FAMILIA DE CANDIDO: ANDRÉS, VANIA, ITALIA Y TONY. SENTADOS: GIUSSEPE DE CANDIDO E IVA SBRIZZI (NONNA). ARCHIVO FAMILIAR

Por LEÓN SARCOS

Creo que uno de los secretos del éxito de los comerciantes italianos —que buena parte de los nativos no hemos querido aprender— es la humildad y el buen talante para servir.

Siento que aun desde muy joven el matrimonio De Candido-Sbrizzi había hecho suya la idea —no solo por agradecimiento gentil con los anfitriones, sino también como expresión natural de su naciente cultura emprendedora—, de que la satisfacción del cliente es la base del prestigio y su insatisfacción el insumo mayor para su aprendizaje.

Dos hijos de Italia ganados para la zulianidad

Ambos, Giuseppe De Candido e Iva Sbrizzi, llegaron a Maracaibo de Friuli-Venezia Giulia en Italia, en la década del cincuenta del siglo pasado. Ellos constituían una pareja que, por su aliento creativo, su vocación de servicio y sus virtudes humanas y ciudadanas, tenían que ser hijos de una geografía privilegiada, de la cual el joven escritor y patriota italiano Ippolito Nievo (1831-1861), autor de Confesiones de un italiano (1867), que se editó póstumamente, dirá: Es un pequeño compendio del universo.

La riqueza y variedad de su paisaje es de tal naturaleza que abarca una amplia gama de climas y ambientes, desde uno suave mediterráneo en el sur a otro continental y alpino al norte. Cuenta la región histórico-geográfica de Friul y la región geográfica de Venecia Julia, cada una con sus propias tradiciones, historia e identidades.

El rico ambiente de Friul que, en tiempos de lluvia, sobrevivió en ríos caudalosos como el Tagliamento para enriquecer la tierra, nos trajo esta pareja. A Giuseppe en 1951 y a Iva en 1952. Eran parte de la oleada de italianos que desde su arribo al puerto de La Guaira, eran asignados de acuerdo con su oficio y con las necesidades de los estados, para realizar su contribución al desarrollo de la región y el país.

Una familia que vino a sembrar progreso

Ese río de energía humana que llegó con el matrimonio De Candido-Sbrizzi y otros inmigrantes pronto creó afluentes y, en 1956, nacería su primer varón marabino, Andrés De Candido, hoy presidente de la cadena de supermercados, quien, en unas hermosas palabras, recoge el legado comercial y humano de sus dos viejos amados, en 2006, al cumplirse 50 años de su fundación.

Vamos, quiero que tengan clara una idea y es que trabajemos para que no haya solitarios en De Candido. Que es importante que todos seamos compañeros, que nos ayudemos unos a los otros y que nos comuniquemos con afecto y respeto. Que nos cuidemos de caer en el individualismo, porque para llegar a la cima no hay que superar a los demás sino superarse a sí mismo. Todos a trabajar por un mismo objetivo: El crecimiento de esta gran cadena para servirle al Zulia y a su gente.

Giuseppe De Candido de Monte, de Domanis, provincia de Pordenone, nació el 14 de junio de 1925. Ella, de San Giorgio della Richinvelda, provincia de Udine, vino al mundo el 12 de diciembre de 1926, apenas se llevaban un año. Contrajeron matrimonio en la iglesia que lleva el nombre del pueblo donde nació Iva el 21 de marzo de 1949, quien llegaría a ser la amada Nonna de sus familiares y amigos. El tiempo, su carisma y empatía para hacerse querer por el público —que frecuentaba la primera de las tiendas— la convertirían en una figura emblemática de los maracaiberos por sus distinguidos servicios ciudadanos prestados a la comunidad.

Los cuatro miembros que completan la familia nacieron, las dos hembras en Italia y los dos varones en Maracaibo. Vania De Candido Sbrizzi de Jiménez, la hija mayor, nació en Domanis el 03 de febrero de 1950. Italia Assunta De Candido de Nanino, verá la luz en el mismo pueblo que su hermana el 21 de abril de 1951. Andrés Eloy nacerá el 01 de octubre de 1956 y Tony el 17 de marzo de 1961, fallecido prematuramente en esta ciudad.

Habla Andrés Eloy, el vocero autorizado de la familia

El hijo varón, Andrés Eloy —cuyo nombre le viene del célebre y siempre bien recordado dirigente político y poeta venezolano—, cuando se refiere a sus padres se percibe en él una nota de franco orgullo filial. Alto, bien puesto y muy fluido en su narrativa, nos invita a conocer emotivo el proceso de edificación de la cadena de supermercados que hoy tiene la obligación, no solo de mantener, sino también de continuar creciendo, pese a los tiempos difíciles de la economía y el malestar del entorno socio-político.

