FRANCISCO BRAVO/ARCHIVO FAMILIAR

Por JOSÉ LUIS VENTURA

Se dice con frecuencia que en un ambiente informal es fácil saber quién asume la postura del filósofo. La persona con actitud filosófica se pregunta por el sentido en el que se usa tal o cual término. La indagación acerca del significado con el que se emplean los términos es fundamental para poder comunicarnos e intentar hablar de lo mismo. Con ello nos ahorramos gran parte de las confusiones en las exploraciones dialogadas. En realidad, el análisis conceptual es una parte fundamental del quehacer filosófico. Sobre esta cuestión esencial Francisco Bravo dedicó un libro titulado: Teoría platónica de la definición, publicada en 1985y reeditada en el 2002 por la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV. Se trata de un trabajo producto de una estancia académica en Oxford y que desarrollo en paralelo con la traducción que realizó del texto de J.L. Ackril sobre Aristóteles. .

El aporte fundamental de este libro es demostrar cómo la cuestión de la definición no es un  problema exclusivamente socrático, sino que Platón lo atiende a lo largo de toda su obra y bajo diferentes enfoques. En otras palabras,  la preocupación por la definición supondría diferentes estrategias metodológicas conforme al tipo de problema tratado. De ahí que Bravo piense y exponga una Teoría de la definición en la obra del ateniese. Se trata de un proceso evolutivo que abarca, desde las cuestiones inicialmente socráticas, con lo relativo al elenchoso refutación y la epagogé o formulación de un juicio general, hasta llegar a diferentes planteos propiamente platónicos, que van de la síntesis y la diaresis o reunión y división, hasta llegar al método del paradigma. Esta obra de Bravo examina a fondo y de manera rigurosa estas cuestiones. Solo quisiera recordad que definir no es simplemente encerrar en palabras el significado de un término, definir supone examinar premisas y someterlas a examen.

Quienes hemos sido alumnos de Bravo y continuamos con la enseñanza de la filosofía antigua, seguimos apoyándonos en sus textos y tratando la cuestión de la definición en Platón. A modo de ejemplo y como homenaje al maestro podríamos rememorar la importancia de un diálogo platónico como el Menón. En este diálogo se examina el concepto de areté o virtud. En principio se establece la prioridad metodológica de la pregunta filosófica acerca de la naturaleza de la virtud, es decir, qué es la virtud, sobre la pregunta sofística acerca de cómo se adquiere. La primera se refiere a ti estio qué es X. Una vez establecida dicha prioridad del qué sobre el cómo, se pasa a examinar dos hipótesis centrales acerca de la naturaleza de la areté. La primera de ellas supone identificar areté con episteme o conocimiento. Para ello elabora el siguiente razonamiento: 1) Si areté es episteme, entonces ha de ser enseñable. 2) Y si la virtud es enseñable, entonces ha de haber maestros y discípulos de virtud. Una vez establecidas estas premisas se pasa al examen de si hay o no maestros y discípulos de virtud. Por medio de una revisión observacional se verifica que no hay discípulos de virtud, así como tampoco maestros de ellas. Ante esta negación y por razonamiento causal, se pasa a negar la hipótesis inicial según la cual areté es episteme. El uso intuitivo de la regla lógica del Modus tollendo tollenses fundamental. Así, definir es también refutar (elenchos) como lo ha dicho Sócrates. Poniéndonos en el camino de saber  que no es X y obligándonos a seguir indagando.

La investigación filosófica del análisis conceptual del Menón, continúa con la hipótesis que identifica areté con alethes doxa u opinión verdadera. No la examinaré aquí, baste con afirmar que se procede de la misma manera, se buscan contraejemplos centrados en la observación empírica para refutar esta hipótesis. En cualquier caso, el análisis conceptual o definicional realizado por Platón parte de intuiciones, supone un proceso lógico de revisión de las premisas y se complementa con un estadio observacional. En otras palabras, el análisis conceptual no se da separado de la observación. Más aún, no se queda con la intuición sin más, la someta al rigor argumentativo.  De hecho, eso es lo que hizo E. Gettier, con su famoso artículo: ¿Es conocimiento la creencia verdadera justificada? Demostrando la inconsistencia de una idea como la de opinión verdaderadesarrollada por Platón. Sea como fuere, como afirman Knobe and Nichols en su texto sobre la Filosofía experimental, en este diálogo no se procede preguntando ¿cuál es tu concepción de conocimiento? o ¿qué es lo que entienden los atenienses por conocimiento?   Platón supone una naturaleza general y única a cada concepto y esa es la que examina y somete a revisión lógica.

Más allá de la trampa socrática de la refutación, las definiciones de forma y color elaboradas en el Menón nos muestran que si es posible definir y que éstas son definiciones paradigmáticas. Pero si eso es así desde la perspectiva del análisis conceptual es importante entender que en la filosofía platónica encontramos una multiplicidad de métodos de investigación, como bien ha señalado magistralmente Bravo. En cualquier caso, los diferentes métodos platónicos nos sirven para preguntarnos si el análisis conceptual es un método o se trata de varios métodos. Con Bravo sabemos que son muchos los métodos de definición y que éste es solo un modo de hacer filosofía. Es necesario seguir indagando.


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