MANUEL HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, DIARIO DE AVISOS

Por NELSON RIVERA

—Sostiene usted que Canarias tuvo un papel como intermediario en los procesos de Conquista y Colonización. 

—Al haberse conquistado y colonizado Canarias de forma paralela al continente americano y por su posición geoestratégica entre tres continentes y por ser ruta obligada por los vientos alisios, todos esos factores inciden en ese papel primero por ser paso obligado de la ruta de Indias y por contar con comercio directo al margen del monopolio, por haber sido lugar de ensayo de plantas y animales, algunos de ellos autóctonos, que fueron trasladados al Nuevo Mundo desde las islas, por contar con población con conocimientos de un medio nuevo por convivir y nacer de aborígenes neolíticos, lo que ha venido en llamarse baquianos. Todo ello la configuran como un laboratorio experimental de lo que se estaba desarrollando en América.

—Anota numerosos episodios de la Conquista y Colonización, en los que la participación de canarios fue decisiva: ¿por qué no han sido debidamente destacados? 

—El papel de la emigración canaria, como ocurre con el comercio, ha sido minusvalorado. Incluso en un Diccionario como el de Historia de Venezuela de la Fundación Polar se oculta que Canarias tuvo siempre comercio con Venezuela, antes, durante y después de la Guipuzcoana. Pienso que se debe a una lectura mimética desde Sevilla con el simplismo del monopolio mercantil. Al no figurar los canarios en el catálogo de pasajeros de Indias simple y llanamente porque se embarcaban sin control de la Casa de Contratación desde las Islas, se siguen repitiendo los porcentajes regionales que aparecen en ese catálogo como un todo. Además, al ser una emigración familiar, con una elevada participación de mujeres y niños, fundadora de pueblos y agrícola, su carácter de ruptura frontal del modelo tópico hace que se prescinda de ella porque quiebra ese modelo. Al tener que investigarse en fuentes distintas al catálogo de pasajeros, ha persistido en muchos investigadores “ese olvido”.

—Recuerda que hay varios antepasados de Simón Bolívar que eran canarios. ¿Qué parentesco tenían con Bolívar?

—Bolívar era un criollo de larga ascendencia en Venezuela. El forjador del linaje, que curiosamente estuvo en Canarias antes de ir a Santo Domingo y Venezuela, es de fines del siglo XVI. Las ramas canarias vienen, como ocurre con muchos venezolanos de ascendientes no recientes, por la vía femenina. Los tatarabuelos de Bolívar eran de Gran Canaria y Tenerife, algunos de ascendencia italiana u holandesa como los Ponte, Ascanio y Blanco, española como Herrera y guanche tanto de Gran Canaria como de Tenerife. El tatarabuelo Ponte materno que arribó a Caracas y llegó a ser regidor era hijo de un vástago del genovés Cristóbal de Ponte y de una guanche de Garachico.

—¿Podría hablarnos de los intercambios económicos entre Canarias y Venezuela durante la Conquista y la Colonia? 

—Canarias tuvo desde el siglo XVI comercio directo con Maracaibo, La Guaira y Cumaná. Desde Canarias se exportaban productos foráneos de contrabando, vinos, aguardientes de uva, medias de seda, molinos de gofio de mano, higos, cebollas, quesos, cerámica y hasta piedra volcánica para destilar el agua. A las Islas se exportaba cacao, que incluso era reexportado a Cádiz, tabaco de Barinas y de Aragua, añil, café y plata. Antes de 1728 la única comunicación directa que tenía Venezuela con España era desde Canarias. Por eso la Corona decidió crear la Guipuzcoana con privilegios, dado que el grueso del tráfico era con México y con Curaçao. El comercio con Canarias siguió, incluso se reguló de forma definitiva hasta la abolición de la Guipuzcoana con el reglamento de 1718. Después lo hizo por el libre comercio. De hecho, gracias a la Guipuzcoana y a su escasa eficacia, el tráfico canario vivió una época dorada hasta la abolición de ese monopolio en 1789, mientras que el de La Habana estaba en crisis desde 1765.

—Relata, en toda su complejidad, la llegada de pobladores canarios a distintas zonas de Venezuela. ¿Se trataba principalmente de agricultores? ¿Había familias dedicadas a otros oficios? ¿Qué les ofrecía el territorio venezolano?  