Papá llegó muy joven a Venezuela —cuenta Andrés—. Tenía apenas 26 años y una buena experiencia como maestro granitero, una gran capacidad de trabajo y muchas ganas de surgir para salir adelante y traerse al resto de la familia. Tuvo una participación importante para echar los pisos de granito del Hospital Coromoto y también en algunas otras iglesias que en ese tiempo se construían en la ciudad.

Esa actividad le sería útil a Giuseppe para ganarse la vida por corto tiempo, entre la fecha de su llegada y 1954, cuando por fin pudo lograr que su suegro Luigi se trajese a sus dos hijas Vania e Italia. Pero las cosas no marchaban bien para su salud, el polvillo que se desprendía de su actividad diaria como granitero, comenzó a afectar por lo que entre él e Iva tomaron la decisión de cambiar de oficio.

De maestro granitero a comerciante

Fue así como la pareja de los De Candido-Sbrizzi, después de una larga reflexión conjunta, optaron por la actividad comercial y se iniciaron en ella en 1956, cuando el propietario de la Panificadora Víctor, Tonino —ubicada en el sector Veritas, donde está hoy la Cruz Roja, frente a la residencia donde se había establecido el matrimonio—, le ofreció a Giuseppe que pusiera un mostrador frente a la fábrica para vender pan al detal.

Iva, emprendedora por naturaleza, preparaba platos italianos y los ofrecía como almuerzo en un despliegue de gran esfuerzo, a los más de 30 huéspedes de la pensión, a trabajadores y familias aledañas con los que obtenía ingresos de los cuales ahorraban una buena porción, que formarían parte de las primeras inversiones, cuando consiguieron la venta de pan al detal.

Fue una época en la que muy pronto intuyeron la máxima —sin ser experimentados en el área— de Mark Zuckerberg, uno de los creadores y fundadores de Facebook: Creo que una simple regla de negocios es que si haces las cosas que son más fáciles primero, puedes progresar mucho más rápido. 

Durante esta fase de transición, Tonino generosamente les abrió camino y ellos supieron aprovechar la oportunidad. Poco a poco fueron agregando víveres para la venta ampliando la gama de productos ofrecidos en aquel mostrador que ya no era venta de solo pan, sino que iba tomando la forma de un pequeño abasto.

Giuseppe se había comprado una camionetica y viajaba a la capital a adquirir productos importados que conseguía a buen precio para incrementar el stock de nueva mercancía para la venta. Recuerdo, cuenta Italia, que consiguió también distribuir una mantequilla llamada Delko en Cabimas.

Lo imprescindible de una buena locación

Hacía falta un espíritu vital enamorado del comercio para que la pareja diera el salto definitivo. Al padre de Iva de visita de nuevo en el país Luigi, con motivo del nacimiento de Tony el menor de los De Candido a principios de 1961, no le gustó la locación del abasto en Veritas. No le pareció un buen punto para seguir creciendo y debemos recordar que una buena parte de la pegada del negocio depende de la ubicación: transitable y fácil para llegar.

En el trabajo de explorador del suegro de Giuseppe, a la vez que descubría los encantos de la ciudad, en paralelo afanosamente buscaba un sitio estratégico donde pudieran instalarse definitivamente en busca de una mayor concurrencia de clientela.

Había visto dos que le parecían bastante propicios para irse ampliando a futuro: la esquina en 5 de julio que ocupó por muchos años Fin de Siglo y la de la calle 70 entre Bella Vista y Santa Rita, donde después de mucho bregar y motivado por el carácter osado y muy seguro de Iva consiguieron establecerse en arrendamiento desde ese año, donde a la entrada podemos contemplar una placa que reza: Vi. De. Ca. adornado entre estrellas, la fecha: 1956.

Informalmente comenzaron desde ese año, pero la primera firma comercial sería constituida unipersonalmente, desde entonces como Víveres De Candido en 1961. Hay que reconocer, según Andrés De Candido, que la confianza y el coraje que se requiere para los comienzos, lo aportaba más su madre que su padre.

El despegue hacia el éxito

Sabía la Nonna, sin ser experta en negocios, algo que uno de los padres de la sociedad del conocimiento Peter Drucker, expresaría en sus clases de gerencia: Donde sea que usted vea un negocio de éxito, seguramente allí hubo un día, una decisión arrojada. Por eso para ella —a decir de Andrés—, su consigna personal era Pa’lante y sin miedo.

