Por JOSÉ ANTONIO PARRA

Maneras de irse de Ricardo Ramírez Requena (Ciudad Bolívar, 1976) es un poemario que apunta a lo efímero de la vida en tanto condición universal, pero en este caso focalizada en la experiencia de la nación venezolana. Teniendo estas dos aristas como referencias, el autor va armando un tejido de imágenes cuyas implicaciones van desde la cotidianidad más puntual hasta aspectos de naturaleza profunda, al igual que a la perspectiva del otro y a la extranjeridad. Obviamente, como telón de fondo durante todo este transcurrir imaginario se abre una honda reflexión en torno al país y sus habitantes en tanto seres que encaramos nuestra propia disolvencia.

Uno de los elementos más llamativos de este trabajo, elaborado primordialmente a partir de una densa prosa, es justamente el relativo a las texturas del lenguaje utilizado por Ramírez Requena. Aquí estamos en presencia de una sazón muy única en el sentido de que el poeta representa su entorno vivencial mediante imágenes exuberantes recreadas primordialmente a partir de un sobrio lenguaje, en el que súbitamente aparecen elementos de corte coloquial que actúan como disonancias y añaden un nivel adicional de verosimilitud, además de una chispa de potente humor negro. Eso lo vemos por ejemplo al comienzo de este fragmento del poema “Mardi Grass”:

“No son semejantes sus carnavales a los de El Callao, en donde uno le da la vuelta a la plaza bailando calipso, cae borracho y duerme en la plaza.

Ni a los de Venezia y sus máscaras, Río y sus nalgas generosas de fiesta, ni a los viejos de Caracas.

Uno mira la vieja ciudad francesa, vendida junto con toda Lousiana por Napoleón hace doscientos años, pasea, digo, la mirada por el final del Mississippi, hace escala en alguna iglesia e intenta rezar, huye de sí mismo.

Amo mi tierra, pero me reconozco anárquico y tribal, constructor de ciudades y catalogador de sus ruinas perdidas a la vista de quien llega”.

Aquí incluso el autor delinea de manera muy fina lo que ha sido y es la idiosincrasia de Venezuela, territorio sobre el que todos miran en la actualidad por estar en plena implosión. Y es que justo ese carácter inherente a la tragedia venezolana con su diáspora y sus adioses, con el dolor y el desgarramiento, es uno de los tópicos sustanciales de esta obra. Además y como eje del planteamiento, el poeta pareciera dejar implícita desde su más honda intimidad la pregunta de naturaleza metafísica en torno al porqué nos ha tocado esta experiencia.

Como he dicho al comienzo, uno de los núcleos temáticos relevantes de esta pieza es justamente lo transitorio de la vivencia. A propósito de eso, Ramírez Requena coloca el ojo del detalle sobre sí mismo en este pasaje del poema “El viudo”:

“Yo en cambio, desde este sitio, te puedo decir que cuando a ti te pique apenas la piel, y te rasques ese leve escozor que no cambia nada en ti ni hace que reorientes el paso, a mí me duele todo desde el cuerpo inerte de mi muerte.

¿O qué es esta presencia de gusanos sino el recuerdo permanente de que ya no estoy en la tierra y, más aún, que tú aún no te has muerto?”

Finalmente, en este maremágnum de imágenes que es Maneras de irse no podemos dejar de mencionar el erotismo, como elemento también muy presente en este libro. En torno a ello, la perspectiva desde la cual es abordado es muy diáfana y con una tensión en vaivén. El más mínimo detalle de la cotidianidad o del cuerpo sirve de pretexto para amplificar y mostrar al lector la presencia del deseo, elemento inherente a la vida misma. Oportuno entonces cerrar esta breve nota con un fragmento del poema “Retrato de mujer bella en blanco y negro”:

“Acepto eso, como se acepta tu mirada desde el eco.

Deletreo el más antiguo de tus retratos, el que conservo: tu rostro naciente desde el mar, tu pelo mojado, el agua de coco haciendo un trecho en tu garganta.

Hago imperio en tu mirada mientras oteo cada espacio entre los pliegues de tu falda: luz oscura que me envuelve sin motivos, sombra empapada de humedad, lugar de mi sosiego, senda clara”.

Ricardo Ramírez Requena es escritor y profesor universitario. Formado en Letras y en Literatura Comparada en la UCV, es profesor en esa misma casa de estudios. Ha participado en varias iniciativas relacionadas con el libro, como su trabajo como librero (El Buscón, Kalathos, Alejandría), gestión cultural (editorial Alfa) y como editor (ABediciones UCAB). Fue ganador del Premio Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana en 2014, con el diario Constancia de la lluvia. Actualmente dirige la Fundación La Poeteca.

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Maneras de irse

Ricardo Ramírez Requena

Editorial Ígneo

Caracas, 2014


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