Por JOSÉ ANTONIO PARRA

El poemario La conocida herencia de las formas (2016), de Juan Luis Landaeta (Caracas, 1988) es un trabajo de una depuración excelsa. En efecto, esta es una propuesta sustentada sobre la realidad etérea de los cuerpos imaginarios que se encuentran, que danzan y se desencuentran.

Hay que decir que la tonalidad de la voz lírica apela a una abstracción de gran preciosismo. Landaeta recrea el imaginario de los cuerpos amantes con finas atmósferas que dejan en evidencia un sutil erotismo. En este caso, la tensión erótica se sostiene de modo continuo a todo lo largo del devenir lírico en una suerte de minimalismo. El corpus está elaborado principalmente a partir de breves versos de gran densidad y que apuntan incluso a una esfera trascendental que denota una mirada ideal, platónica. La lectura de este trabajo me hizo recordar la poética de Erik Satie en su Gymnopédie No. 1 (1888). Ello referido no solo al minimalismo, sino también al devenir emocional (re)presentado desde la sobriedad y delicadas atmósferas plenas de exotismo.

La mirada del poeta está centrada en los cuerpos esenciales. Aquí la poesía es canal obvio para ese territorio invisible, con trazas de fantasmagoría, que se da entre los amantes que danzan en el espacio estereoscópico. En este sentido el autor es explícito cuando sentencia en su texto “Intermitencia”:

“La primera dinámica es la del encuentro, el concierto de formas. Los hechos aunque sucesivos no persiguen un orden. El orden en el espacio es una mera disposición. Las formas inspiran e imponen su presencia, no la disimulan, se hacen saber con el peso corriente de lo natural. Nada vale la intención de las primicias. Saberse frente al otro hace que ocurra el cambio de siempre, el giro. No se encarga la saciedad. Se puede empezar por la sensación. Luego, en la mitad de un descubrimiento se atraviesa un registro. Allí el lapso que une. La frase común entre los dos”.

Hay algunos matices de La conocida herencia de las formas que apuntan a un cierto influjo simbolista. La abstracción como salida de este mundo y ese exotismo que he aludido anteriormente dan cuenta de ello. El poema “Hay formas inciertas” es nítida expresión de lo que expreso:

“Orígenes que rigen el desvarío

Luces que se parecen a otras luces

mucho más antiguas

Hoy por ejemplo la geometría de la luna

perdona la distancia

y existe para que la noche se justifique

Así los cuerpos y el universo

Las interrelaciones

El mundo detrás del mundo”.

Puede verse una perspectiva iluminada y plena de reciprocidades y analogías. El poeta (re)crea una dimensión espectral, donde no solo el espacio, sino los cuerpos y las cosas presentes en él asumen esta misma cualidad. Asimismo, el lector agradecerá al comienzo del libro un texto que, a modo de prefacio, escribe el poeta Adalber Salas. Bien vale la pena citar un breve fragmento de este lúcido prefacio:

“Este poemario concentra todas sus fuerzas en el gesto contrario. Más que tejidos, precisa hilos singulares, tenues hileras de palabras que parecieran el rastro de algún hallazgo. Más que cierta verbosidad, precia y ejerce la contención, el ademán que se confunde con la quietud. Más que ese éxtasis –real o ficticio– que otros ejercen, prefiere un laconismo bien afilado, una precisión que es casi una tristeza. También hierve, también conoce la fiebre, pero la hace concentrarse en puntos escogidos. Sus versos flotan un poco desasidos en la página, como breves estallidos de opacidad en un espacio incalculablemente vestido de blanco”.

Juan Luis Landaeta es una de las jóvenes figuras venezolanas destacadas en el ámbito internacional del presente. Es abogado egresado de la Universidad Católica en el año 2009. Su libro Destino del viento recibió Mención de Honor en el III Premio Nacional Universitario de Literatura en el año 2009. El libro al que nos referimos en esta nota recibió, asimismo, una mención especial en el I Premio Nacional de Poesía Eugenio Montejo en el año 2011. El autor realizó la Maestría de Escritura Creativa en Español en New York University. En la actualidad el poeta reside en Nueva York y es editor asociado de ViceVersa Magazine.

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La conocida herencia de las formas

Juan Luis Landaeta

Ígneo

Miami, 2016


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