Carlos Katán | Kira Kariakin

Por CARLOS KATÁN

I

¿Resolana,

con qué claridad pudimos llamarte

noche?

 

Ciegos

de tanto ver la casa

en sueños

 

Corrimos las ventanas,

perseguimos rastros,

jugamos al encanto

y la mudez

 

Un día

sólo se fue la luz,

luego

ya no pudimos

reconocernos

 

II

La desmesura

se prolonga

gris

 

Allí

donde la pelota

rebotó corta,

diez pasos

eran suficientes

para el juego

 

Hoy la memoria

ensancha la intimidad

del pasillo

de mi infancia

 

Todo recuerdo

es bruma

 

III

Fuimos la sed,

el hastío,

un aire que supo llamarse noche

 

No soy yo

donde te encuentro,

ni la tarde en que nombramos

nuestra ausencia

 

Soy estas manos vacías,

soy el ansia,

y un calor a las tres de la tarde

que llamamos ternura

 

IV

Pero el sol

se derrama

de esta vieja

casa

 

Como si fuesen mías

todas

las horas

V

De aquella casa

conservamos

los signos,

el estupor de madrugada,

y un sabor a ceniza

impregnado en la boca

 

Las paredes

aún mantienen

la humedad

de lo que fuimos

VI

Vivir entre las cuerdas,

renunciar al tumulto

 

Cruzar los hilos

es quedarse en casa

 

Se anuncia

una diáspora

de aquellas

a las que sólo

sobrevive la memoria

 

Pisar tierra es quebrarse

 

VII

Con Octubre llega la muerte,

pájaro nocturno

de liviano alcornoque

 

En mi casa

se muere de pie,

se tienden las sábanas para no ser descorteses,

se apaga la luz,

el último cierra la puerta

 

¿Qué será

de mi partida?

 

VIII

Pensamos que

al llegar

traeríamos noticias

de un nuevo continente

 

Pero al entrar

solo encontramos

la casa

vacía


*Los poemas aquí seleccionados pertenecen a la sección titulada “La desmesura”, del libro Formas de aridez (Alliteratïon Publishing, 2020), que resultó ganador de la III Edición del Concurso Anual de Poesía Lugar Común-Embajada de Italia en Venezuela. La edición es bilingüe: español e italiano. La traducción de los poemas al italiano fue realizada por Silvio Mignano, quien también es autor del prólogo.


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