convocada por la oposición, había escasas opciones de transporte. Luis se devolvió a su sitio de trabajo. En Chacaíto, mientras tomaba café sentado junto a unos compañeros, ya en horas de la noche, sujetos no identificados lo detuvieron, contó su hermana, Marilyn Alexandra Ortega.

“Se lo llevaron arbitrariamente. Él preguntó por qué lo hacían y no le dijeron nada, solo lo agarraron con agresividad. Ni siquiera puedo decir que estaba protestando, porque no estaba protestando. Pasó todo el día vendiendo café”, afirmó.

Argumentó que Ospina, de 22 años, intentó visitar a su hija, que vive con su mamá en Chacaíto, en el momento en que estaba ocurriendo el acto vandálico contra la DEM. “Él no pudo haber estado en dos sitios al mismo tiempo. Al final, la mamá de la nena no salió porque la niña está chiquita y había muchos gases lacrimógenos. Como ella no salió, Luis decidió irse a su casa, pero no consiguió transporte. El Metro estaba cerrado, no había camionetas”.

Ospina, junto a los otros seis hombres acusados por el ataque en la DEM, fueron recluidos en la cárcel 26 de Julio, ubicada en San Juan de los Morros. Allí, de acuerdo con el testimonio de su madre, el comerciante se ha sentido decepcionado y desanimado. “No es para menos, el panorama de la situación en la que están es el más oscuro que pueden ver”, dijo Ortega, quien considera que su hermano es un preso político.

Carlos Daniel Moreno, abogado de seis de los detenidos (no lleva la causa de Miguel Cegarra), indicó que en el centro de reclusión habilitaron un pabellón para los imputados por el caso del DEM. Aseguró que han sido tratados con normalidad y que fueron separados de los presos comunes.

Entre los acusados se encuentra un vendedor de perros calientes, un joven que tenía dos años fuera del país y un mensajero. Ninguno se conocía en el momento en que ocurrieron las capturas.

“Entre ellos se preguntaban ‘por qué estás aquí’, y la respuesta era que por terrorismo. Ellos se conocieron cuando entraron en esto. Agarraron a cada quien por su lado”, indicó la hermana de Ospina, a quien le imputaron los delitos de daños violentos y agavillamiento.

“Llamo a la humanización. Son seres humanos, tienen mamá, papá, hermanas como yo, Luis tiene una niña chiquita. Él en lo único que piensa es en su niña. Tengo mucha fe de que van a salir, porque son inocentes. Pido todos los días a Dios para que esto se solucione”, declaró la hermana del aprehendido. 


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