Buenos Aires
Diario La Nación

Por Rebeca Martínez

“Hay una librería en cada esquina”, es lo primero que te pueden comentar sobre Buenos Aires. Quizá con esa advertencia uno se prepara. Sin embargo, no hay preparación alguna para la cantidad de libros que habitan dichas librerías: ediciones varias e infinitas de los clásicos, ilustradas, comentadas, extendidas, con adendas; siempre salta a la vista la nueva traducción de un texto; las novedades de inmediato aparecen en los estantes; los libros infantiles se apilan y se apilan y se apilan en cordilleras que luego los niños o las manos de los padres recorrerán, y siempre hay un nuevo autor que merece ser leído.

A pesar de lo anterior, no hay concentración de libros bellos, raros y actuales como en la Feria de Editores que tomó lugar en la Ciudad Cultural Konex durante los días 2, 3 y 4 de agosto. El Konex carece de la pretensión de otros centros culturales: el edificio data de 1920, originalmente fábrica y depósito de aceites. Luego de sufrir un necesario acondicionamiento, se transformó en un centro cultural donde muchas expresiones pueden hallar lugar.

La primera Feria de Editores se realizó en 2013, con apenas 15 editoriales independientes. Este año, en su octava edición, recibe a más de 200 editoriales tanto argentinas como del exterior, incluyendo a la venezolana Libros de Fuego, que reúne en un solo espacio sus propuestas particulares.

Se percibe en cada propuesta la línea que persigue, no solo en contenido sino en identidad visual, en experiencia de lectura. La mayoría de las editoriales está integrada por equipos de trabajo pequeños que creen en lo que producen. Cada libro es un objeto lleno de dedicación e interés genuino. Así se diferencian de las grandes casas que parecen editar en masa. Se siente un poco como si cada una buscara compartir sus intereses con amigos: los lectores. En el clima hay no solo el interés de los asistentes, sino la fidelidad por ciertas editoriales.

Esta edición de la FED contó también con charlas y talleres. Las charlas circunscritas en el marco de editoriales y libros participantes en la feria, y los talleres dictados por expertos en la materia.

Una gripe inesperada me permitió asistir solo a un conversatorio: Revolución y deseo en las crónicas de Dan Healey y Pedro Lemebel. Esta se desarrolló como una conversación entre Gonzalo León, Mario Iribarren y Alejandro Modarelli, y partió de la anécdota de la producción de un libro: Lemebel oral. 20 años de entrevistas (1994-2004), editado por León para Mansalva, y terminó con una reflexión enmarcada en el libro de Healey titulado Homosexualidad y revolución, prologado por Iribarren para Final Abierto.

“¿Cómo empezó el libro? Quizá de manera sospechosa”, responde el editor, quien recopiló más de 100 entrevistas a Lemebel en la Biblioteca Nacional de Chile. En su momento sintió la necesidad de extender la búsqueda en otras bibliotecas latinoamericanas, y se percató de que no conseguiría las entrevistas que buscaba. Para tratar de darle una “dimensión más latinoamericana”, preguntó a escritores e investigadores conocidos en otros países. Así llegaron a sus manos entrevistas con varias versiones: “¿Cuál era la verdadera? La misma entrevista, para ser publicada en distintos medios había sido transcrita en varias versiones: una más oral, una más formal, una censurada”. ¿Qué significan esas versiones? ¿La voz de Lemebel es atomizada hacia varios registros porque es una voz incómoda? Se recuerda su figura, siempre explosiva, y se comenta, para tratar de responder, por qué las entrevistas no llegan a expresarlo todo, y si lo hacen es por omisión: “El cuerpo de Pedro era su propio archivo de experiencias y vivencias”.

Luego aparecen Haley, la homosexualidad y la URSS. Sin embargo, la figura de Lemebel resultó tan potente en los primeros minutos de la charla que del tema “comunismo, homosexualidad y hombre nuevo” se regresó a él. Su filiación con la izquierda y su imposibilidad de pertenecer al partido comunista “por marica”; su famosa interpelación en verso Hablo por mi diferencia; el hombre ideal y ¿qué pasa con los que quedan por fuera? Gulags, exilios, campos de trabajo. Uno de los panelistas se pregunta: “¿Por qué tardó tanto la izquierda en preguntarse ciertas cosas?”.

Es probable que en ferias como esta se hallen los libros que formarán parte del canon literario en el futuro. Cuando se piense la primera mitad del siglo XXI, aquellos que se resbalaron entre las grietas de las grandes editoriales y fueron a parar al manantial oculto que son las editoriales independientes.


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