Entendía también, al igual que la directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, que tener confianza o fingir que la tienes, es necesario para aprovechar las oportunidades. Es un cliché, pero las oportunidades rara vez vienen servidas en bandeja, tienes que ir por ellas.

En adelante el camino estaba abierto para crecer. La clave, según Andrés, es sentir a la gente como parte de la familia. El alma de un negocio, como lo decía la Nonna, es el buen servicio: que la clientela se sienta atendida, apreciada, querida. ¡Llévate dos hallacas!, las pruebas y después me das tu opinión. Igual con el pan y el pasticho, en los comienzos y después con los más asiduos.

Entendía ella que el prestigio ganado gracias a la calidad de los productos que se expenden y la atención, es lo que hace crecer la marca De Cándido.  Siempre pujante, siempre activa junto a Giuseppe, apenas si tomaba tiempo para el descanso —un café con Giuseppe a la 4 de la tarde—, por lo que hizo suya la hermosa frase de Teresa de Calcuta (1910-1997) a quien le profesaba devota admiración: No puedo dejar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.

Los años de la forja

Las décadas sesenta y setenta son los años de la forja. El tiempo en que el arduo trabajo de todos los días se va convirtiendo en un proceso lento, pero seguro, en el que el negocio va experimentado transformaciones para un firme crecimiento. Giuseppe haciendo las compras, Iva desde la madrugada organizando y ejecutando la producción junto a sus incansables colaboradoras.

Ninguna fortaleza se hace de la nada, todas son parte de un largo y laborioso trabajo de edificación. Lo que comenzó siendo, en lenguaje maracaibero, una tienda, pasó muy pronto a la categoría de abasto, hasta llegar a la modernidad y convertirse en los 80 en un supermercado.

Según sus tres hijos, Andrés, Vania e Italia, De Candido lleva el sello de la Nonna. Ella ha sido de alguna manera la imagen del supermercado. Tenía un carisma especial para ganarse al público. Siempre estaba pendiente de que estuvieran bien atendidos y eso lo hemos aprendido nosotros: que no olvidamos pasearnos por los supermercados a ver si todo marcha como debe ser y aprovechamos para conversar con los trabajadores y atender personalmente a la clientela.

Un momento crítico pudieron sortearlo con buen manejo operacional en 1983, con el famoso Viernes Negro que provocó por primera vez una devaluación significativa de nuestro signo monetario. Cuando el equipo es consistente en su estrategia de negocios sabe que hay imprevistos coyunturales que, como las turbulencias, requieren frialdad y mucha confianza para salir adelante. Se aplicaron los correctivos y sorteamos ese feo temporal.

Consolidación y crecimiento

En 1987 cambian los mandos y con las adaptaciones y ajustes que tienen que operarse por diferentes concepciones en el estilo de dirigir y la percepción de los cambios en el mundo de los negocios, luego de superados, entran los cuatro hijos a establecer las nuevas directrices y operar el proceso de expansión que comienza con la creación de la tienda De Candido en 1991 en Circunvalación 2, que el pueblo zuliano recibe con alborozo.

La tienda principal en la calle 70 de 100 m2 ha ido creciendo hasta llegar a los casi 500 m2. El abasto inicial ha sufrido tres remodelaciones, una en el año 65, otra en el 81, y la otra en el 87; ahora es un supermercado, el primero especializado en delicatessen en Maracaibo.

Luego de Circunvalación 2, que inmediatamente se transforma en un éxito comercial, vendrá en 1994 De Candido de Las Delicias, para dar respuesta al crecimiento de la zona norte que continuaba el auge de construcción de nuevos conjuntos residenciales. Esta será una de las tiendas de grandes dimensiones, la cual brindará muchas satisfacciones a sus propietarios y exhibirá con orgullo la consolidación del esfuerzo familiar.

La familia decide iniciar operaciones fuera de Maracaibo en Punto Fijo, donde se inaugura en 1996 una nueva tienda De Candido. A esta continúa la más grande en espacio en 2000, en la Limpia. En 2001 se crea el De Candido Cabimas. Ese mismo año nace el de Indio Mara, ubicado en el sector Paraíso.

Luego, en 2004, a pesar de la crisis creada en el comercio formal con el bachaqueo, la firma De Candido continuaba en franca expansión. Ese año, difícil, aparece por primera vez el primer De Candido Express en Fuerzas Armadas y simultáneamente abre sus puertas el De Candido del Centro Comercial Sambil.

