Carlos Egaña | Carsten Todtmann

Por CARLOS EGAÑA

el día en que las olas me empujen

hacia el secreto que tanto me confunde,

 

ignoraré tu invitación

te dejaré arropada en la arena

me ahogaré felicitando los soles.

 

***

marta de mi corazón, del tormento en mi nuca,

te quiero más de lo que ambos creemos.

 

quisiera darte alas, montarte en un zepelín,

lanzarme al vacío si evitara tus quemaduras.

 

pero el tiempo que me impuso el mundo,

la cabeza infestada que me ha tocado rechazan tu gentileza.

 

marta, no sé qué hacer contigo

o conmigo

o con todos los cones que implico.

 

solo te ruego que me escribas cuando esté enjaulado,

que mi música sea tu voz cuando mis ojos reflejen piedras.

 

***

antonio machado in memoriam

 

ya hay un caraqueño que busca

huir y a huir comienza

de una caracas borracha

y de otra cubierta de vómito.

caraqueñito que huyes

del cementerio, guárdate de la nostalgia.

una de las dos caracas

te engañará cuando la calma no bostece.

 

***

alguna vez soñé con incendiar el ávila:

destruir el tótem que arrastra nuestros lastres

hacerlo polvo y desamparar la selva roja.

 

quise eliminar cada árbol, cada jardín, cada chicharra

para que nos viésemos desnudos y nos apenásemos por nuestros ombligos.

 

alguna vez quise deslumbrar y criticar,

volver humo la máscara que asumimos en nuestra natura.

 

pero sería muy injusto.

¿quién quisiera enredarse entre edificios avejentados

y avenidas sin raciocinio?

 

o tal vez sería ingenuo:

canaima respira en nuestros fondos de pantalla.

 

***

 

¿por qué no dejas de aparecer

en los rincones de los palacios que imagino

en los instantes más brillantes de mis sueños

en los pasillos ensuciados de la escuela

en las montañas que escalo sin temblar

en las fiestas que me matan de aburrimiento

en el fondo de los vasos que me sofocan,

 

acaso he de escapar

antes que vuelvas a ser palpable?

 

***

 

fuma colillas

fíjate que las estrellas palpitan

al son de un corazón que anhela la sangre.

 

***

 

tengo el mundo entre mis dedos.

es una esfera que parece de hielo.

 

cada vez que intento estrujarla

 

se resbala y con ella mi soltura.

 

***

 

¿acaso como narciso

me hundiré en la belleza de lo ajeno

en vez de ignorar las costras en mis labios?

 

***

 

laureano vallenilla lanz me sonríe

desde la cubierta del tomo de ayacucho.

 

no me asustes, señor,

prometo que el trabajo no escasea

que las reuniones sociales son laburo

que las drogas que me hacen vibrar cumplen un rol metodológico.


*hacer daño. Carlos Egaña. Oscar Todtmann editores. Caracas, 2020.


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