—La mayoría eran agricultores y ganaderos, pero los hubo en todos los sectores sociales. La inmensa mayoría de los mercaderes y pulperos eran canarios, en torno al 40% de los comerciantes, una parte significativa de los hacendados con dos títulos de Castilla nacidos en Canarias, el Marqués del Toro y el de Buen Suceso. Numerosos fueron los clérigos tanto seculares como regulares, todos emigrados clandestinamente. En vísperas de la rebelión de León la mayoría de los canónigos de Caracas eran de ese origen. En la artesanía los fundidores y los retablistas en su mayoría eran canarios. Se llegó a hablar de una escuela canaria, como señaló en ambos aspectos Carlos F. Duarte. También hubo orfebres y zapateros, pero destacaron también como acequieros. Hubo un 10% de negros y mulatos libres y esclavos. Su conocimiento de las técnicas del regadío, los llevó a desarrollarlo en Venezuela. Venezuela les ofrecía posibilidades de futuro que no tenían en su tierra natal. En el peor de los casos tenían garantizada su subsistencia como arrendadores. La tierra y el comercio les permitió garantizarse un horizonte digno, aunque el monopolio de la Guipuzcoana obstaculizó sus negocios con los holandeses, lo que condujo a las rebeliones de San Felipe Yaracuy de 1741 y Juan Francisco de León de 1749. La diversificación de la agricultura en el último tercio del siglo XVIII reactivó la migración familiar en vísperas de la independencia, que se pudo apreciar en el crecimiento de los valles de Aragua y el oriente de Venezuela, con sus motores en el tabaco, el añil y el café. La Victoria, Turmero, Santa Cruz de Aragua y Maracay tuvieron un número muy significativo de emigrantes canarios. Su intensidad era tal que en el libro de matrimonios de todas las razas de Turmero eran el grupo mayoritario.

—Señala que, en el tránsito de los siglos XVII al XVIII, la emigración isleña a Venezuela era masiva. ¿Cómo se vivía ese fenómeno en Canarias? ¿Migrar era un deseo extendido en las islas? 

—Después de un siglo y medio de crecimiento económico y demográfico, la emancipación de Portugal originó una grave crisis, agravada por las guerras con Inglaterra y la política de esta favorable a los lusitanos, que hizo que en 1730 prácticamente desapareciera la exportación de malvasía a Gran Bretaña, una de las bases de la expansión canaria del XVII. Hasta el obispo García Ximénez llevó a hablar en 1678 de saturación demográfica. La crisis hacía estragos entre la población y las élites disminuyeron sus inversiones. La necesidad de emigrar se sintió como la única vía de supervivencia. Masiva fue en las áreas que vivían de la exportación de vinos blancos, que se vaciaron casi por completo, en especial en Tenerife, la isla más poblada. Los de mayores conexiones y cadenas migratorias marcharon a Cuba, la región central de Venezuela y Maracaibo, los de menos fueron en los barcos para poblar Santo Domingo, Puerto Rico y el oriente de Venezuela.

—¿Se organizaron los canarios en Venezuela? ¿Tenían representación o constituían alguna fuerza de orden político antes de la Independencia?

Los canarios controlaban la mayor parte de los ayuntamientos de San Felipe Yaracuy, San Carlos Cojedes o Calabozo como regidores. Defendieron en ellos sus intereses y puntos de vista y se unieron, incluso los religiosos para defenderse frente al nombramiento de funcionarios vascos al servicio del monopolio. Las cofradías y las ermitas de la Candelaria fueron también uno de sus señas de identidad. Jugaron un papel esencial para unificarlos y agruparse. En Caracas, tanto en el casco como en La Vega, Petare o los Altos, en Coro, en San Felipe Yaracuy, en Valencia, en numerosos lugares de la geografía venezolana se desarrollaron y contribuyeron a definir su agrupación social y religiosa. Incluso en las milicias, tan esenciales en una Venezuela que no hubo batallones profesionales hasta la derrota de la rebelión de 1749, las milicias de isleños eran también una muestra de su influencia y papel en la sociedad.

—¿Se percibía a “los canarios” como una entidad distinta de “los españoles” en los primeros tiempos de la Guerra de Independencia? ¿Fueron afectados de forma particular por el Decreto de Guerra a Muerte? 

—El término isleño o canario especifica en Venezuela una identidad diferente a la peninsular, de un territorio africano colonizado por Castilla. Los canarios siempre fueron caracterizados como criollos, como dejó claro Bolívar en el congreso de Panamá al mismo nivel de los cubanos o puertorriqueños. Él mismo en su decreto de guerra a muerte lo deja claro. La documentación al respecto es inmensa. Los canarios de clase baja, como ocurrió también con los venezolanos, apoyaron la contrarrevolución. Los de clase alta fueron en su mayoría independentistas. El mismo Regente, el dominicano Heredia, los caracterizó con crueldad como sinónimo de la barbarie, la ignorancia y la rusticidad. Durante la guerra a muerte muchos fueron fusilados no solo en La Guaira sino en los pueblos.