El año 2007 se decide la apertura de uno de los más concurridos y rentables hoy día: el de La Lago, junto con el de la 70, lugares de residencia donde vive una parte de la clase media más próspera de la ciudad, si es que hoy podemos usar ese término.

Al año siguiente, en 2008, se abren las puertas de la primera tienda De Candido en Ciudad Ojeda. En 2012 una nueva en Punto Fijo, el De Candido de la Jacinto Lara. En 2013, otro exprés, en la calle 73. En 2016, se establece un nuevo exprés en Santa Lucía, en el centro de Maracaibo. En 2017 abre sus puertas el exprés al lado de la Policlínica D’Empaire, en las Fuerzas Armadas. En 2022 se creará el siempre esperado municipio San Francisco.

No ha sido fácil a esta gran familia después de 68 años de trabajo incansable, exhibir en su portafolio de negocios semejante logro partiendo de los inicios de un pequeño mostrador donde sus padres vendían pan al detal. La crisis a partir del 2013, con la caída de los precios del petróleo, la crisis política y las sanciones externas aplicadas a la economía los ha golpeado como a todo el comercio; pero ellos, guerreros hechos para la victoria han sobrevivido con altos costos, pero sin decaer ni en calidad ni en servicio.

Si se creara una lista de emprendedores calificados para impartir clases prácticas de buena gerencia para los que se van iniciando en este duro oficio de emprender —que la propaganda ilusionista de las nuevas tecnologías a través de las redes hace ver, como un placer ingenuo, que todo el mundo puede—, tendrán que buscar a uno de estos tres hermanos que sobreviven, para que dicten una excelente cátedra de cómo se hace un capital con humildad, con vocación de servicio, y con grandeza de alma.

Una familia integrada, armónica y servicial

Podemos afirmar que el alma, el carisma, el liderazgo natural de la familia, era sin duda de la Nonna. Pero estoy obligado a decir porque así los hermanos lo afirman, lo sienten y lo creen, que no hay Nonna sin Giuseppe. Que no hay una bonita familia sin la sinergia que se producía entre ambos y que no hay Víveres De Candido sin Giuseppe y sin Nonna. Cito al poeta Auden para explicar la buena química perenne del matrimonio De Candido-Sbrizi: Si el afecto igual no puede ser, que sea yo el que más ame. El bello verso de Auden, en este caso es pronunciado por la Nonna. Y eso hace la diferencia.

Los tres hijos, Andrés, Vania e Italia, que sobreviven al matrimonio, la segunda generación, han sido fieles a los principios gerenciales, éticos y humanos que establecieron sus fundadores. Los tres, profesionales de una extraordinaria condición humana, muy fácil de percibir por el calor que transmiten cuando hablan de sus progenitores; ambos son realmente para ellos dos héroes, a los cuales hay que emular, y mejorar para que la cadena de supermercados sobreviva muchas generaciones.

Vania, la mayor, tiene anécdotas bellísimas del largo viaje de 21 días que hicieron a mediados de los cincuenta con el abuelo Luigi cuando las trajo de Italia, por vía marítima. Tenía Vania un año e Italia estaba recién nacida cuando Giuseppe se vino a Venezuela. Cuando tocaron puerto, que los marineros de tierra se acercaron a ayudar al anclaje, Italia, ingeniosa desde siempre, no se le ocurrió otra cosa que decir: Los marineros no son negros ni blancos, son amarillos. 

Cuando escuchaba a Vania contarme acerca de esta larga travesía y el final feliz de estas dos niñas, hoy distinguidas mujeres, vienen a mi mente unas palabras de Marguerite Yourcenar, de su autobiografía: El azar es un Dios al que uno puede confiarse, y el lugar donde se vive no tiene mucha importancia cuando se transporta el universo en las maletas. Ellas, sin duda, no traían libros, pero traían algo tan importante como ellos, los sueños propios de la edad y el deseo del amor inmenso que sus padres guardaban para prodigarles.

Italia se queja de manera simpática de la inclinación de la Nonna por los varones, y pone ejemplos:

Fui con ella a una tienda famosa a ayudarle a comprar unos vestidos. Había unos preciosos, cuyas tallas le sentaban de maravilla y después de probarse varios le dije:

–Mami vamos a comprar dos. 

Mi sorpresa fue su respuesta.

Eso es mucho dinero para nosotros.

Entonces, Italia llamó a Andrés y se la puso al teléfono. Al finalizar de hablar con él, terminamos comprando cuatro.

