Vida de periodismo

Federico Álvarez Olivares (Carora, estado Lara, 1932 – Caracas, 1997). Licenciado en Periodismo en la Universidad de Chile. Fue director de la Escuela de Comunicación Social (UCV, 1975-78) y también del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (UCV, 1986-1992). Recibió el Premio Nacional de Periodismo y la Orden Andrés Bello. Entre su obras destacan: El Periodismo Andrés Bello (1962); La información contemporánea (1978); La sociedad sin papel también leerá (1988); Treinta años de periodismo en democracia (1990). En lo que sigue daré cuenta de las tres doctrinas informativas de la comunicación social a partir del libro La información contemporánea de Federico Álvarez.  

1. Objetividad, veracidad o imparcialidad

La dimensión ética y deontológica del periodismo abreva de la doctrina de la objetividad  en  el entendido de que el periodista debe ser honesto, no debe inventar ni mentir. Al respecto, Federico Álvarez advierte: “entiéndase bien, veracidad no es renuncia al mundo objetivo, es simplemente demanda de honestidad. Se tiende a confundir la veracidad con la imparcialidad. Esta última supone declinar los puntos de vista propios, reducirse a la conducción de eunuco”. La información veraz se sintoniza con los acontecimientos, esto es, con lo que realmente sucede. Un principio ético es el de corroborar los hechos para no  incurrir en desinformación, propaganda y sensacionalismo. Hasta aquí estamos de acuerdo con la ética de la honestidad, pero veremos que la otra cara de objetividad periodística es insostenible desde los enfoques cualitativos.      

La llamada doctrina de la objetividad incorpora elementos del paradigma positivista de las ciencias sociales con la intención de aparentar una suerte de postura neutral con respecto a los hechos. En esta lógica, el reportero debe separar en dos palmas tanto la información como la opinión. Debe acopiar la realidad prescindiendo de su propia consciencia. Esto resulta imposible. Por ejemplo, la semántica y la psicología han demostrado que la objetividad es insostenible. “Sabemos que la misma palabra despierta en personas diferentes imágenes completamente distintas, como tantas veces se ha indicado en relación con las vivencias que despierta la palabra casa en un niño pobre o un niño rico”. Las personas perciben el mundo que les rodea desde los valores y antivalores que la sociedad misma les ha inculcado en su conciencia. Incluso, la independencia de criterios tiende a desdibujarse cuando es rebasada por los intereses mercantiles, políticos o ideológicos de las corporaciones mediáticas. 

2. Periodismo de interpretación

Federico Álvarez parte de la premisa de que los supuestos que sirven de base al periodismo de interpretación se oponen diametralmente a los que cimentaron el periodismo objetivo. “Cuando se admite la intervención de la subjetividad del periodista, no se está en modo alguno autorizando la introducción de la arbitrariedad y el capricho individualista en el ejercicio de la profesión. Suponer algo así implicaría convalidar un verdadero caos en el mundo de la información”. Interpretar significa estar consciente de que la subjetividad puede quebrantar la veracidad del relato periodístico. Fundamental, entonces, cotejar la información antes de difundirla. Tener en cuenta que el relato interpretativo se someterá al escrutinio de la audiencia de los medios y de Internet.

Interpretar supone también un método: uno, todo hecho contiene una historia, por lo tanto, hay que indagar su vinculación con el pasado mediato e inmediato. Dos, hay que pensar en las proyecciones que un acontecimiento puede tener en lo nacional y lo global. Tres, el periodismo de interpretación enfatiza en el porqué de los sucesos de interés público. Cuatro, los hechos deben interpretarse desde su contexto. Sacarlos de su entorno, omitir es falsear raya en la desinformación. Cinco, la misión del periodismo interpretativo “es reconstruir la imagen de la realidad, introducir coherencia en ese caos derivado de la multiplicidad de informaciones fragmentadas, mediante un tratamiento orgánico, integrado”. 

3. La información dirigida

La información dirigida tiene como finalidad exclusiva la de provocar un cambio de opinión y de comportamiento. “La meta es incidir en la opinión pública para inducir conductas, actitudes, respuestas concretas, sin que el mensaje revele sus propósitos”. Siendo así, la audiencia no se percata de que la información está siendo manipulada de acuerdo a las estrategias comerciales, políticas e ideológicas de los medios. El profesor Federico Álvarez menciona tres modalidades de desinformación: “la promoción de noticias, mediante el mecanismo de la información sonda o globo de ensayo; la omisión de informaciones, bien sea total o parcial; y la distorsión de informaciones, por medio de la minimización o magnificación que deforman el sentido exacto del mensaje”.

En conclusión, La información contemporánea de Federico Álvarez es un libro que nos habla de la importancia de la democracia comunicacional y de sus postulados esenciales: que la información sea veraz, que la interpretación se apoye en opiniones diversas y que sea un periodismo capaz de analizar el porqué de los hechos y el para qué se toman decisiones públicas. Ya se ha dicho que la objetividad periodística es insostenible a la luz de los modernos enfoques psicológicos y lingüísticos. “No existe una realidad objetiva independientemente de las condiciones de su observación”, diría Pierre Bourdieu. El periodismo interpretativo permite tener una visión profunda y extensa de la realidad actual. La deontología periodística y la honestidad deben anteponerse al sensacionalismo, el vedetismo y la propaganda. Con estas reflexiones, saque usted sus conclusiones sobre el pseudo-periodismo que se practica en los medios masivos del gobierno dictatorial venezolano desde hace dieciocho años.


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