ALEJANDRO SEBASTIANI VERLEZZA, POR VASCO SZINETAR

Por ALEJANDRO SEBASTIANI VERLEZZA

vísperas

un trozo seco de tabla

sirvió de barca al sutil navegante

él vivía ávido por cumplir su viaje

mientras se enceraba los oídos

y resistía el acecho de las lenguas y los sables

el padre lo veía como un intrépido manojo de nervios

sometido por un millón de tempestades

las olas hambrientas –muy hambrientas y vinosas–

y el viento que lo acercaba y lo alejaba de la matanza final

en la orilla del retorno

no puedo evitarlo

si hoy me vuelvo baile

mañana me lanzo al camino más filoso

¿tú eres de la tribu

que come y bebe

sin ocuparse del pasado?

¿en serio no reparas

en lo que está por venir?

brindis

la sed de los corazones sabrá conducirnos

no suele alejarse el aliento del polvo

retirémonos muy a tientas

el destino tiene muchos oídos en los muros

otro brindis

tú alza tu tarro

álzalo y haz que beban los que te acompañan

y no importa si está vacío

la fuerza de tu gesto vale oro

tú quizás no lo sabes

pero darás mil vueltas por la rueda de las causas

y cuando menos lo esperes –aún sin probar–

vas a presentir el aroma de los alcoholes y te embriagarás

la hora justa

andar y andar

hacia los espesos confines del paisaje

¿y los restos más duros de la máscara?

serán el alimento de las aves

por la gracia solar

viendo caer las hojas

ahora –Ahora mismo–

los caminos están aquí

beben y canturrean en los bordes de mi mano

mientras merodeo las brasas

presiento mil bocanadas dulces

(nada y nada quedó

estallaron los júbilos y sus cenizas)

umbrales

con esta máscara ya no podré gustar el presente

bastará el paso fugaz por la fría alcabala

y vendrá el tiempo de abandonar

los turbios ventarrones

y moverse en la desértica oscurana

si hago esto

mi lengua nunca más será la misma

venido del sueño

ya se avecina

la terrible corriente

tus pequeños dioses

nunca la adivinaron

(eran máscaras)

ahora tú Tú dime

¿puedo soltar

este trozo mordido de tierra

y moverme por mi cuenta

en el estremecido canto del agua?

llamado

los ojos llenos de rojura

fulminan toda maldición

el paso seco y avasallante del viento

descorrerá el pesado cortinaje

 

brotarán las tramas celestes

y los pastizales serán el definitivo lecho

caminos

los cuchillos clavados en la tierra

están llenos de vida

aprender a presentirlos

desde la planta de los pies

es el don más intenso

fábula

la venus oceánica

canta detrás de los muros

¡es tan suave ella!

vibra en mi tímpano

cuando llevo ya mucho rato respirando

y tanteo el abismo de su sonrisa


*Los poemas aquí reproducidos pertenecen al libro La orilla del retorno, publicado por El Taller Blanco Ediciones, Colombia, 2023.


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