Una condición humana superior

Lo que más me conmovió de las dos hijas de Iva Sbrizzi de De Candido, es el amor inmaculado que le profesan ambas. Hay seres humanos que desprenden un aura especial. Tienen una personalidad, un carácter, una química superior para la bondad, la solidaridad, la generosidad; son virtudes connaturales a su espíritu, no hacen milagros, pero su nivel de comprensión y la apertura de su alma para hacer el bien está muy lejos de una persona común y corriente. A esa singular especie pertenece la Nonna De Candido.

Son difíciles de ubicar, pero los hay, pueden estar sentados frente a nosotros en un sitio de encuentro; en una iglesia, en un restaurante, en un centro comercial y un día sin nosotros saberlo, se eximirán de hacer algo por ellos mismos para conceder por puro amor a otro que lo necesita con más urgencia.

Esas personas abnegadas en el servicio a otros, no les parece bien que la gente exhiba su vocación filantrópica y profesa la idea de que el bien mientras menos se conozca su autoría más rápido se multiplica, porque como todo lo grande debe ser anónimo. En eso son fieles practicantes del Evangelio: que no sepa la mano izquierda lo que haces con la derecha. 

Diría que las dos hermanas me desarmaron apenas las conocí. Vania por sensible y afectuosa e Italia, por vital y segura. Dos mujeres talladas para el fogueo de la vida, el servicio y el amor al prójimo. Formadas a imagen y semejanza de su madre. Pero enfrentadas al espíritu conservador de las matronas de esa época que, a la hora de las disputas en el matrimonio, si no son graves, siempre estaban del lado del yerno.

Por eso su consejo cuando actuaba en el plano de jefe civil y las esposas de sus choferes u otros empleados, llegaban a acusar a sus maridos con la patrona, esta les respondía: cuiden esos hombres, atiendan bien a los muchachos y ténganles la casa limpia y la comida caliente. Era su concepción del matrimonio chapado a la antigua. Era la idea de la pareja de las mujeres que se hicieron madres a principio del siglo pasado, sería poco sensato pedirles otro enfoque.

Una pareja, una gran mujer, un legado

Monseñor Roberto Lükert ha dicho de la pareja: una de las grandes virtudes que debemos admirar de la Nonna y su marido Giusepppe, fue la virtud del trabajo. Hicieron del trabajo la esencia de la cultura de la familia, y este país para poder llegar a ser grande tiene que hacerlo a través del trabajo. Creo que la Nonna De Candido nos enseñó que la cultura del trabajo es un instrumento de crecimiento personal, pero también un medio de desarrollo social y de aporte a la cultura.

Para la Nonna, la base del buen servicio y clave del éxito son: la educación, la buena atención, el orden, la limpieza y la disciplina. Fue una mujer humilde de alma grande, con una vocación de servicio infinita y una bondad que no cabía en una falda, preferentemente azul con bolsillos a los lados –a la que todos sus empleados y sus familiares allegados, extrañaban después de su partida–, porque de allí, como de una fuente manaban ayudas para imprevistos, pasajes, medicinas o cualquier otra necesidad de emergencia del personal a su servicio o de sus nietos. Se hizo por su nobleza y dedicación al trabajo y el servicio al prójimo una figura emblemática del comercio regional.

Seguro no faltó a sus oídos en su momento postrero, solo para ella, la música del tercer acto de la ópera Nabucco de Verdi inspirada en el salmo 37 del exilio hebreo en Babilonia, que siempre pedía o sus hijos le regalaban para honrar la memoria de sus ancestros, en sus días de celebración Va, pensiero, sull ali dorate (Vuela el pensamiento con alas doradas) que expresa para los italianos la nostalgia por su pueblo natal ¡Oh patria mía, tan bella y perdida!  y que después en los ochenta del siglo pasado, Nana Mouskouri versionaría como Libertad.

El río Tagliamento, en Friul, sacudió sus aguas con más bríos —el día de su partida el 8 de octubre del 2010—, y el viento desplegó sus alas con más ímpetu, cuando su nieta, Fabiola, con su bella voz, en tono elegíaco le cantó:

Nonna mía, amiga mía, / el contar contigo es una bendición / Nonna mía, amiga mía / tu cariño me alimenta el corazón / Yo tanto te agradezco Nonna mía / abrázame muy fuerte por favor.

Ven y siéntate a mi lado /cuéntame al oído/ una y otra vez /otra historia un nuevo cuento / y yo para siempre lo conservare / Nonna tantas enseñanzas / hermosos tesoros tú sembraste en mí / tantas emociones, todas mis canciones / todo te lo debo a ti.

En cada paso que doy / buscando tu mirada voy/ En el arrullo de tu voz me abrigo /Nonna mía, Amiga mía… 


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