TONY VÁSQUEZ-FIGUEROA/BLACK ARCHIVE, HOLE 3 + 2 AP

Por RUTH AUERBACH

Desde hace dos décadas —y luego de los violentos sucesos que precipitaron un golpe de Estado y el paro de la industria petrolera en Venezuela— Tony Vázquez-Figueroa se enfrenta a un escenario pleno de contradicciones de cara al nuevo milenio. Una coyuntura que compromete al artista a asumir una conciencia política y la transformación progresiva de su práctica creadora, ahora concebida desde una perspectiva colectiva y una dimensión autobiográfica. A partir de entonces, su proyecto se centra en el petróleo como ícono fundacional de la historia socio-económica de un país monoproductor como el nuestro. Una indagación sistemática sobre el codiciado “oro negro” —sustancia no renovable— que utiliza como material simbólico y metafórico para conceptualizar sus búsquedas formales; asimismo, para analizar la caída de los mitos de la modernidad, las expectativas de progreso y la utopía de felicidad que prometían las memorables décadas de los años 50 hasta los 70 del siglo XX en Venezuela.

Retrotopías. Assignment: Venezuela, primera exposición individual en su país de origen después de 14 años de haber emigrado, reúne obras significativas de su trayectoria reciente. Así, en un amplio  cuerpo de trabajo, se despliegan diversas aristas de un mismo tema que transita alrededor del hidrocarburo venezolano y sus implicaciones, percibidas desde una mirada  distanciada de lo nostálgico que desafía la revisión crítica de los procesos. El título elegido relaciona un argumento expandido en el campo de las ideas. Se fundamenta en el término propuesto por el sociólogo y pensador Zygmunt Bauman, quien en su ensayo homónimo analiza la noción de retrotopía como un fenómeno contemporáneo, inverso a las utopías modernas y que explora la tendencia a volver a los grandes paradigmas del pasado, buscando mejorar las condiciones futuras de la humanidad. La añoranza por esos tiempos distantes se ve contextualizada con la proyección del cortometraje Assignment: Venezuela realizado en 1956 para la Creole Petroleum Corporation, una fascinante sinopsis de la Venezuela perezjimenista, vista desde la óptica de un ejecutivo norteamericano.

La propuesta expositiva de Vazquez-Figueroa se vale de diversos medios y técnicas de representación —pintura, escultura, ensamblaje y fotografía—, utilizando el crudo y sus derivados sintéticos, bitumen, caucho y resinas  para configurar  un conjunto de variadas obras. Cada una de ellas aportan la experimentación de materiales  y prácticas de producción impecables, las cuales conllevan un proceso de resignificación y transmutación de los códigos de una impronta estética contemporánea, evitando  la literalidad discursiva.  El campo semántico que atraviesa su planteamiento estético  incorpora, entre otros elementos, la figura del hueco o “vacío”, la superficie negra y su reflejo especular, así como las relaciones entre opuestos: la representación y su abstracción, el brillo y la opacidad, la arquitectura y las soluciones informales. El suyo debemos entenderlo como un sistema de signos que revela las estructuras simbólicas de una lógica universal.

Las series Black Mirror Box, Black Mirror Painting, Re/Emergence y Re/de/fined si bien se fundamentan en las estrategias constructivas de la tradición abstracto geométrica,  su “inestabilidad perceptiva” permite  activar la reflexión sobre los dilemas identitarios. Junto a este repertorio, se suman las series Petropías y Black Archive, impresiones fotográficas de archivos de la época, en su mayoría anónimas, manipuladas e intervenidas con resinas,  resultando en reproducciones  referenciales para introducir, mediante la desestabilización de la imagen, una narrativa inédita cargada de sentido.


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