"Toda voz hace de un poema, de un texto, una cadencia que puede interpretarse no solo como respeto a las pausas, sino las pausas de la respiración del que lee", afirma Jaimes-Borges / Foto: Pavel Bastidas

Por DANIELA JAIME-BORGES

«¿Por qué no grabas poemas de otros y los subes en las redes?», me preguntó por teléfono mi amigo entrañable Rubén Ackerman, quien a menudo me llamaba para que leyera algún poema de él para saber cómo se escuchaba en voz alta. Así comenzaba esta aventura, con su pregunta, con su propuesta, esta suerte de biblioteca poética que me he podido  llevar adelante desde el propio 26 de marzo del año 2016 en la que tuve esa llamada.

En principio no hubo una formal estructura de este trabajo que divulgo por la plataforma SoundCloud. Leía cuanto podía; los poetas más cercanos a mis lecturas, a los amigos, haciendo variaciones con música de fondo y hasta con un ventilador distorsionando mi voz en una oportunidad con un poema del venezolano Hernán Zamora. Luego todo fue tomando forma. Y más silencio.

A Voz de otra Voz se le sumaba lo que yo etiqueto como «edición especial», en el que grababa para promocionar y tener en la colección, cinco o seis poemas de un libro que saliera recientemente, con voces invitadas por el poeta celebrado. Escuchar entonces a más voces era justa la medida que había alcanzado y con el tiempo, dejar de leer yo. Así se fueron sumando personas a leer, variando y dándole amplitud y alcance al trabajo.

Debo agradecer en la oportunidad de este texto, que por un buen tiempo conté con la difusión en la redes de Georgina Ramírez y su Parada Poética, que con gran solidaridad y creyendo en esto, subía y programaba los audios al tiempo que me mostraba cómo difundir estos audios con su experiencia.

Debo detenerme y agregar también que hemos tenido ediciones muy especiales, pues también están las ediciones en otras lenguas, como la que grabara con el que recientemente fuera el embajador de Italia en Venezuela, Silvio Mignano, de su libro I venerdí santi, Los viernes santos, próximamente a ser publicado en Venezuela, y que aunque siendo leído todos los poemas por él, lo hizo de manera bilingüe, he ahí la otra voz de su propio libro de italiano a español.

Recuerdo con mucha emoción su entusiasmo y especial colaboración; pues no siempre tengo la oportunidad de grabar cerca del lector o el poeta. A veces, la mayoría de las veces, los poemas son enviados a mi correo y yo escucho, releo y edito de ser necesario. Aunque debo decir que cada uno de los colaboradores ha sido especialmente cuidadoso con el tema del silencio.

Con Mignano y esa experiencia, debo recordar que en mi proyecto hay una gran cantidad de autores y lectores italianos, que dicha comunidad ha sumado muchísimo en leer, incluso algunos no siendo poetas. Mignano también levantó su voz con textos de Giorgio Caproni para una edición sobre la resistencia en esta Venezuela tan complicada.

Debo insistir en lo importante que ha sido el otro como cuerpo de este trabajo en el que también recalco la presencia judía. Ya he nombrado a Ackerman, pero también hemos tenido poemas al hebreo, leídos y traducidos por la escritora Liliana Lara, con textos de Jacqueline Goldberg, o en otro caso, de Victoria Benarroch por Susy Brenner.

Es así como esto se ha ido gestando y me atrevo a llamarlo interminable, porque sería casi imposible tener esta biblioteca repleta sin que sigan faltando montones de autores, que además, también varió en el tiempo. Al principio solo eran venezolanos, luego con las ediciones bilingües se expandió a todo lugar, a todo lo que sea poesía. Eso lo hace aún más infinito y apasionante. Siempre habrá algo que subir a Voz de otra Voz.

No puedo dejar de terminar esta nota sin decir que a lo largo de la experiencia he visto migrar los textos en voces, que a su vez son casi versiones del poema. «Y ¿quién soy yo?/ ¿soy yo esa voz que suena?», como escribe Rosa Medina. Un poeta escribe y al leer en voz alta su texto tiene, puedo afirmarlo, una versión y si otro lo lee, tiene una segunda versión, sin hablar de las traducciones que logran colocar el texto en otro mundo, o de leer las traducciones que resultan en una versión infinita del texto de origen.

«Toda voz hace de un poema, de un texto, una cadencia que puede interpretarse no solo como respeto a las pausas, sino las pausas de la respiración del que lee». Del que interpreta, no me gusta lo que implica la palabra recitar, y cómo esto fluye en el propio sentimiento del que en voz alta lo dice.

¿quién eres tú, oh mi Voz?

¡muéstrame quién eres cuando no eres yo!

¡Rompe la armadura que te aprieta y que te hace parecer un hilo de voz!

Los lectores han tenido la libertad siempre de elegir los textos, y ahí hay un gusto, diría, mayor, tangible cuando escuchas, inmediato y nunca terminado; pues escuchar un mismo poema en voces distintas, ha pasado en este proyecto, redimensiona el sonido en textos casi diferentes.

Quiero dejar claro que el texto no cambia de significado, pero sí de significación para el que lo emite y luego para el que lo recibe. Y de eso también se trata esto, de amplificar la poesía no solo con volumen sino de sus infinitos alcances para los que nos gusta escuchar.

La convocatoria en Voz de otra Voz es permanente, por interminable, cualquiera que sepa leer en voz alta, que también es un don, puede enviarme en principio los textos seleccionados y luego contesto con las pautas para grabar o me aproximo a la persona para grabar junto a ella. Esto último, como mencioné antes, es otra forma de darle voz a las cosas, la presencia ante el que lee, lo sabemos, hace que se lea dirigiéndose ya a alguien, mientras que en soledad, esa presencia es intangible, infinita y por tanto la holgura diferente.

Sirva este mínimo texto como gratitud a cada uno de los participantes, traductores, poetas, lectores, a la comunidad italiana y judía, especialmente y como recordatorio para seguirse sumando, seguir haciendo esta biblioteca para que sea una suerte de testimonio y consulta para el que lo desee, leyendo desde cualquier parte del mundo.


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