—En 1831 el gobierno venezolano promovió la inmigración específica de canarios. ¿Qué razones motivaron esa decisión? 

—Los tres primeros presidentes de la República de Venezuela (Páez, Vargas y Soublette) eran de ascendencia canaria. También lo eran los Monagas, Ezequiel Zamora o Guzmán Blanco. En la guerra de independencia se perdió un tercio de la población venezolana y la economía quedó destrozada. De enemigos capitales de la independencia, como los definió un descendiente de canarios Fermín Toro, pasaron a integrarse paulatinamente entre los independentistas, cuando el ejército profesional de Morillo los vejó y consideró de segunda clase. Operó en ellos el mismo cambio que se dio entre los llaneros, lo que explica el cambio de la valoración de los isleños en los años 20. Uno de ellos, el realista grancanario Cerdeña, llegaría a ser general en la conquista del Perú. Ante una esclavitud en decadencia, Páez pensó que era fundamental la emigración canaria para revitalizar la agricultura porque los canarios habían jugado un papel esencial en su auge y como tal eran valorados. Aunque estaba prohibido por España hasta 1853, la emigración canaria jugó un papel esencial en la reactivación de la economía venezolana y contribuyó a desarrollar la economía cafetalera que fue el renglón esencial hasta su crisis en 1893. Fue una emigración nuevamente de familias que eran contratadas por comerciantes y subastadas entre hacendados, lo que originó tensiones y explica una parte de los conflictos de la guerra federal. Pero después de ella los canarios emigraron todavía con mayor intensidad, incluso cuando la crisis hizo estragos en Venezuela en los 90 para huir de la Guerra de Cuba.

—¿Cómo impactó la Guerra Civil y el ascenso de Franco al poder en el flujo migratorio? 

—La economía canaria estaba fundamentada en el puerto franco hasta 1936. Con Franco y hasta 1973 la autarquía era el signo económico, lo que fue muy negativo para las Islas en especial antes de 1960. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el régimen estaba aislado y era prácticamente imposible emigrar de forma legal. En 1948 había un gobierno democrático en Venezuela. Los canarios decidieron aprovechar los vientos alisios para emigrar clandestinamente en barcos de pesca. Los primeros fueron bien recibidos, lo que explicó que se multiplicase su transporte. Pero en noviembre de ese año se instaura la dictadura de Pérez Jiménez que los considera comunistas y los encierra en la isla de Orchila y algunos a una en la desembocadura del Orinoco donde 8 mueren por las penosas condiciones sanitarias. Pero la avalancha siguió, por lo que Pérez Jiménez, interesado en la migración europea, negoció con Franco su legalización, abriendo paso a la emigración masiva mayoritariamente de varones de los años 50, a la que siguió en los 60 la de reconstrucción familiar con un 70% de mujeres y niños. La emigración prosiguió hasta principios de los 80 por las consecuencias en Canarias de la crisis de 1973.

—¿En qué momentos, a lo largo de los siglos, los canarios han emprendido movimientos de regreso a su tierra de forma masiva?

—La emigración canaria de la época colonial y la del siglo XIX fue una emigración sin retorno. Los canarios iban para quedarse para siempre. El retorno como tal es del siglo XX. En los sesenta retornaron algunos por la mejoría de la economía isleña y unos pocos con remesas para invertir en su desarrollo agrícola y en el sector servicios. El retorno masivo comenzó después del impacto del caracazo en 1989, por aquel entonces por el miedo a la falta de seguridad especialmente.

—Háblenos del retorno de los canarios a sus islas, en las últimas décadas. ¿Cuál es la magnitud de ese retorno? ¿Sigue siendo significativa la presencia de canarios —de segunda o tercera generación— en Venezuela? 

—La magnitud del retorno es considerable, especialmente en la última década del siglo XX y en el siglo XXI. La grave crisis en todos los órdenes en la época de la llamada revolución bolivariana, sobre todo en el gobierno de Maduro condujo a una migración masiva a Canarias no solo de canarios e hijos de canarios sino de venezolanos de otras ascendencias como gallegas, portuguesas o italianos o también de criollos sin vínculos recientes. La expansión del turismo desde esas fechas fue el factor decisivo junto con un medio parecido al venezolano. Pese a ello, sigue habiendo canarios en Venezuela, al igual que sus hijos y sus descendientes, bien por miedo a perder sus bienes con su marcha o por otras razones, con lo que la colonia canaria sigue siendo numerosa, como lo demuestran los números centros isleños esparcidos por toda la geografía del País del Orinoco. Muchos de los canarios son hoy de edad avanzada por haber emigrado en los sesenta o setenta.


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