Por LEONARDO AZPARREN GIMÉNEZ

Siempre me han parecido un tanto bizantinas las discusiones sobre las relaciones entre historia y ficción que, por lo general, responden a un juicio previo según el cual la ficción debe tener alguna correlación de veracidad con la historia.

No se considera en profundidad que el relato histórico se elabora a partir de hechos ocurridos y veraces, mientras la ficción pertenece al mundo de la imaginación, por naturaleza libre y hasta arbitraria.

Esta discusión ocurre con frecuencia cuando se trata de novelas “históricas”, no tanto cuando hablamos de teatro. Tanto es así que Patrice Pavis no habla de “teatro histórico” en su clásico Diccionario del teatro, en el que aborda asuntos sobre dramaturgia, estética y semiología.

Aristóteles lo aclaró de una vez por todas: el historiador se ocupa de lo que sucedió, mientras el poeta de lo que podría suceder; es decir, son dos discursos diferentes, uno pretende un relato veraz, el otro uno verosímil.

El análisis de una obra de ficción en la que se mencionan hechos y personajes del pasado no debería orientarse según la veracidad de la correlación entre la ficción y esos personajes y hechos. Lo importante es la lógica interna del relato ficcional, su coherencia para captar al lector/espectador, su verosimilitud.

Este preámbulo me sirve para los comentarios y pensamientos provocados por la lectura de La historia no contada, novela de Inés Muñoz Aguirre en la que, a partir de algunos hechos y personajes históricos venezolanos construyó un relato muy bien imaginado.

La novela toma por pretexto la huida a Oriente de los caraqueños por la amenaza inminente de José Tomás Boves en 1814. Una gesta antiheroica y deprimente para evitar una gran devastación humana. Es, más o menos, lo que dicen los relatos históricos.

Esa huida fue liderada por Simón Bolívar. Con estos hechos, la imaginación de Inés Muñoz Aguirre narra lo que, hablando en términos aristotélicos, podría haber sucedido durante la huida. Es decir, su novela, obra de su imaginación, hace uso de hechos históricos a su real saber y entender.

Una multitud, incluyendo familias con nombre y apellido, deambulan sin destino cierto por parajes inhóspitos y padecen cualquier malestar provocado por una naturaleza ruda y huraña. El relato de la autora es muy transparente, con un lenguaje claro y realista que permite al lector captar y comprender las implicaciones de esa huida al oriente venezolano en medio de diversas precariedades.

Pero no es una simple crónica de lo que podría haber sucedido en esa huida. Inés Muñoz Aguirre hace un gran aporte con la creación de dos excelentes personajes: el periodista Matías Almeida y el zambo Melcocha, quienes dan a la fábula su significado crítico, aliñado por el Sancho Panza que es Melcocha. Ambos son la mirada crítica del relato, por lo que la ficción de la novela ofrece dos dimensiones: las situaciones de la fábula y un distanciamiento desde dentro gracias a los dos personajes creados para, precisamente, distanciar la ficción respecto a la tendencia de veracidad de los hechos históricos que sirven de pretextos.

Lo que les ocurre a Matías y a Melcocha y sus opiniones son ficción porque ellos son productos de la ficción de la autora; también lo son las relaciones que establecen con los otros personajes, hayan o no existido.

Ahora bien, lo importante en el relato es el encuentro de quienes huyen con una naturaleza inhóspita y agresiva. Es uno de los atractivos del relato, porque ayuda a construir el campo dramático de la situación agónica de los personajes. La huida política para sobrevivir a la barbarie debe enfrentar las amenazas de una naturaleza fuerte y ruda: “El cambio del paisaje era una muestra de cómo la naturaleza se transformaba. La tierra amarilla se pegaba a los ojos de los caminantes, a la nariz, a cada poro de sus cuerpos. La sacudían y volvía a aparecer.”

Huir de la muerte e ir a una tierra deseada y no prometida: Clarines y su iglesia y Onoto. Es la perspectiva de Inés Muñoz Aguirre, comprometida con su actualidad al ofrecer a través de Matías y Melcocha una visión crítica que no descuida su actualidad y la de su lector. En fin, La historia no contada es relato a plenitud para encontrarnos con un drama demasiado venezolano que siempre necesitará ser tenido presente.

*La historia no contada. Inés Muñoz Aguirre. Editorial Lector Cómplice. Caracas, 2023.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!