REDADA DEL VELÓDROMO DE INVIERNO, 16 DE JULIO DE 1942

Por EDGAR CHERUBINI LECUNA

Esta semana se conmemora el 81 aniversario de la redada contra los judíos en París, conocida como La rafle du Vél’d’Hiv, un crimen de lesa humanidad cometido en Francia por los propios franceses durante la ocupación alemana. La indignante verdad es que no fueron soldados alemanes, sino civiles y policías franceses, asesorados por la Gestapo, los que se llevaron a los judíos detenidos al Velódromo de invierno. En las redadas en París y los suburbios de la capital ocurridas entre el 16 y 17 de julio de 1942, fueron apresados cerca de 14.000 judíos, entre ellos 4.000 niños, quienes fueron enviados desde allí al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde fueron asesinados en las cámaras de gas. Fueron los propios franceses los que delataron a sus vecinos judíos, para congraciarse con el régimen traidor del general Pétain, con la Gestapo y las tropas nazis que ocuparon Francia.

Un régimen colaboracionista

Luego de la firma del armisticio promovido y firmado el 22 de junio de 1940 por el general Pétain, el cual le daba puerta franca a la ocupación del Ejército nazi en suelo francés, la Asamblea Nacional reunida en el casino de Vichy le otorgó el control de todos los poderes del Estado. El régimen colaboracionista, imitando el guion nazi, comenzó de inmediato una campaña nacional que rendía culto a la personalidad del líder, desplegando su retrato en todos los lugares públicos y modificando los textos escolares para ensalzar su figura como refundador de la patria. Se dedicó un especial esfuerzo a la formación de la juventud en los «valores morales» del nuevo orden. De inmediato, se suspendieron las libertades civiles, se prohibieron los partidos políticos y los sindicatos.

En octubre de 1940 se promulgaron leyes de exclusión contra masones y judíos, expulsando a los franceses de ascendencia judía de la administración pública, de las universidades y se les prohibió el derecho de asociación. La persecución se extendió a socialistas, comunistas, periodistas, intelectuales, artistas y a cualquier manifestación de disidencia. Para darle poder y control a sus seguidores civiles, se constituyó el Servicio del Orden Legionario, organización paramilitar que se dedicó a colaborar expresamente con las fuerzas de ocupación nazi en labores de inteligencia social, vigilancia, secuestros de disidentes, asesinatos y represión, convirtiéndose en enero de 1943 en la Milicia Francesa, la cual contaba con 30.000 hombres armados, apoyados por la Gestapo y el Ejército nazi.

La orwelliana operación “Viento primaveral”

En el mes de julio de 1942, el régimen nazi planificó y organizó desde Alemania la operación «Viento Primaveral», una redada a gran escala contra los judíos en toda Europa. En Francia, el régimen del general Pétain, asesorado por oficiales alemanes, movilizó a 9.000 policías en París y en los suburbios de la capital, apoyados en las informaciones aportadas por los propios vecinos de cada barrio, allanando violentamente miles de hogares, sembrando el terror en la comunidad judía.

Las instrucciones del director de la policía municipal de París Émile Hennequin, del 12 de julio de 1942, fueron tajantes: 1. Los guardias e inspectores, después de haber verificado la identidad de los judíos a quienes tienen la misión de arrestar, no deben discutir los reclamos que puedan hacerles […] 2. Tampoco deben discutir el estado de salud. Cualquier judío que sea arrestado debe ser llevado al Centro Primario. 7. […] Las operaciones deben realizarse con la máxima celeridad, sin palabras inútiles y sin comentario alguno.

El 13 de julio de 1942, la circular n° 173-42 de la jefatura de policía ordenó la detención de 27.427 judíos extranjeros residentes en Francia. Finalmente, se retrasa debido a la fiesta nacional del 14 de julio, aunque esta no se celebraba en la zona ocupada ya que temían una reacción de la población civil. Por lo tanto, la operación tiene lugar dos días después, el 16.07. por la noche. En total fueron detenidos 13.152 judíos: 4.115 niños, 5.919 mujeres y 3.118 hombres. Después de su arresto, fueron trasladados al campo de Drancy y al Vélodrome d’Hiver, para un total de 8.160 personas: 4.115 niños, 2.916 mujeres y 1.129 hombres, que debían sobrevivir sin comida y con una sola fuente de agua, en un «calor asfixiante», “un olor terrible» y un ruido «infernal». Los que intentan huir son asesinados en el acto. Cientos de presos se suicidan. Los prisioneros adultos y niños mayores de 12 años fueron deportados a Auschwitz el 5 de agosto, los más pequeños a finales de agosto. Durante el régimen de Vichy, 70.000 franceses fueron encarcelados y sus «juristas del horror» dictaron 10.000 sentencias de muerte. El régimen fue cómplice en el genocidio cometido por los nazis, ya que 149.000 judíos fueron deportados desde Francia.

Los presidentes de la República Charles de Gaulle y François Mitterrand adoptaron públicamente la posición de que Francia y la República no debían confundirse con el régimen de Vichy. El 16 de julio de 1995, el presidente Jacques Chirac rompió con la posición de sus predecesores y reconoció la responsabilidad del «Estado francés» (y no de la República francesa abolida en la práctica por Pétain) en la redada y en el Holocausto, calificándolos de irreparable.

Con excepción de Jacques Chirac, han sido décadas de medias tintas de algunos presidentes y la de muchos políticos franceses, que no han asumido una posición digna ante ese horror vivido por los judíos en julio de 1942.  Solo nos queda decir dos palabras: ¡prohibido olvidar!


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