José Gregorio Hernández
El 19 de junio el papa Francisco aprobó la beatificación de José Gregorio Hernández / Archivo

Por WILLIAM RODRÍGUEZ CAMPOS 

Se trata del último esfuerzo biográfico hecho sobre el Venerable José Gregorio Hernández. Es una obra más bien sintética y con evidente intención de difusión. Tal vez por eso echamos de menos, luego de pasados veinte años de la publicación de la amplia obra de María Matilde Suárez y Carmen Bethencourt (José Gregorio Hernández del lado de la luz), una profundización temática e investigativa. De hecho, apenas seis textos se citan en la bibliografía.

No obstante, ante el actual interés por la pronta beatificación del Venerable, esta obra sintética tiene su importancia. En la línea del deseo de la Iglesia y del cardenal Baltazar Porras, está pendiente una obra escrita que asuma, resuma e integre todo lo investigado sobre el Venerable Hernández. Su figura y trascendencia lo merecen. Me refiero a una obra crítica, equilibrada y creativa que erija la figura del Dr. Hernández en toda su excelsitud. Una obra digna de un gran científico y un santo. En 1968, la Oficina de Bienestar Estudiantil de la UCV publicó las Obras Completas de José Gregorio Hernández, monumental texto de más de 1.200 páginas que ni se ha reeditado ni se consigue en ningún lugar. Si a esa obra se adicionan las biografías aparecidas en poco más de cincuenta años —también ésta de Duplá et all—  y la amplia hemerografía, se puede obtener una obra de gran valor. Otra cuestión sería la literatura testimonial, que es abundante. Esa debe publicarse aparte.

¿Qué considero que no debe hacerse? Por el bien y el respeto de la obra científica, humana y espiritual del Dr. José Gregorio Hernández, no debe mezclarse su acción y convicciones ortodoxas en materia científica y de fe con tópicos de religiosidad difusa africana o psicoanálisis. José Gregorio era católico ortodoxo. Y en esa doctrina lo santos son modelos, intercesores; no arquetipos. Así hay que proponer a José Gregorio, como modelo consciente de vida y no como difuso “ideal” nacional.

El texto que reseño hace un trabajo interesante: en lenguaje directo y claro, presenta a un ser humano, normal y esforzado, que lucha por superarse, formarse y servir como persona y como creyente a todo el que lo necesite. No hay aquí intenciones mórbidas, acciones oscuras o tratos malsanos para personas cercanas o circunstanciales. Frontal y transparente es la actitud del Dr. Hernández toda su vida. Y esto lo reconocen todos: sus familiares, sus amigos y algún enemigo “celado”.

No queda, en la sintética obra de Duplá et all, una aspecto de la poliédrica personalidad del Venerable sin tratar. Así aparece claramente el hijo, el estudiante, el médico, el profesor, el investigador y el santo. Esta figura —la del creyente radical— aparece como telón de fondo, motivación raigal y sentido de todo lo demás. De hecho, José Gregorio práctica toda su vida en función de su heroica fe. Por eso puede desprenderse de su profesión, de todos sus bienes, de su práctica investigativa y hasta de sus afectos sinceros, para hacer la voluntad de Dios que lo llama a la ascesis de perfección que él busca, incansable, en la vida monacal, en el seminario caraqueño y en el Colegio romano. Sus prácticas religiosas lo indican claramente: fervoroso cristiano, fundador de un Centro católico, héroe de la caridad en lo ordinario (la consulta, la visita médica) y en lo extraordinario (la gripe española, 1918, y la Junta de Socorro de Caracas). El gran valor de José Gregorio Hernández es que expresa y concreta de manera esplendorosa y potente lo que la Iglesia delineó por siglos como impulso de Espíritu Santo. San Francisco de Sales propuso la santidad como meta de todos los hombres, en cualquier estado de vida (como religiosos, laicos, profesionales). El Vaticano II ha propuesto y anhelado modelos de santidad laical, familiar. Y el papa Francisco en su exhortación apostólica Gaudete et Exsultate (2018) ha definido la santidad como el sentido de vida de todo cristiano, pues, en esta época y momento,  estalla ante nuestros ojos la figura del humilde médico de los pobres, campeón de la caridad.


* Se llamaba José Gregorio Hernández. El Venerable Siervo de Dios. Francisco J. Duplá y Axel Capriles. Fundación Amigos de José Gregorio Hernández y Bloque de Armas, Caracas 2019.


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