Por DAVID R. CHACÓN RODRÍGUEZ

110 años se conmemoran de su natalicio. Venezuela está presente en los grandes reservorios bibliográficos y documentales del mundo gracias a Don Pedro Grases. Veamos por qué. “Grases es un referente de la Cultura Hispana, representa los fuertes vínculos entre Europa y el continente de habla española y portuguesa”. (Christian Ghymers, Irelac, Unión Europea, Bruselas).

Los acontecimientos históricos y culturales pasaron por sus manos y mente, hurgó entre papeles y libros viejos la significación de aquellos momentos y esfuerzos descifrándolos con asombrosa clarividencia. Con suma de información sus trabajos son espejo fiel de la capacidad intelectual, concretada en labor poligráfica, destinada a difundir la cultura propia de aquí.

Es claro ejemplo su Contribución a la Bibliografía del 19 de Abril de 1810, publicada primero en separata. (Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, núm. 62, 1960, p. 92-135). El primer paso a la Independencia Grases lo ordenó y lo sistematizó aportando cantidad dispersa de información y documentos relativos a sus protagonistas y al mundo de doctrinas que lo movieron.

En el libro Un lugar donde vivir y crear. Españoles en la Venezuela contemporánea (Ariel, Caracas, 2011), de la Embajada de España en Venezuela, bajo la coordinación de Inés Quintero, se dice que “en calidad y en cantidad” la aportación de Pedro Grases es inmensa. Entre los once ensayos del mismo, “Saberes literarios” de Carlos Sandoval dedica a Grases “el Dato y la Cifra”.

A la gran obra de Grases, calificada por Arturo Uslar Pietri como “faraónica”, súmese su docencia viva, la cual describió emocionado su devoto discípulo Oscar Sambrano Urdaneta en su Discurso de Incorporación a la Academia Venezolana de la Lengua correspondiente de la RE.

Vayamos a la compleja labor de esbozar —en breve espacio— la abundante y espléndida tarea desarrollada por Grases.

Capítulo especial fue su labor como secretario de la Comisión Editora de las Obras Completas de Andrés Bello (Venezuela), que duplica en tamaño e importancia la edición chilena de las obras del Humanista de América, de 15 a 26 volúmenes, edición documentada. Otro tanto hizo Grases con la biblioteca privada de Bello.

Grases es reconocido por su aporte a la cultura. Los primeros talleres de imprenta establecidos en Venezuela. Estudió el establecimiento y labor editorial de Mateo Gallagher y Jaime Lamb (1808-1812); Juan Baillio (1810-1816); Juan Gutiérrez Díaz (1812-1823); Víctor Chasseriau (1813-1814); Andrés Roderick (1817-1822); Domingo Navas Spínola (1823-1826); y Valentín Espinal (1823-1866).

Queda pendiente la recopilación sobre Grases del acervo biobliohemerográfico de ediciones, estudios, prólogos, presentaciones, colaboraciones en congresos, revistas y periódicos, participación en obras colectivas, fuentes documentales y otros.

Asimismo el Maestro esclareció problemas bibliográficos como El libro de Cisneros; el Novenario del Santísimo Niño; La imprenta en Trinidad; Las «imprentas de camino», la imprenta de Miranda, y El Manual y Guía de Forasteros, primer libro impreso en Venezuela.

Se ocupó de estudiar, localizar y completar las colecciones de los periódicos aparecidos durante la época emancipadora. En orden cronológico tenemos: Gazeta de Caracas (1808-1822); Semanario de Caracas (1810-1811); Mercurio Venezolano (1811); Boletín del Ejército Libertador (1813-1814); Correo del Orinoco (1818-1822), y El Observador Caraqueño (1824-1825).

Dio a conocer una cantidad de cronistas, exploradores y viajeros como José de Oviedo y Baños (1671-1738); Francisco Depons (1751-1812); William Duane (1760-1835); Alejandro de Humboldt (1769-1859); Richard Bache (1784-1848); Agustín Codazzi (1793-1859) y  Félix Cardona Puig (1903-1982).

Por Grases se conocen y estudian más de 50 nombres. Decía Juan Liscano que gracias a él volvimos a leer nuestros viejos escritores, y el padre Luis Ugalde, s.j. subraya que por Grases conocimos nuestros próceres civiles y próceres militares cultos: Francisco de Miranda (1750-1816); Miguel José Sanz (1756-1814); Francisco Espejo (1758-1814); José María España (1761-1799); Juan Germán Roscio (1763-1821); Fernando Peñalver (1765-1837); Manuel Vicente Maya (1767-1826); Luis López Méndez (c.1770-1841); Simón Rodríguez (1771-1854); Francisco Javier Ustáriz (1772-1814); Cristóbal Mendoza (1772-1829); Vicente Tejera (1774-1843); José Ángel de Álamo (1774-1831); Felipe Fermín Paúl (1774-1843); Manuel García de Sena (1775-1816); Agustín Loynaz (1775-1853); Mariano de Talavera (1777-1861); Andrés Bello (1781-1865); Simón Bolívar (1783-1830); Pedro Gual (1783-1862); Manuel Palacio Fajardo (1784-1819); José Luis Ramos (1785-1849); José Rafael Revenga (1786-1852); Agustín Codazzi (1793-1859); Antonio José de Sucre (1795-1830); Rafael María Baralt (1810-1860); Juan Vicente González (1810-1866); Cecilio Acosta (1818-1881); Lisandro Alvarado (1858-1929); Julio Planchart (1885-1948); Luis Correa (1886-1940);Fernando Paz Castillo (1893-1981), entre otros. A muchos de ellos  Grases les publicó sus obras completas, antes desconocidas.

Por sus aportes a la bibliografía nacional, Grases tuvo contacto con unos y admiró la obra de otros ya fallecidos: Arístides Rojas (1826-1894); Manuel Landaeta Rosales (1847-1920); Manuel Segundo Sánchez (1868-1945); Vicente Lecuna (1870-1954); Carlos Pi i Sunyer (1888-1971); Agustín Millares Carlo (1893-1980); y, Vicente de Amézaga (1901-1969).

Ante la falta de repertorios bibliográficos para el estudio de la historia, Grases se esforzó para documentar obras bibliográficas y de referencia. En cuanto a la recopilación documental, Grases en compañía de Manuel Pérez Vila y bajo la dirección de Ramón J. Velásquez realizó Pensamiento político venezolano del Siglo XIX. Textos para su estudio (15 vols.) y Las Fuerzas Armadas en el Siglo XIX. Textos para su estudio. (12 vols.).

Igualmente, Grases participó en las ediciones de la Carta de Jamaica en español con traducción al inglés; el Discurso de Angostura (la versión definitiva traducida al inglés); la Constitución de Angostura; Mi Delirio sobre el Chimborazo; la Constitución de Bolivia; Impresos de Bolívar en Angostura y Resumen sucinto de la vida del General Sucre.

A raíz del fallecimiento del profesor Manuel Pérez Vila (8 de mayo de 1991), quien esto escribe visitó a don Pedro en la Quinta Vilafranca de Mohedano, con la hoy calle Don Pedro Grases (La Castellana). Lo encontré muy acongojado. Me dijo: «Todo el mundo me habla de Pérez Vila y si preguntas por qué, las respuestas son puras vaguedades. Voy a hacer un libro con la Bibliohemerografía de Manuel, la Fundación Polar me lo va a publicar, lo tengo hablado». Ese era el talante del gran venezolano-español que homenajeamos en las efemérides de sus 110 años de su natalicio.


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