Layers, Frank Beaufrand, Vogue México

Por LORENA GONZÁLEZ INNECO

Uno de los temas más inquietantes trazados por Roland Barthes en su libro La cámara lúcida es el análisis en torno al alucinante empalme de tiempos que tienen lugar en el retrato fotográfico. Para el semiólogo este patrón es una visión del mundo donde confluyen cuatro imaginarios cruzados: aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de quien se sirve para exhibir su arte. Por eso la pose debe considerarse no sólo como la gestualidad que involucro cuando mi “yo” y el deseo de lo que quiero ser, de lo que quiero que el tiempo conserve de mí, se ven invocados por una acción que atrapará esa imagen de mí mismo pronta a separarse y a fijarse en otro lugar distinto de mi cuerpo, sino también por todas las reflexiones que anidan en la percepción del fotógrafo con respecto a la estructuración de ese gesto.

Layers es un proyecto desarrollado por el artista Frank Beaufrand en colaboración con Aarón Martínez desde el año 2019. En su esencia, la estructura corresponde formal y conceptualmente a ese nudo de preocupaciones bartheanas en torno al retrato como un agolpamiento sorprendente, cohabitado por una compleja multiplicidad de superficies que tienen lugar en un breve instante. En este lugar del proceso creativo, los creadores han asumido la potencia simbólica inherente a cada movimiento involucrado en el suceso de este género de las artes visuales, asumido como una posibilidad expresiva particular y diversa; inflexión interna de una imagen que trasciende y actualiza el campo de la reflexión teórica, volcando las sacudidas de la representación sobre la contigencia de lo contemporáneo.

Desde esta plena conciencia autoral los imaginarios cruzados se refractan; modelan y confrontan el pulso de las distintas estrategias del deseo que conviven en cada una de las imágenes que componen la serie y desembocan en una pluralidad de perspectivas capaces de traspasar a la propia fotografía. Surge en el panorama inicial el título: Layers nos habla de las capas y de la superposición de las mismas a través de esas infinitas franjas identitarias que nos rodean y que también nos traspapelan en un mundo sobresaturado de imágenes. Allí es protagonista la moda y las expresivas etiquetas que envuelven a cada uno de los personajes. En palabras del propio Beaufrand, es en este punto cuando aparece la primera superficie y, la más evidente, ese revestimiento que nos permite consolidar nuestra propia identidad, la capa que define y esculpe un precinto que nos ubica socialmente. Desde este anhelo abastecido por las variables de lo que quiero ser o de cómo quiero ser percibido, el artista abre paso al engranaje de toda una inquietante iconografía que amuralla la esencia de estas impecables siluetas de humanidad, seres completamente tapiados por las telas y las marcas, por los eslabones y patrones de conducta que la nueva sociedad de consumo introduce en las infinitas estrategias de mercadeo a través de las redes sociales.

Pero desde esta cadena ¿qué cuentan las paradójicas poses de estos personajes? Frente al arrebato de la imagen la estructura corporal también simula todo lo que no se ha dicho o lo que es imposible transmitir detrás de los likes, algoritmos, seguidores y comentarios que consolidan a la identidad digital. Para esta dupla es tan importante esa asignación modelada que oculta la expresión del rostro como lo que potencialmente habita detrás de ese cuerpo elegantemente maniatado. Allí surge lo que el fotógrafo piensa de esa entidad retratada, una individualidad imposible de ver o de ser escrutada para esa cámara que armónicamente ha sido obstruida por los vacíos de lo probable. Es el levantamiento de una sombra que habita tras lo que Beaufrand llama la máscara: fijeza de una mirada inaccesible que se encuentra separada del individuo que la porta.

Finalmente, la puesta en escena que rodea a estas humanidades tapiadas rebota hacia un lugar deliberante que trasciende lo individual y remite a lo colectivo, señalando las problemáticas políticas, sociales, económicas y culturales del entorno que nos rodea. Surge entonces ese contraplano ambiental que funciona como otro relevante protagonista del drama: arquitecturas impecables, espacios impolutos y decoraciones casi cinematográficas que se apropian de la circunstancia para revelarse como utopías de un mundo que soñó la armonía y el equilibrio perfecto, promesas de una estabilidad que ha sido depredada y sellada por el doloroso curso de imposibles que hacen vida en el arrebato de nuestra convulsa historia reciente.

En su delicada cadencia, Layers es una mirada atenta a las transformaciones sociales de los últimos tiempos, una curiosa metáfora donde tecnología, poder, mercancía y ficción reproducen los despuntes de esa otra sombra que inunda el funcionamiento de las estructuras éticas, políticas, estéticas y sociales de la contemporaneidad. En sus secuencias acudimos al advenimiento del yo como otro, desprendimiento de un sujeto que conlleva el empalme de múltiples aristas significantes donde cada momento, con sus cercanías y distancias, con sus escenografías y atuendos, con sus planos, sus disposiciones, sus poses y su luminosidad, son parte de un desplome donde se fijan las fuerzas relatoras que entrelazan las narrativas subterráneas de esta serie: un cruce agudo de planos y visiones, morfologías que se desvanecen, acciones atemporales que se vuelven gesto, color, movimiento suspenso.

En su profundidad de campo estas capas son también la manifestación y el efluvio de nosotros mismos, van desde la figura, pero más allá de ella, hacia los alientos recónditos de una visualidad descarriada que habla de su extravío a través de la perfecta y acabada negación de una imagen. Las perspectivas de lo visto y lo oculto han sido alteradas por el artista, poniendo en escena contenidos que socavan las formas tradicionales de la representación y que indagan, con penetrante osadía, sobre los entresijos identitarios que confronta el individuo en una sociedad dominada por la globalización mediática y la voraz cultura de lo visual.


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